EL CAMINO HACIA LA SALUD. SALVADOR PALMA DANIEL


VEGETARIANISMO, EL CAMINO HACIA LA SALUD
Tal vez por no haber recibido una información veraz se puede suponer que el vegetarianismo es algo estrambótico: una manera rara de alimentarse.

El vegetariano no tiene nada de extravagante al tomar el sendero que conduce al régimen de una alimentación sana, equilibrada e idónea para mantener la salud en estado óptimo.

El vegetariano vive amando intensamente a la naturaleza. Porque creen buenos sus ideales (como lo creyeron Leibniz, santo Tomás, Platón, Franklin, Edison, san Agustín, Newton y muchos más) y, de hecho, así lo son por demostraciones prácticas a través del tiempo.

El vegetariano siempre está dispuesto a prestar ayuda a las personas que, por desconocimiento indudablemente y sólo por imitación, siguen un mal sistema de ingesta sobrecargando su organismo, haciéndole trabajar de un modo anormal y teniendo siempre las puertas abiertas a lo que damos por conocer como enfermedades. El vegetariano trata de respirar aire puro, trata de ejercitar su cuerpo, recibe el sol y el agua como elementos benefactores y pisa la amada tierra tomando los maravillosos efluvios de la madre Naturaleza. El naturismo, por supuesto, divulga las reglas prácticas, en todos los sentidos, de la higiene para vivir sanos.

El vegetariano no come carne. Toda carne de cualquier animal que se sacrifique contiene una cantidad de elementos perjudiciales como secreciones internas, jugo gástrico, mucosidades, saliva, etc. Elementos de materias nutritivas que, en vía de su proceso, están fijados en el cuerpo animal. Sustancias usadas, material de desecho tales como la orina, flema, sudor, etc. Comiendo carne, sin duda alguna, penetran en el cuerpo esos elementos o materiales usados, residuos de la depuración orgánica o sustancias que estaban en vía de expulsión.

El vegetariano no ingiere bebidas alcohólicas, porque el alcohol bebido en vino, coñac, anís, güisqui, etc., genera el alcoholismo, con sus secuelas que todos conocemos.El vegetariano no toma té ni café porque consideran que sus principios activos, alcaloides de ningún beneficio para la salud, provocan insomnio, desequilibran los nervios y maltratan al cerebro.

Tampoco fuma el vegetariano. El tabaco, ya se sabe, contiene nicotina, tan fuerte como la morfina o la estricnina. No hay que olvidar que cada cigarrillo consumido aumenta la posibilidad de contraer cáncer, bronquitis o alguna enfermedad cardíaca entre otras. Su humo enrarece el ambiente, tanto que los mismos malos efectos tiene el tabaco para quien lo fuma que para quien está cerca: la salud del fumador y la del que no lo es, en este caso, están en peligro. En todos los fumadores hay un grado de antracosis en su tejido pulmonar; cuando una persona traga carbón, humo del tabaco al producirse la combustión, el cuerpo no se libera de él, permaneciendo siempre en sus pulmones. La antracosis es precisamente eso: la acumulación de partículas de carbón en el pulmón.

De modo elemental y muy someramente, todo lo que antecede son los principios del ideal vegetariano naturista como una actitud positiva. La tan recomendada dieta mediterránea está basada principalmente en el consumo de frutas, hortalizas, cereales, aceite de oliva, legumbres y frutos secos, lo cual avala el acertado método de alimentación vegetariana. Es hora de documentarse a través de distintos medios: internet, libros de autorizados autores y algunos amigos vegetarianos. También es interesante acudir a restaurantes vegetarianos y comprobar la excelencia de sus platos.Y ya, con todo esto, no queda otro remedio que transformar nuestro modo de comer para poseer un cuerpo sano y feliz.

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