EL MILAGRO DEL PHOTOSHOP
Fue hace casi cuatro años cuando nos vendieron la vaca, de ubérrima ubre, promesa de mucha e hipercálcica leche y la gallina de los huevos de oro. Incluso abrí un pequeño despacho: “Lechería y Huevería. Tomás”. Más que el cuento de la lechera, también el cuento de los huevos. Tras dar mi voto a cambio, resultó que la vaca era vieja y agotada, y la gallina sólo ponía huevos de los que, si te los tiran a la cabeza, no te descalabran, sólo te manchan de yema y de clara. Pero el photpshop había hecho el milagro, y todos corrimos, en tropel a las urnas
Todo había sido un timo. Apenas daba para el autoconsumo. ¡Adiós a la vaca promesa y a la gallinácea áurea! Pero llega D. José Blanco y quiere, otra vez, “vendernos la burra”. Su falsa palabra contra mi mala experiencia vivida. No hay acuerdo posible. Acostumbrados algunos millones de personas, del mundo occidental, entre ellos nosotros, los españoles, a VIVIR en un “estado de Bienestar”, y acostumbrados a VER a muchísimos más millones de personas viviendo en un “estado de Malestar” permanente, ha sonado la campana de bajarse del escalón y tener que acostumbrarnos, los occidentales, a vivir en el “estado de Medioestar”, al que nunca llegarán los no occidentales, pero que los occidentales no queríamos.
Y no es que tengamos que hacerlo por convencimiento y humanitarismo, sino por necesidad. La gallina nunca puso “huevos de oro” (aunque nos lo creímos) y la vaca lechera ha perdido sus ubérrimas ubres, que nunca tuvo (y nos lo creímos). El baño de realidad hace que tenemos que conformarnos con menos huevos (además de clara y yema, no de oro) y menor y peor ración de leche.
¡Y eso es lo que hay¡
En el nombre del padre, del hijo y del partido socialista, que, como diría aquel líder africano: “Estábamos al borde del precipicio y hemos dado un salto hacia adelante”.
Y eso que no empujamos el carro, como se nos solicitaba.
Y mi todavía presidente, que va a dedicarse a ser “inspector de nubes”, porque siempre ha estado en ellas, anda sonámbulo, recogiendo aplausos, no por lo que ha hecho sino por su ida, más despistado, a última hora, que Adán “el día de la madre”.
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