DENUNCIA AL MALTRATO
Anteayer, por vez primera, he denunciado a un maltratador. Las trece treinta y tres, domingo, sol. Una mañana de invierno que invita a pasear sin prisa... En un parque de columpios, veo como un chico de unos trece años empuja a su hermana de tres años aproximadamente, y cuando ella está en el suelo, él empieza a propinarle patadas en el costado izquierdo. Cuando me acerco a detenerlo, me levanta el puño y, mirándome con ira, me amenaza con descargarlo en mi cara. Llamo al 016 y una voz de hombre me conmina a llamar inmediatamente al 091. Otro señor me atiende y me pide una descripción del agresor y la calle donde se está cometiendo la agresión. Al escuchar la conversación, el chico agresor agarra a su hermana agredida y salen corriendo. Les sigo. La poli tarda tres minutos en llegar. Les indico la calle por la que han desaparecido. Lo buscan hasta que dan con él.
Cuando veo que se lo llevan, respiro hondo y le pido un cigarrillo a alguien que observaba. Tomo asiento en un escalón. Cuando llevo medio cigarro fumado, y a pesar del aturdimiento de la carrera, del sufrimiento emocional y de llevar treinta años sin fumar, pienso: "Es posible que ahora alguien me esté denunciando por fumar en el escalón de entrada a la Delegación de Educación y Ciencia" Y pienso también: "A lo mejor en domingo "hacen la vista gorda"".
Y también: "Puestos a denunciar, prefiero a las personas que denuncian una agresión (sea del tipo que sea e independientemente de la persona agresora) por encima de las personas que denuncian a un fumador.
Y aún me da tiempo a pensar: "Es sintomático de una sociedad en vías de desarrollo moral y emocional que un ciudadano mire para otro lado cuando su vecino agrede a su vecina, a pesar de que la ley integral lo convierte en cómplice de la agresión, y denuncie inmediatamente a cualquier persona que vea fumando en lugares donde no debe hacerlo.
Y por último, y gracias a las acciones de pararme, fumar y pensar; he decidido escribir y publicar, en la revista digital UTOPÍA, este artículo de opinión.
JUANA GODOY
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