¿No se ha creado una nueva realidad, un espacio separado de la abulia, un espacio de acción?
No he escrito desde hace muchos días. Se debe a varias cuestiones: la más importante de ellas, que la euforia causada por los acontecimientos del 15M me impedía ver las cosas con claridad. Sin duda, hubiera preferido ir a la calle y ponerme a montar el campamento. Me hubiera resultado más fácil que escribir. También habría resultado mucho más útil, porque ha llegado el momento de poner las palabras en acción.
En la era moderna que ahora estamos abandonando de la mano de la tecnología, se pensaba que el acceso a la verdad se daba a través de un proceso de abstracción, ya fuera inductivo, deductivo o dialéctico. En cualquier caso, algunos prominentes filósofos del siglo pasado nos hicieron ver que la verdad no se induce ni deduce, sino que se desvela a través de la acción. Es la voluntad creativa la que nos revela la verdad. ¿No es eso lo que ocurre en Sol? ¿No se ha creado una nueva realidad, un espacio separado de la abulia, un espacio de acción?
“Despertar”, “salir de la anestesia”, así es lo cómo he escuchado a la gente definir a la toma de la plaza. El mundo de la democracia capitalista es el mundo del sueño. Ese sueño que, a decir de Goya, crea monstruos. La fábrica de pesadillas moderna, el capitalismo democrático, adormece y aísla. Esa es su magia y su maldición. Define al pueblo y a sus individuos como consumidores o votantes, sumergidos en rituales que les colocan en un trance del que sólo un gran impacto como la estafa financiera global les puede sacar. Y la gente que despierta quiere una nueva verdad, una nueva realidad.
Es difícil saber qué pasa en Sol. Para algunos, aquello es la auténtica fiesta de la democracia, mientras otros, condescendientes y paternalistas, se obcecan en calificar como absurdas las propuestas concretas de las asambleas. “No son vinculantes”, “No representan a nadie”. Estos comentaristas corean el “que no nos representan” dirigido a los políticos y se apresuran a decir que las decisiones asamblearias tampoco representan a nadie. Y yo les pregunto: ¿quién es esta entonces legitimado para ejercer como sujeto político? Este tipo de comentarista conservador considera que el sistema es el adecuado. Con un par de parches y unas caras nuevas funcionaría de perlas. Y después de siglos de seguir con este experimento infructuoso que está llevando a la humanidad y al planeta al borde del colapso, nos llaman utópicos.
Mientras, el bloggero conservador sigue encerrado en el laberinto de la representación parlamentaria, siempre a la espera de aquel político que no sucumbirá a las tentaciones del poder. Un nuevo Mesías democrático que se mantendrá firme ante los envites del mercado y devolverá la democracia a su Arcadia dorada. Al mismo tiempo, las empresas y los partidos seguirán funcionado con un sistema similar al vasallaje medieval. ¿Qué democracia tenemos si una vez dejado el voto en la urna seguiré siendo el siervo de mi jefe? ¿Quién es el utópico?
Ahora hablemos de la representación. Existe un sujeto colectivo e indefinible llamado pueblo y nadie puede representarlo. Existe un sujeto individual e indefinible que soy yo, y nadie puede representarme. ¿Cómo podemos entonces organizarnos en sociedad? Ha habido varios experimentos en la historia, el más importante de ellos en la España de 1936. Y todos, tanto la Comuna de París, como la Ucrania de Maknho o la Revolución Española terminaron aniquilados violentamente. En Sol se está dando un experimento semejante, con la gran ventaja de no estar amenazado por la violencia extrema de la guerra. Esperemos que crezca y, por lo menos, promulgue los valores de la cooperación, la solidaridad y la autogestión.
Sigamos con el asunto de la representación: los que consideran que sólo los representantes están legitimados para enunciar propuestas políticas están completamente confundidos. Todos los cambios sociales de importancia, sin excepción, se han dado porque el pueblo ha puesto al poder contra las cuerdas. Los que tomaron la Bastilla ¿a quién representaban? ¿Por qué no eligieron a unos representantes legítimos que fueran a tomarla por ellos? Porque los únicos representantes políticos legítimos son el pueblo y el individuo.
¿Qué democracia piden los reformistas como E.Dans? ¿Listas abiertas? ¿Más preponderancia del senado? ¿Una nueva ley electoral? Estupendas propuestas para haberlas hecho a principios del S.XVIII, porque esas “libertades” ya las tienen en Estados Unidos y yo no veo que allí haya más democracia. De hecho, las condiciones laborales son leoninas, la servidumbre de los trabajadores al patrón es igualmente grotesca, los crímenes de estado están a la orden del día y los grandes grupos empresariales (absolutamente ajenos a la democracia) tiene un poder político enorme.
Los reformistas, esos que se autosuficientemente se hacen llamar “realistas”, aquellos que miran de forma complaciente y con media sonrisa a los “chavales” y que no dudarían en calificar su revolución de hormonal, son los que realmente apoyan en sistema. Para ellos, las revueltas están permitidas, siempre que no lo sean tanto, que no vayan muy en serio. Si verdaderamente se quiere cambiar algo, se tildará el movimiento de romántico −sin tener ni idea de qué narices se alude con el término− utópico, irrealista o inútil. Pues bien, se va a demostrar que la realidad se construye apasionada y subjetivamente, nunca abstracta y objetivamente, que los cambios los comienza siempre una minoría y que la utopía debe ser el horizonte de todo aquel que crea en el progreso de la humanidad.
Es francamente sorprendente que los defensores a ultranza de la revolución digital, aquellos que no tenían reparo alguno en proclamar el fin de los medios de comunicación tradicionales −mientras crecen otros igualmente controlados como menéame− y de industrias obsoletas, consideren que una serie de reformas son suficientes para ajustarse al cambio tecnológico. Es increíble que los llamados gurús de las nuevas tecnologías no vean que la técnica nos une a todos sin intermediarios y elimina no sólo el monopolio de la cultura del entretenimiento, sino de la opinión, la comunicación y, sobre todo, de la representación. No he recibido noticias de políticos en Sol, no hay Directores Ejecutivos adoctrinados en el Instituto de Empresa (o, si los hay, no ejercen), ni banqueros, no hacen falta. El pueblo y el individuo se representan a sí mismos.
Decía en otra entrada que internet había proporcionado la distancia necesaria para analizar los problemas. Ha servido para organizarse y para tomar conciencia de la situación saliéndose de los canales habituales de información. Ahora ha pasado a la calle, porque la abstracción sin acción es puro vacío. La verdad y la realidad son militantes, no pensantes. Verdad es experimentar la creación de vínculos solidarios con los demás y construir una microsociedad asamblearia, horizontal y creativa, no sujeta a la esclavitud del salario, ni a la jerarquía de la empresa que ninguno de los reformistas critica. La verdad está en Sol.
Tengo muchas diferencias −desde la distancia y sin conocer el fenómeno a fondo− con el movimiento 15M. Y sé que, con todas las diferencias que tengamos, lo importante es que han dado un salto al vacío que no tiene ya retorno. Han identificado los problemas sociales, políticos y económicos más acuciantes y quieren resolverlos. “No tienen soluciones” nos dicen los “realistas”. Y yo escucho que se ha creado ya un pequeño mundo donde las relaciones sociales y económicas están basadas en el respeto y la solidaridad. Ninguna democracia representativa y su economía capitalista podrán lograr nada parecido. Los realistas están en Sol, creando la realidad apasionadamente.
JUAN ARANA
Buen articulo Juan. Ese salto al vacio indudablemente traerá unas consecuencias y lo que haya de pasar yo creo que nace ahora con ese salto. Es innegable que el 15 M ha sido el paso a la acción a decir basta ya¡¡¡¡¡¡¡ a pedir que la democracia no se subordine a otros poderes, a decir esto no se puede aceptar. La propuesta quizá dejenerase en imprecisa, pero la esencia es clar y desde mi punto de vista acertada.
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