ELECCIONES, ¿A QUIÉN VOTAR? JUAN MANUEL LEIVA CARO

VOTAR EN BLANCO ES VOTARNOS A NOSOTROS MISMOS
VOTAR EN BLANCO

Si pudiésemos ver por un agujerito la condición e intenciones de aquellos en quienes confiamos con nuestro voto, especialmente en las altas esferas del poder, nos horrorizaríamos. Con este masivo despertar que está viviendo nuestra sociedad, están asustados, reposicionándose y acelerando sus planes, es importante, muy importante que no se sepan descubiertos del todo. Votar en blanco, dejar vuestro sobre vacío en las urnas, y no temáis, todo irá bien.

ELECCIONES ¿A QUIEN VOTAR?

Comentario a raíz del video-programa de José Luis, de Mundo Desconocido, titulado. 'Elecciones 2011 ¿qué hacer?' http://mundodesconocido.com/WordPress/ (os recomiendo que sigáis la información que aporta en su página, considerarla, y como bien dice el autor, sacar vuestras propias conclusiones)

Siempre he sido habitual de votar a partidos minoritarios, especialmente por los que se han distinguido en preservar los derechos básicos más elementales y generales de todos: nuestro ecosistema, el humanismo, la justicia universal.

Dentro de esta dinámica depredadora de repartirse el pastel que tanto ansían los partidos mayoritarios, he votado para dar fuerza a esas voces que como un garbanzo en el zapato, son, en los parlamentos, la voz de la consciencia de estos grandes depredadores. Por otra parte, también he argumentado que ese voto lo otorgaría mientras fuese para fortalecer, elevar esa voz, pero no cuando este sumara poder suficiente para apoyar un mandato, en ese momento seria retirado, por que cuando se llega al poder, todos se comportan igual, en realidad los partidos cuando alcanzas niveles de poder suficiente, por más elevados que sean sus ideales, se adueña la MAFIA de ellos (la mafia planetaria con mayúsculas) para ser en sus manos instrumento de sometimiento y explotación de la sociedad.

Es cierto que dirigiendo nuestro voto a los partidos minoritarios o absteniéndonos, como apunta JL, debilitamos a esto grandes monstruos de la propaganda y el engaño, al bipartidismo, pero no dejamos de confiar por ello en un sistema democrático perverso, un sistema que en cualquier caso nos dejará encerrados en un abanico de alternativas que de un modo u otro nos tendrá siempre sometidos a la MAFIA. La única alternativa posible no es otra que dejar de alimentar, de confiar en la casta política en general y el sistema de falsa democracia que representan.

Es decir, una democracia real, directa, permanentemente participativa. Los medios de comunicación y tecnológicos ya se disponen y son perfectamente viables para tal fin, no hay ninguna razón para no respetar la voluntad mayoritaria de la gente, tanto en cada decisión de estado, como en las políticas locales, y aun en las cuestiones más triviales.

De modo qué todo lo que sea dirigir nuestra atención, tanto en forma positiva como negativa hacia los planes de la casta política, tanto en apoyo como en resistencia, es alimentar este sistema puramente propagandístico, por lo qué la única posibilidad que nos resta, es la indiferencia, ni siquiera mostrar, exteriorizar nuestra indignación por lo mal que lo hacen, por lo que nos roban, o porque en un supuesto pudiesen mandar aun en abismal minoría representativa, cosa que no va a ocurrir, pero aunque así fuese, es muy importante dirigir nuestra atención hacia otros formas de acción, sin preocuparnos de como lo hagan nuestros políticos ahora y sin crearnos inquietud, ni frustración, por más que veamos la vileza y el engaño que ocultan tras sus actos. Todo caerá por su peso, como fruta madura, si se cumplen las condiciones mínimas de concienciación y responsabilidad social.

Eso no quita que debamos dejar constancia de nuestra intención de participar de un sistema democrático libre y verdaderamente representativo, y eso solo se puede hacer dirigiéndonos a las urnas. Tanto no votar, como el voto nulo, como el voto en blanco, pueden tener la misma interpretación de descontento hacia la clase política, pero al final la casta lo contabiliza y rentabiliza de igual modo a su conveniencia, pero no importa, lo único importante en todo esto es nuestro despertar y hacerlo claramente manifiesto. Si bien, no votar puede interpretarse como falta de interés por este o cualquier sistema, pues no se muestra un deseo de colaboración social. El voto nulo, es simplemente erróneo, aunque en él pueda figurar un mensaje crítico, se haga uso y haya un deseo de participación social, en realidad no se sabe qué es lo que se demanda.

Sin embargo, cuando depositamos en las urnas nuestro voto en blanco, nuestro sobre vacío, estamos exigiendo nuestro espacio real de participación, reclamando que se respete ese espacio de expresión y participación social dejándolo libre y sin que nadie tenga que ocuparlo, porque ahora no hay necesidad ni razón alguna, y por que no se desea.

Esta demanda puede ser obviada y este voto sumado a los intereses de la casta, pero ese espacio de participación en consciencia, en nuestra sociedad, está ahí siendo reclamado, es nuestro, y no permitimos que nadie lo usurpe sin hacer saber que se está trasgrediendo nuestro sagrado derecho a la libertad de elección. De momento será impunemente robado, pero ese presente, ese voto de consciencia, de silencio abrumador, será la pureza de nuestra libertad manifiesta y serena, mancillada ahora por el ladrón mentiroso.

Votar en blanco, es votarnos a nosotros mismos, elegirnos a nosotros como dueños de nuestros destinos, y como único legado digno posible que podemos dejar a nuestras generaciones venideras. Ahora ya no hay ninguna necesidad de votar a nadie, de delegar, de confiar en nadie, y menos en gente que con toda seguridad traiciona sistemáticamente los fundamentos de una sociedad libre.

JUAN MANUEL LEIVA CARO

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