CONDENADOS A MUERTE POR DIAGNÓSTICO. JOSÉ MANUEL BELMONTE

CONDENADOS A MUERTE POR DIAGNÓSTICO. JOSÉ MANUEL BELMONTE


Los inocentes han muerto siempre por capricho. Por el capricho y la venganza de Herodes, por el capricho de los nazis en el siglo pasado, y hoy por el capricho de “competir con Dios, decidir lo que es bueno y malo, pretendiendo ser dueño de la vida y de la muerte”(Benedicto XVI). Los inocentes, tienen todo el derecho a vivir. Pero ahora tienen un peligro añadido: el capricho de los padres y la complicidad del médico.

La ciencia ha alcanzado un alto nivel en todos los campos. Hoy se dispone también de tecnología capaz de servir a la salud tanto en el diagnóstico como en el tratamiento. En la práctica, estos avances están sirviendo para condenar a muerte. Los “beneficiarios” de lo que dice el médico, no están capacitados para asumir un diagnóstico que no sea complaciente. Los hospitales y las ciudades, carecen de protocolos de ayuda en casos de diagnóstico inesperado o que desconcierte a los futuros padres.

No lo digo yo, lo dicen expertos Ginecólogos. Algunos ya se han negado al cribado, porque en el 90% de los casos de diagnóstico de malformación Síndrome de Down, los padres deciden el aborto o la muerte del hijo. Luego la condena a muerte de un inocente arranca del diagnóstico, y de la política permisiva del aborto legal. ”El grupo humano que más sufre la discriminación de causa genética es el de las personas que nacerían con Sd de Down que son ejecutadas antes de nacer en más del 90% de los casos en los que son detectados prenatalmente".

Así lo entiende el Ginecólogo, miembro de la Oficina del Defensor del Sanitario (ODS), miembro a su vez de ANDOC y de CiViCa, Esteban Rodríguez Martín: “Siguen aumentando los abortos eugenésicos tras el diagnóstico prenatal”. Según los datos oficiales, publicados por el Ministerio de Sanidad, la cifra de abortos eugenésicos declarados subsiguientes al diagnóstico prenatal vuelve a aumentar en 2010 con 3361 (2,97%) abortos. Con ser tremenda esta cifra, puede no ser real. Y la razón es que “debido a que se trata de abortos de fetos en avanzado desarrollo son los Hospitales Públicos los que realizan este tipo de terminaciones feticidas del embarazo, y éstos siguen sin notificar, por lo que se presume que la cifra real puede ser mucho mayor que la cifra declarada”.

Los más de 113.000 casos de muerte de inocentes por aborto reconocidos en nuestro país superan todos los límites racionales. Pero los abortos “eugenésicos” también superan con mucho a todas las muertes por violencia doméstica o machismo incluso a los accidentes laborales y de tráfico, incluso añadiendo las muertes en actos de servicio de nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad.

Esas muertes, se justifican en dos falsedades: la ideología y el quebrantamiento de la ética médica. Las dos son objetables en conciencia. ”En estos programas se asume la ideología de que seleccionar y destruir al paciente antes del parto es una forma de prevenir enfermedades, algo absolutamente contrario a la deontología médica según el Código Deontológico".

"No es ética la manipulación genética que no tenga una finalidad terapéutica, así como la manipulación sobre el embrión o feto, que no tenga una clara finalidad diagnóstica o terapéutica y que no redunde en un beneficio para él" (Art. 53.1) y que "no es éticamente aceptable realizar pruebas genéticas con finalidad eugenésica" (art 54.2).

Igualmente, el artículo 36 de esta regulación ética determina que "el médico no deberá emprender o continuar acciones diagnósticas o terapéuticas sin esperanza de beneficios para el enfermo, inútiles u obstinadas" y que "el médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente, ni siquiera en caso de petición expresa por parte de éste" o de sus representantes).

Si estos inocentes siguen muriendo, hay una complicidad de profesionales y de padres. Ni las Organizaciones Médicas están cumpliendo, ni velando por que se cumpla lo que estipulan en su propio Código Deontológico y los padres de estas criaturas no pueden ignorar las consecuencias de su terrible decisión.

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