LOS ELEMENTOS QUE FORJARON LA IMAGEN DEL INDIO EN LA HISTORIA NORTEAMERICA Y LA JUSTIFICACIÓN DE SU EXTERMINIO.
Tres son los elementos que han hecho forjar la imagen del indio que tanto la historia como el cine nos han mostrado: La base racista de los colonos, la “teoría de la conspiración” y los relatos de cautivos.
Varios autores han escrito y han analizado los orígenes del racismo en las relaciones entre indios y blancos en la Historia Norteamericana: De estos autores, tenemos en primer lugar a Roy Harvey Pearce, que en su estudio: “The savages of America, (los salvajes de América)”, reconocía la complejidad de estas relaciones; cuando afirmó que los indios eran un símbolo de lo que el colono blanco no podía permitirse llegar a ser. Así, el guerrero indio era considerado una especie de superviviente, una reliquia del pasado salvaje que el hombre civilizado había dejado atrás hacía largo tiempo. Por lo tanto, destruir al indio era destruir el salvajismo; al mismo tiempo que controlar a los indios era impedir que se arruinara la cultura blanca. Otra obra de relevancia sobre este tema; es la de Winthrop Jordan, donde en “White over Black American attitudes toward the Negro 1550-1812 (Blanco sobre Negro, actitudes americanas hacia el Negro 1550-1812)”; ha explicado que las actitudes blancas hacia el negro existían tanto a nivel consciente como al inconsciente y que cuando comenzó un ciclo de desprecio en la servidumbre y de prejuicio mental, ese prejuicio se tornó automático y autofortaleciente. De este modo Jordan llegar a afirmar que en sus orígenes el prejuicio contra el indio estaba basado en actitudes en cierto modo similares. Así se llegó a la conclusión de que “los indios eran más semejantes a los negros que a los ingleses”. En otras palabras, en los comienzos de la historia americana los blancos formaron grotescos estereotipos de los negros y los indios.
Pero, entonces queda una pregunta en el aire ¿Cuáles fueron las razones para semejante prejuicio racial? Para hallar la respuesta es preciso recurrir a Peter Loewenberg, historiador de reconocimiento en cuanto a la aplicación de técnicas de investigación psicoanalítica en la Historia. Así Loewenberg dice que los hombres de todas las razas y tiempos han mantenido en la inconsciencia deseos que resultaban inadmisibles a la propia conciencia. Tales deseos a veces homicidas o incestuosos son a menudo proyectados en otros porque sólo se puede negar aquello que está fuera de la propia persona. En otras palabras, esa proyección consistía en ver en otros lo que negaríamos en nosotros mismos. Así, cuando proyectamos deseos malignos o sórdidos en otros y los percibimos, somos capaces de criticarlos e incluso de actuar contra tales personas.
En este sentido; se ha constatado a través de la historia americana que los blancos a menudo obligados a vivir sujetos a determinados códigos de conducta han conocido el problema de reprimir deseos prohibidos, tratando de adaptarse a los valores de su propia sociedad. De esta forma, en su perspectiva los negros han personificado la pereza y la sexualidad; mientras que los indios americanos se convirtieron a ojos de los blancos en estereotipos de la lascivia, la pereza, la suciedad, la violencia y la traición.
Esta explicación convincente de las bases psicológicas del racismo; han hecho del indio una de sus primeras víctimas históricas. Fue descrito a menudo como un perezoso y peligroso salvaje hostil a la influencia de la civilización. Al mismo tiempo se convirtió en objeto de odio y de temor. En la frontera americana se tendía a asociar al indio con el salvajismo de una violencia sin control. El odio al indio se remontaba a las primeras y violentas guerras del siglo XVII[1].
Por otro lado, el escritor del siglo XIX, Henry David Thoreau afirmó que el hombre blanco no había entendido al indio y según él: “nuestras historias se hallan penetradas de prejuicios y de incomprensiones”. Esto nos dice que la historiografía americana sobre el tema del indio había adquirido todas las manifestaciones negativas sobre los indios, acallando la denuncia de una cultura y unas gentes que veían con resignación su propio exterminio. Siguiendo con Thoreau, en un fragmento de un artículo suyo, sigue mostrando que fueron los historiadores norteamericanos los verdaderos transmisores de la imagen del indio que todos querían oír, ver y leer, así dice a este respecto Thoreau: “Al escribir sus historias de este país se han desembarazado de ese desecho de la humanidad (los indios)…que ensuciaban y contaminaban la costa y el interior…sucede con frecuencia que el historiador, aunque se considere más humano que el trampero, el hombre de las montañas o el buscador de oro; quienes disparan contra el indio como si se tratara de una bestia salvaje, muestra real y prácticamente con la pluma en vez del fusil; una inhumanidad semejante…”.
Otro aspecto que se ha tratado en la historiografía norteamericana sobre la visión del indio y que llevó a justificar su exterminio es la que muchos conocen como la “teoría de la conspiración”. La historia americana está jalonada de esta “supuesta teoría” desde sus comienzos. Así, en la colonia de Virginia aunque algunos colonizadores admiraron a los indios, hubo otros que consideraron al indio como algo menos que un ser humano y algo semejante a un demonio (esta idea procede del simbolismo puritano). Como ya se ha señalado, las actitudes de los colonizadores tienen una base psicológica. Cuando los primitivos virginianos observaban la imagen de un indio hostil, tendía a olvidarse de los indios generosos y amigos que tanto habían hecho en favor de los primeros colonos. Por otro lado, el estereotipo de los indios de Virginia como salvajes traicioneros permitía a los colonos justificar la apropiación de sus tierras y su exterminio. Así, tras las guerras indias de 1622 y 1644; los virginianos hallaban cada vez menos motivos de admiración por los indios, y muchos comenzaron a pintarlos como seres brutales, salvajes, perezosos y sanguinarios. El historiador Wilcomb Washburn reconoce el temor casi atávico a la traición india en fecha tan remota como en 1607, cuando en la colonia de Jamestown, Christopher Newport reconoció la afabilidad de los indios pero comentó que eran “por naturaleza inclinados a la traición”. Tiempo más tarde, en 1898 el historiador Alexander Brown escribió que los indios amistosos eran “probablemente presagio de futuros males para la colonia”, vemos como ya desaparecida la población nativa norteamericana, aún los historiadores creían a pies justillas los testimonios e ideas que legaron los acontecimientos del pasado.
Esta teoría de la conspiración se construyó a parte de por la imagen que se le dio al indio de salvaje, cruel, brutal…por el sistema indio de guerrear, que a menudo se basaba en la emboscada, un camuflado ataque por sorpresa o un inesperado asalto.[2]
Así, esta teoría conspiratoria de los indios, creada claro está por los propios blancos, disfrazaba la excusa perfecta para emprender ataques con los que una vez exterminados los indios, proceder a la expropiación de sus tierras. De esta forma, la teoría de la “conspiración” empleada en las guerras del siglo XVII (guerra pequot y guerra del rey Felipe), se reflejó y proyectó en posteriores guerras contra los indios, y sobrevivió como ya hemos apuntado en párrafos anteriores hasta la historiografía moderna. Así pues, en el siglo XVIII, tenemos algunos ejemplos de la puesta en práctica de esta pretendida “conspiración”:
- Guerra contra los Tuscaroras (1711-1712) que tuvo como consecuencia el casi total aniquilamiento de estos indios. A este respecto, existe un diario de William Byrd, que proporciona su propia explicación de la resistencia india del 1711: “Fuimos a la capital donde supimos que los indios estaban preparando una conspiración contra los ingleses. De tal conspiración se tuvo noticia por lo que dijo a un negro un indio Nottoway”.[3]
- Guerra contra los yamasíes (1713-1728) en la que los blancos de Carolina exterminaron casi por completo a esta tribu costera, que se alió con los españoles; y que habían organizado una “conspiración”.[4]
- Guerra de Pontiac o también conocida en la historiografía como la “conspiración de Pontiac”. Este acontecimiento fue muy narrado e incluso llevado al cine (a través de la película titulada Los Inconquistables); destaca el relato que el historiador Francis Parkman hizo sobre esta guerra india de 1763, y que se titulaba: “the Conspiracy of Pontiac”; si bien otro historiador H. Peckham llegó a rechazar tal término de conspiración. Siguiendo con Parkman, para él no existen indios salvajes capaces de aspirar a la autodeterminación (que es lo que actualmente se considera sobre lo que quiso reivindicar Pontiac con su resistencia) puesto que como él mismo afirmaba: “todos los salvajes, cualquiera que sea su país, su color o su linaje, se sienten inclinados a la perfidia y al engaño”. Y lo que es más, Parkman retrató al gran jefe Ottawa como un salvaje típico, como alguien que por su herencia racial, era naturalmente traicionero porque “las traiciones parecían justas y honrosas a su mente salvaje”.[5]
Vemos pues, como la resistencia india ante su explotación por los traficantes, la reducción y pérdida de sus tierras y los fracasos en busca de soluciones pacíficas (que fue por lo que lucharon todos los indios desde Pontiac hasta las tribus del Lejano Oeste) se enmascaró bajo la explicación de la teoría “conspiratoria” para aniquilar al hombre blanco. Lo curioso de esta “teoría”, es que en todos los relatos donde se ha tratado, la conspiración es finalmente descubierta para que los blancos puedan actuar antes y acabar con ella, y de paso exterminar a unos seres indeseables para todos[6].
RELATOS DE CAUTIVOS POR INDIOS.
El autor de la obra “Held Captive by Indians: Selected Narratives 1642-1836” recoge una serie de 18 relatos sobre gentes que fueron cautivadas por indios. La importancia de estos relatos estriba en que sirvieron como instrumentos propagadores de la crueldad india y de sus más aberrantes torturas.
Los primeros relatos proceden del ambiente colonial puritano, cuya tipología religiosa les llevó a pensar que Dios les había elegido como pueblo para “conquistar y poblar la Tierra Prometida”, esta concepción se asoció con el Nuevo Mundo. Siendo una de las principales bases del llamado “Destino Manifiesto” que ha influido en todos los ámbitos del pueblo norteamericano desde la época colonial hasta nuestros días, y que por supuesto impregnará la historiografía de la expansión de los EE.UU. por el Oeste. Pero siguiendo con los puritanos, éstos creían que Dios los ponía a prueba para ganar así un lugar en ese mundo salvaje. Así desde la concepción religiosa, los primeros colonos consideraron a los nativos norteamericanos como gentes que estaban bajo la dirección de Satán y por ello eran enemigos de Dios, así pues los puritanos extendieron y tomaron la concepción de los indios como demonios. Siendo así que si los salvajes eran directamente los instrumentos de Satán e indirectamente también de Dios, entonces los tormentos de la cautividad india podían ser, y fueron vistos, como un castigo o un modo de dar instrucciones a sus creyentes. Con lo cual tenemos la primera adjudicación de la imagen del indio por los primeros colonos llegados a la costa Este de Norteamérica desde una perspectiva religiosa:
- Indios como instrumentos de Satán o demonios.
- Sufrir la cautividad de éstos y sobrevivir es una forma de redención o instrucción con Dios.
Si bien, parece ser que el sentido religioso que se les dio a los indios como medios para la redención con Dios se fue desvaneciendo a medida que transcurría la vida y desarrollo de las colonias angloamericanas, sobreviviendo más el de seres demoníacos y crueles torturadores. A los que si se perseguía o mataba era un acto de justicia por su condición demoníaca. Ejemplos de relatos de este tipo los tenemos en:
“Captivity of Father Isaac Jogues, of the Society of Jesus, Among the Mohawks (1642)”. Donde se describe su experiencia como cautivo y las horrendas prácticas del canibalismo y arrancar las cabelleras, o el relato de “Being a Narrative of the Captivity and Restauration of Mrs. Mary Rowlandson (1676)”; donde los indios fueron descritos como instrumentos del diablo.
Por otro lado, los relatos de cautividad de principios y mediados del siglo XVIII, llegaron a ser menos vehículos para las expresiones religiosas y más para crear el odio a los indios y sus aliados franceses. Así la crueldad de franceses e indios queda ejemplificada en la vida y vicisitudes de Peter Willianson: “Adventures and Sufferings of Peter Willianson (1757)”, o el relato de Robert Eastburn: “Deliverances of Robert Eastburn, During his late captivity Among the Indians (1756)”.
También una de las quejas que mencionan los revolucionarios americanos en la Declaración de Independencia, es el del uso británico de “traer sobre los habitantes de nuestra frontera a los despiados indios salvajes…De quienes se conoce el papel en la guerra como una mediocre destrucción de todas las edades, sexos y condiciones…”[7] Así, la narración de la cautividad por los indios, pasada la guerra de Independencia, sirvió para alimentar la propaganda anti-india, por sus horrores y crueldades.
Más tarde, entre el siglo XIX y parte del XX, surgieron publicaciones de recopilación de relatos de cautivos por indios, que alimentaron aún más la visión despiadada e incivilizada de los indios; no obstante algunos de estos relatos eran de índole ficticia, donde se exageraba los hechos dramáticos narrados, para crear una conciencia psicológica de rechazo y odio hacia el nativo norteamericano. Otro dato curioso de la proliferación de estas obras es que muchas se publicaron en tiempos de conflictos entre indios y blancos, y que llevó a la población blanca a apoyar la justificación del exterminio del indio y la conquista de sus tierras.
Finalmente decir, que muchos de estos relatos fueron adornados con dibujos e imágenes de las atrocidades que cometieron los indios sobre sus cautivos.
En conclusión, hemos visto cuales han sido los elementos que construyeron la imagen del indio; y que dieron lugar a la “justificación” para que los blancos llevaran a cabo su exterminio y aniquilación. Así entre los elementos citados tenemos: la base racial y de superioridad blanca en la mentalidad del colono; los relatos de cautivos; y la teoría de la “conspiración”. Elementos que influyeron en la historiografía Norteamericana en cuanto a la realización de obras sobre su historia, y concretamente sobre la relación entre indios y blancos.
Realizado por: David Cuevas Góngora
[1] Jacobs, Wilbur R.; El expolio del indio americano: indios y blancos en la frontera colonial, Alianza Editorial, Madrid, 1973.
[2] Jacobs, Wilbur R., El expolio del indio americano: indios y blancos en la frontera colonial, Alianza Editorial, Madrid ,1973
[3] El expolio del indio norteamericano, Madrid 1973.
[4] El expolio del indio norteamericano, Madrid, 1973.
[5] Idem, Madrid, 1973.
[6] La teoria de la conspiración ha salpicado multitud de acontecimientos tratados por la historiografía, Desde la matanza de Cholula por Cortés, por que se creía que había una conspiración para acabar con los españoles, la expulsión de los moriscos, la de los judíos en España o el miedo a los negros a que conspirasen.
[7] VanDerBeets, Richard, “Held captive by indians: selected narratives, 1642-1836”, The University of Tennesse Press, 1973.
Muy buen artículo David, sobre un tema poco o nada conocido en estos lares.
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