MENTIRAS DE ALTA GAMA. JOSÉ MANUEL BELMONTE

MENTIRAS DE ALTA GAMA

En España, comenzamos el año, con los partidos acusándose mutuamente de “mentir”. Pero la sociedad civil es más sensible que cualquier polígrafo. Sabe que mienten, pero no pueden mentir sobre lo mismo. Hay mentiras de” alta gama” y mucho coste. Han dejado, dicen, un “agujero negro” y un “escenario de escándalos de corrupción que sonrojan a cualquiera, como es el caso de los ERE y la cocaína en Andalucía, el Palma Arena balear, la Gürtell valenciana o el tres por ciento catalán”. Y hay “mentiras utilitarias” de quienes intentan sacarnos del “pozo negro” a toda costa, poniendo las medidas para ello y se encuentran sin fondos. ¿Se puede seguir mintiendo o hay que tomarlas? Europa, mercados y el parlamento, aprueban la decisión y los recortes.

En la vida hay verdades, medias verdades, ficciones, y mentiras. Las ficciones, aunque falsas, no son mentiras. Exagerar la “verdad”, puede ser en sí mismo un engaño, que sirve para tapar u ocultar lo que interesa. Ocultar la realidad es una forma de mentir porque es una forma de engañar. “Una mentira puede ser una falsedad genuina o una verdad selectiva”, depende. Las “medias verdades” pueden no ser mentiras, pero encierran más peligro real que si lo fueran. Crear unos “fondos opacos”, para favorecer a empresas, despilfarrar o evadir, es una de las formas más comunes de escamotear la verdad. Así pues, hay “mentiras” y “mentiras”. El que las diga quien está en el gobierno o en la oposición, o alguien de derechas o de izquierdas, no cambia mucho. Pero mentiras con chofer, drogas, mariscada y paraísos fiscales hacen más daño. No puede ser lo mismo “inducir al error”, que “tratar de corregir”. Por eso dice el refranero al “mentir por hacer el bien alguna disculpa se le puede dar”. La gente lo sabe.

Mentir siempre deja huella, porque mentir es mentir. Pero no sólo se miente “diciendo” algo contrario a la verdad. También los “hechos” y los “actos” pueden indicar mentira, descontrol e impunidad, aquí o en cualquier lugar del mundo. Los medios y los “lobbies” pueden contribuir a ello, artificialmente. Crean “necesidades”, “nuevos derechos”. Es un marketing que bombardea para debilitar la resistencia ética, y cambiar las prioridades de las personas y de las sociedades. Pueden llegar a imponer candidatos y cambiar gobiernos. Es puro interés, disfrazado de progreso. La finalidad es ideología y política.

La mentira y sus formas y redes son camaleónicas. No siempre, ni todos estamos preparados para hacerles frente o desenmascararlas. Es más, incluso en algunas ocasiones tenemos que “tragar” sapos y culebras, sabiendo que lo son. Porque a veces es peor el remedio que la enfermedad. La verdad está en el interior de cada persona, de cada ciudadano. No podemos aceptarlo todo ni rechazarlo todo, como autómatas.

Alguien dijo que “mentir es como los catarros, los padece todo el mundo”. Pero ojo, no podemos ser ingenuos. Sabemos que “miente más quien mejor miente”. “Miente más” quien menos tiene que perder. Las “mentiras de alta gama” nos cuestan mucho y nos dañan como seres humanos y como ciudadanos de un país. “La mentira es escalera, por donde llega a rico quien pobre era”. Algunos no solo viven de la mentira, sino que intentan incluso dar lecciones de ética. No es todo ni da lo mismo. El presidente del BCE Mario Draghi ha dicho: “No hay más que mirar a las subastas para ver lo que está pasando en España”. En todo caso, necesitamos estar alerta. Como dijo Anaxágoras: “Si me engañas una vez, tuya es la culpa; si me engañas dos, es mía." Sólo los necios no lo tienen en cuenta.

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