LA CHICA DE LOS PEZONES VIOLETA
Desde hace diez meses recibo masajes de Alejandro Alea, masajes que han mejorado sensiblemente mi salud. Quizá porque, con el paso de los días, el masaje va unido a intercambio de inquietudes intelectuales. Ayer mismo, Alea me ha preguntado que si había visto la película Trainspotting.
Me ha contado que su profesor de Inglés una vez le respondió que trainspotting, más que un significado concreto, hace referencia a las personas que se sientan en las estaciones de trenes para ver pasar a las gentes que entran o salen de los vagones. Sin pensarlo dos veces, esta mañana he visitado la estación María Zambrano. Me he sentado en los asientos metálicos que hay en la gran nave de estacionamiento y he dejado que mis pensamientos viajen a la deriva (es la única manera que conozco de poder estar atenta a lo que sucede a mi alrededor). De pronto ella ha salido de uno de los vagones del Avant. Enseguida he sabido que tiene los pezones violeta. Una joven mujer de extremada belleza, con el pelo azabache muy, muy corto y los labios, de puro oscuros, casi morados. Me he asomado a sus ojos y he sentido miedo...
La he seguido con la mirada, con mi mirada y también me ha gustado su forma de moverse por el mundo.
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