¿Para qué camino hasta Santiago?
He tenido el placer este verano de realizar el Camino de Santiago desde tierras portuguesas, no lo recomiendo como el más agradable de caminar, mucho asfalto, poco campo y, en definitiva, muy incómodo. En el trascurso he tenido mucho tiempo para cavilar, divagar, pensar… y específicamente, observando a los peregrinos que iba encontrando antes, durante y después del recorrido, reflexionar sobre el propio hecho de hacer el Camino.
Tengo que decir que la peregrinación de Santiago, por cada una de estas rutas y teniendo en cuenta el flujo turístico, es una fuente de ingresos importantísima para la zona norte de España y tiene actualmente el impulso de ser reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
¿Desde cuándo comienza a hacerse? Se dice que desde la época de Carlomagno y toma auge a partir del siglo XII, pero que ha sido rescatada del olvido para esta época. ¿Cuál es el interés principal de hacerlo? Bueno, el destino es visitar las reliquias del Santo Apóstol, sepultados en la catedral, tras una ruta de penitencia para que se considere el que se perdone los pecados.
¿Pero realmente vivió y murió Santiago aquí? No, no hay ninguna fuente fiable, no lo respalda ni la Biblia, ni la Historia, ni la Ciencia. Y al saber esto y conocerse la disminución de los creyentes en estos tiempos, ¿por qué tantas personas siguen haciéndolo? ¿por qué insistimos hipócritamente en llegar hasta la catedral y postrarnos ante la reliquias y en pedir el diploma compostelano que atestigua que eres un hombre de fe? Lo hacemos por tradición, por una tradición que no todo el mundo cree, que parece que debemos de justificarnos como creyentes para poder hacerlos. Y es que el Camino no es más que una ruta turística para revitalizar la economía de la zona, es un negocio, y que parece que en el recorrido debemos hacernos los ignorantes o peor aún, los creyentes.
Entiendo y respeto a los penitentes, que durante su “paseo” vayan rezando un rosario o profundizando en sus creencias, pero no son más íntegros que el que sale con la mountain-bike convencido en llegar al mismo destino para realizar una ruta deportiva, con un final turístico. Porque ambos saben a lo que van.
Evidentemente este negocio no se va a perder, perderá cada vez más el sentido devoto y tendrá un componente más ocioso que religioso. Cada vez hay menos cristianos devotos de la imaginería bíblica y menos, entre ellos, los que dan valor al hecho de creer en Santiago y su misterio. Las juventudes cristianas prefieren realizar el camino, propiamente el camino, no siendo el protagonista la meta, sino el recorrido, el durante, el compartir, el reflexionar, el rezar, el poner en práctica su moral y sus valores.
Es decir, que parece que sea una excusa el llegar a la plaza de Obradoiro, pero sin embargo ha servido para recibir oleadas de peregrinos y de turistas durante los años xacobeos. Poner a Santiago de Compostela en el mapa con esta excusa, significa aumentar las inversiones y que el chanchullo salga rentable.
Pero Santiago no es la única ciudad que se debe a los creyentes y al turismo cristiano, tenemos en Portugal a Fátima, preciosa por cierto, que de una caverna, en una ruta de pastores, se crea una ciudad que acoge anualmente a millones de peregrinos. Ni que decir tiene, añadir los santuarios con falsas reliquias, los falsos milagros de las vírgenes lloronas…
Y es que, en cierta manera, el cristianismo se abre también al tercer sector, si quiere prosperar, porque necesita hacerse fuerte de esa afluencia aunque sea como un reclamo publicitario, en esta época apática en la fe de los ciudadanos.
CARLOS HERNÁNDEZ BRAVO
¡Hola Peregrino!
ResponderEliminarTe animo a compartir tu experiencia en el Camino de Santiago con otros peregrinos http://camino.xacobeo.es/es/comunidad-peregrinos/foro.
Un saludo.