LOS REBELDES LIBIOS.
Ante la guerra civil de Libia es difícil posicionarse. Todos estábamos entre la espada y la pared al leer las diferentes noticias que nos llegaban, observábamos cómo un dictador protegido por Occidente bombardeaba a su pueblo que se manifestaba, presuntamente, de forma pacífica por las calles de Trípoli. Este fenómeno nos provocaba indignación e impotencia.
Y entonces llegó la respuesta de las potencias occidentales. Exclusión aérea para evitar los bombardeos. Nos hablaban de proteger a la población civil. Nos lo creímos, nuestra particular visión del mundo bajo un prisma de los derechos humanos nos tentaba a legitimar y tomar partida en la guerra de Libia.
Pero la información que nos llegaba desde Libia fue siempre sesgada. ¿Cómo es posible que Francia, GB, EE.UU… defiendan a la población civil? Esos países que en estos mismos momentos están también bombardeando población civil afgana, iraquí… que en el resto de conflictos en el mundo árabe no se han posicionado a favor de la población (como en Siria, Bahrein o anteriormente Egipto o Túnez) ahora sí que lo hacen. ¿Qué estamos obviando? Si eres universalista, defensor de los derechos humanos, los defiendes en tu país, en Libia y en el resto del mundo. Pero han discriminado, han decidido tomar partida en un único conflicto. Desde los mass media nos hablan mucho de “rebeldes libios” ¿Quiénes son esos rebeldes?
Nosotros nos preguntamos: ¿Qué simboliza o qué es esta bandera? Buscando encontramos que esta bandera es la monárquica, la de los herederos del Rey Idris que Gadafi desalojó del poder en el año 1969.
Y, efectivamente, Mohammed Al Sanusi sobrino nieto del rey libio Idris declaró estar con los sublevados,”ser el príncipe libio en el exilio” y “ve con placer que los rebeldes hayan recuperado el emblema de la bandera monárquica” .
Para empezar tenemos un cierto número de rebeldes que otra cosa puede, pero demócratas no parecen (evidentemente, esto no legitima a nadie para eliminarlos). Entre los rebeldes también se encuentra un grupo de islamistas radicales próximos a Al-Qaeda. De ello nos habla Wikileaks en una de sus filtraciones sobre “Extremismo en Libia Este” del Departamento de Estado norteamericano. Dice así uno de los cables: “existe un orgullo a nivel popular en muchas partes del Este del Líbia, particularmente alrededor de Darnah, de tener muchos jóvenes que han participado en las campañas de la Yihad en Irak y que sus imanes radicales han propagado los méritos de tal campaña”. Curiosamente es en esta zona donde los rebeldes son más fuertes.
Por último estaría el Frente Nacional para la Salvación de Libia. Su secretario general, Ibrahim Vahad, es uno de los dirigentes del consejo directorio de los rebeldes. Tiene fuertes lazos con el gobierno norteamericano y sus premisas no son demócratas.
Al echar un vistazo por los movimientos que se encuentran dentro del ambiguo término “rebeldes” llegamos a la conclusión de que éstos no son defensores de la democracia ni de los derechos humanos. Es, por lo tanto, una guerra civil entre diferentes facciones y ninguna tendría que ser moralmente defendida por Occidente (si es que aún inocentemente creemos o tenemos la ilusión de que los países occidentales defienden una justicia universal). Estamos interviniendo en asuntos internos, el pueblo libio tendrá que decidir sobre su futuro y si se quiere hacer justicia con Gadaffi (que conste que no lo defendemos, es un tirano que hasta hace dos días era amigo de occidente y que explotaba y atentaba contra su pueblo) que se le juzgue en el tribunal de la Haya.
Parece que la tesis de los intereses económicos cobra fuerza una vez observamos detenidamente este conflicto. El armamento de Gadafi es el que le vendió occidente, hace 2 años que las petrolíferas se quejaban de las trabas puestas por este dictador para la extracción del crudo. Hemos vivido un bombardeo mediático para que legitimemos otra guerra más por el petróleo. Hay 33 países en conflictos internos en este momento. Algunos argumentan que ojalá se interviniera en estos como se está haciendo en Libia, estamos perdiendo algo esencial.
En un mundo de globalización capitalista no hay “buenísimo”, no se interviene por la justicia social y humana. Se interviene por los intereses económicos, recordemos que la estabilidad institucional es un factor económico ¿O ahora todos aquellos que explotan poblaciones, no respetan los derechos humanos, legitiman la pobreza, y se sirven del Tercer Mundo para tirar sus basuras se han vuelto “buenos”?
A.E.S.A.
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