ROTUNDAMENTE ¡NO! JOSÉ MANUEL BELMONTE

ROTUNDAMENTE ¡NO!


Se ha lanzado el globo: “habrá que pagar por utilizar las carreteras del Estado”. Un “globo sonda” es lanzado por el gobierno para ver si un nuevo impuesto “cuela” sin mayor oposición. No es un bulo. Es un mecanismo para tomar el pulso. Es casi un “sondeo”. ¿Pero no se han hecho las carreteras con el dinero de todos? ¿No se mantienen con nuestros impuestos? ¿No ponemos nuestros dineros de contribuyentes para que nos den unos servicios públicos razonables?

No nos cuenten las milongas de lo que se hace en otros países. Cada uno se organiza de una manera. Unos tienen mejores carreteras que otros. La diferencia no está tanto en el “pago” (ya que se paga siempre) sino en “la gestión” del dinero. A estas alturas de la crisis deberíamos tener claras las líneas que no se deben traspasar: vida y salud, educación e investigación y las infraestructuras estatales.

En un Estado con 17 Reinos de Taifas despilfarradores, con enchufismos y colocaciones digitales sin ningún control, con regalos y subvenciones a Patronal, Bancos y Sindicatos, un PER agrícola regional y partidista, cestas navideñas o regalos para sus Señorías, y para los miembros de cualquier corporación de tres al cuarto, con facturas sin pagar bajo las alfombras en las administraciones, ofreciendo generosas cuantías por “doblar” al catalán, o dar Pinganillos para que sus Señorías puedan entender a un andaluz en catalán o en euskera, con 25 millones de euros para remover la Memoria Histórica -sin que haya demanda general-; un país donde se pasa a nómina en los ERES a los allegados, donde se recorta en educación y se pone a médicos de medicina general a que trabajen como especialistas, donde se subvencionan los abortos y se recortan las prestaciones por familia, donde se permite la venta de píldoras abortivas sin control y no se paga a los proveedores de farmacia o se hace tarde y mal, donde se disponen de cientos de coches de lujo para miles de altos cargos, con chofer incluso para ir de compras con las amigas (B. Aido no era excepción), donde se condecora o se asciende a los que echan una mano al gobernante, o se les recoloca antes de que llegue el nuevo gobierno; un país que ha entregado, regalado, despilfarrado sin control dando desde los Ayuntamientos, las Diputaciones, las Autonomías y desde la mayoría de los Ministerios a los países más insólitos y organizaciones más rocambolescas lo que ha querido; un país que permite costosas “embajadillas” para gloria de una parte del terruño y que es capaz de malgastar sin control en la alianza de civilizaciones, sin buscar que aquí se integren los inmigrantes, y allí respeten a los nuestros; y sobre todo, un país que tiene 5 millones de personas en el paro, y el 45 % de los jóvenes sin perspectivas de futuro, no puede, no debe caer en la perfidia de pedirle al contribuyente ni un euro más. ¡Ya está bien!

Si tienen necesidad de liquidez, que devuelvan primero lo trincado, o lo que han permitido robar en lo que era y es de todos. Y segundo, gestionen el dinero de todos, al menos con la misma eficacia y responsabilidad que el suyo propio. No gasten ni un euro más de lo que recauden. Apriétense el cinturón y las meninges, que ya está bien de tomarnos por tontos y encima vengan a por la cartera. Y los fiscales y jueces ¡que despierten, que ya es hora! Ustedes sí que debían reclamar la independencia. Recuerden: la malversación es un delito. El cohecho también. Y los extractores de fondos públicos mejor donde ustedes saben.

¿No es suficiente la avidez recaudatoria de la Agencia Tributaria y sus Inspectores que han enviado ya a las calles y carreteras a la Policía Local, a la Guardia Civil y la Policía Nacional? Pues, ¡Ni un euro más! ¡Ni uno! Rotundamente ¡No! Seguro que en los ordenadores, iPhons, iPod, iPad y demás Tabletas, con su Conexiones a Internet gratis total, que se auto regalan sus Señorías (inocentada de los “veteranos” a los “nuevos diputados y senadores), encontrarán datos para consultar al ciudadano si desea seguir pagando las tonterías que se les ocurran a sus Señorías. ¡Menos atracos y más responsabilidad, que al ciudadano de a pie, nadie le regala nada! Perdón, sí que nos han regalado, (sin comerlo ni beberlo), ¡una deuda que nos costará pagar de 15 a 20 años, por lo menos!

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