LO ALENTADOR DE LOS ESCÁNDALO
Los escándalos
por corrupción política no son sólo desalentadores. También son alentadores.
Creo importante decirlo precisamente hoy, cuando los trágicos datos del paro
(el más alto de la historia: casi seis millones de personas), los aún más
trágicos datos del paro juvenil (el 55%) y los lamentables datos de Andalucía
(furgón de cola, como siempre, superando en 10 puntos la tasa nacional) chocan
aún con mayor estrépito con los escándalos que salpican al PP, al PSOE o a CiU.
¿Cómo es
posible que los escándalos por corrupción política no sólo desalienten, sino
también alienten; no sólo generen desconfianza en la democracia, sino que
también la refuercen? Porque el escándalo estalla cuando la corrupción se
denuncia, se hace pública y la Justicia actúa contra ella. Lo que debería
preocuparnos son los no escándalos, es decir, la corrupción sorda que queda
impune.