¿QUÉ HACER? MARINA FLOX BEN

¿QUÉ HACER?

Todos los días nos llegan nuevas noticias de corruptelas. Oímos o leemos sobre los nuevos (y viejos) recortes en gasto social y acto seguido descubrimos el derroche de millonadas como pago de supuest@s “imprescindibles”, asesores, viajes, cumbres, reuniones,... Parece no haber salida. Mires donde mires todo tiene su falso techo, su vuelta de hoja... ¿Qué podemos hacer? ¿Qué debemos hacer? ¿Realmente podemos hacer algo? No basta solo con voluntad, no basta solo con información, no basta solo con indignarse, entonces... ¿qué hace falta?

Leo un titular tras otro y ni siquiera tengo ganas de desentrañar los pormenores, que si Urdangarín, que si Carod Rovira... hay veces que parece que se comentan las noticias de corrupción como si fuera la boda de la Pantoja (aunque menudo ejemplo fui a coger también). No me apetece. No quiero leer, oir ni comentar si no sé cómo ponerle freno.

Ahora estoy leyendo ¡A la plaza!, seguiré con Hay Alternativas y mis pasos se encaminan hacia las mesas de convergencia, cuyos inicios critiqué pero que se convierten hoy en día en una pequeña-gran esperanza (una vez que mis críticas ya no encuentran en ellas razón de ser).

Seguiremos buscando el cómo, la forma más adecuada, la chispa necesaria, la manera, la clave, ese punto que parece que nos falta, ese convencimiento que nos guíe, con más acierto o simplemente con más suerte u oportunidad hacia el camino que debemos seguir pero ¿y mientras?

Mientras:

Parece que no tiene sentido denunciar nada, a no ser que supere al último escándalo que ya no escandaliza, parece que debemos echar tod@s a correr y “tonto el último”, parece que solo podemos arreglar (y como mucho) nuestro pequeño mundo, parece que no haya solución, parece que estemos condenad@s, que tenemos que abrir los ojos y entender que “así es la vida”, “así funcionan las cosas” (frases que odio), parece que no hay forma de parar esta vorágine de descaros, de sinsentidos, parece que la ética, la moral, la conciencia, quedaron ya relegadas a otra época, a la imaginación de cada un@, parece que nuestro destino está escrito, parece que pronto acabaremos con los recursos naturales, parece que estamos atad@s de pies y manos y lo único que hacemos es patalear o intentar gritar a través de la mordaza que cose nuestros labios, parece que estamos destinad@s a servir a una minoría, aplastando sí o sí a una gran mayoría, parece que lo mejor que podemos hacer es oídos sordos para intentar ser felices y aprovechar nuestras cortas vidas, parece que todo cayó al vacío, no hay marcha atrás, hay que crecer, madurar, dejarse de sueños, ingenuidades e ilusiones, parece que es inútil no dejarse arrastrar, que sería más inteligente tomar las riendas y liderar esta carrera hacia lo absurdo, hacia la avaricia, hacia lo material, hacia el “sálvese quien pueda” y dejarse ya de tanto lloriqueo para avanzar pisando fuerte hacia nuestro futuro sin más contemplaciones (entendiendo “nuestro” como el de la minoría que se atreva a dejar atrás cualquier atisbo de moral).

Pues parecerá lo que parezca, pero ¡ME NIEGO!!

YO ME NIEGO A DEJARME ARRASTRAR. ME NIEGO A PONERME A LA CABEZA SI NO ES DE L@S QUE NADAMOS A CONTRACORRIENTE.

¿Qué no puedo hacer nada? PUEDO GRITAR: ¡BASTA!!

¡BASTA YA!!!

Y eso es todo lo que quiero deciros hoy: Que yo seguiré siendo la tonta que no se quede con las vueltas incorrectas aunque sean a mi favor, que yo seguiré creyendo que hay polític@s que hacen lo que pueden por poner freno a los abusos de poder, que aunque me la siga dando, prefiero confiar en la gente y unirme a ella para buscar soluciones, que yo seguiré llevando mis altos y mis bajos, algunas veces difundiendo protestas y otras veces no firmándolas, pero sin perder el norte, que yo seguiré creyendo en unos principios, en unos ideales, que por mucho que se empeñen en tildarlos de papel mojado, much@s sabemos que existen y existen en la medida en que los hagamos realidad, que por mucho que me digan que “es lo que hay” o me quieran hacer creer que no hay más salidas, yo me negaré. ¿Y por qué? Porque SOY LIBRE. Y eso no me lo pueden quitar.

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