Nos hemos inmunizado a la verdad
A raíz de la visita del papa de los católicos a la España aconfesional, me surgió la idea de escribir sobre nuestra actitud, que no sé si es ignorante, hipócrita o ambas cosas a la vez. Pongo, de camino al trabajo (si se me permite, siendo funcionaria, llamarlo trabajo), la radio, donde va a empezar un debate sobre la visita antes mencionada y escucho un anuncio publicitario:
Hombre: “!cariño, ya estoy en casa!”
Mujer: “Termino ésto y comemos”
Hombre: “uhhh…este vino es exquisito”
Mujer: “ si, si no fuese por el vino x te quedarías a comer en la oficina”
Si nos parásemos a hacer un análisis de los tópicos que defiende esta publicidad, en pleno siglo XXI, era, entre otras cosas, de la igualdad de Género, NOS LLEVARÍAMOS LAS MANOS A LA CABEZA. Pero, empieza el debate y unos de los contertulios, con presunción de abierto y progre, hace una crítica sobre una frase del Papa: “La mujer se tiene que realizar en el hogar y en el trabajo”. Dicho contertulio se pregunta: “¿El hombre no se realiza fregando platos?”. ¡Qué bien quedamos criticando lo de fuera!
A raíz de la visita del papa de los católicos a la España aconfesional, me surgió la idea de escribir sobre nuestra actitud, que no sé si es ignorante, hipócrita o ambas cosas a la vez. Pongo, de camino al trabajo (si se me permite, siendo funcionaria, llamarlo trabajo), la radio, donde va a empezar un debate sobre la visita antes mencionada y escucho un anuncio publicitario:
Hombre: “!cariño, ya estoy en casa!”
Mujer: “Termino ésto y comemos”
Hombre: “uhhh…este vino es exquisito”
Mujer: “ si, si no fuese por el vino x te quedarías a comer en la oficina”
Si nos parásemos a hacer un análisis de los tópicos que defiende esta publicidad, en pleno siglo XXI, era, entre otras cosas, de la igualdad de Género, NOS LLEVARÍAMOS LAS MANOS A LA CABEZA. Pero, empieza el debate y unos de los contertulios, con presunción de abierto y progre, hace una crítica sobre una frase del Papa: “La mujer se tiene que realizar en el hogar y en el trabajo”. Dicho contertulio se pregunta: “¿El hombre no se realiza fregando platos?”. ¡Qué bien quedamos criticando lo de fuera!
Yo, que soy huérfana de Papa, no me escandalizo de las palabras de éste. Ese Papa dice, para ser coherente, lo que tiene que decir, lo que le corresponde. ¿Qué está diciendo nuestro gobierno cuando archiva la ley de libertad religiosa porque “no es prioritaria”?; ¿Qué está diciendo nuestro gobierno cuando mantiene la enseñanza católica como única enseñanza religiosa en los Centros Educativos Públicos?; ¿Qué están diciendo nuestros representantes políticos, sobre todo locales, cuando en representación de la Corporación salen detrás de las procesiones católicas?; ¿Qué estamos diciendo todos y todas, católicos y no católicos, cuando escuchamos una publicidad, permitida por la Administración Pública, que se contradice con los valores de Igualdad que defiende esa misma Administración Pública?
Pero, claro, aunque soy funcionaria, empiezo a escribir un artículo y lo tengo que postergar por falta de tiempo, y en esta nuestra sociedad pasa todo tan rápido, que al cabo de dos días ya ha sucedido algo más importante: Conflicto del Sáhara. En medio del silencio sepulcral del gobierno español (entendible, por otro lado, teniendo en cuenta que Marruecos fue el año pasado el país al que más armas vendió España), los demás estados, la U.E. y la O.N.U., se escuchan voces que dicen “los organismos internacionales tienen una doble moral: hacen la vida imposible a dictaduras como Cuba, pero lo permiten todo a dictaduras como Arabia Saudí, Israel y Marruecos”.
Escuchando esto, he sido plenamente consciente de que ya no tenía sentido hablar del papa, de la coherencia del gobierno, de la Igualdad de Género… porque cuando una cosa no va a tener ningún efecto está carente de sentido. He sido plenamente consciente de que decir las cosas claras no cambia nada, hubo un tiempo en que esto podía parecer valiente, pero nos hemos acostumbrado de tal manera a que nos mezclen verdades con mentiras, y sobre todo a escuchar verdades como puños sobre realidades escandalosas y no hacer nada…que nos hemos inmunizado, convirtiéndonos en dos categorías de personas ( esto es aproximado): las personas descreídas y las que encogen los hombros, porque se les ha inoculado con la vacuna de la desidia, de la misma manera que se nos ha inoculado con la vacuna contra la política y la ciudadanía.
NOS HAN INMUNIZADO PARA LA VERDAD.
MICAELA GUZMÁN
La verdad? Aquí da igual todo, los 4 millones de parados, los escándalos de corrupción, que un gobierno socialista potencie las privatizaciones... somos borregos
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