Tras las elecciones, hay una frase de
manual a la que pocos se resisten: «Hemos entendido el mensaje de los
ciudadanos». Después apenas tardan más de dos minutos en demostrar lo contrario.
Como ayer la n.º1 del PP por Málaga razonando que su partido ha perdido votos…
por las malas prácticas éticas del PSOE. Es lógico: los votantes del PP no
perdonan al PP las malas prácticas del PSOE. Se ve que ha entendido el mensaje
con clarividente autocrítica.
O esos dirigentes socialistas de Málaga que
sacaban pecho brindando eufóricos después de lograr, tras varios fracasos
estrepitosos en las urnas, otra arrolladora derrota con ocho puntos de caída
retrocediendo cien mil votos. Sin duda ellos también han entendido el mensaje.
O el presidente local del PP insistiendo en que «el gobierno de los perdedores
no puede suscitar ilusión» mientras su partido se prepara con entusiasmo para
gobernar Asturias como tercera fuerza. Y así va todo. La opción de cortar el
carrusel de frases huecas para la galería no figura en el libro de estilo.
Aferrados al marketing político obsesivo, están a lo que están con sus mensajes
de diseño.
No cabe esperar que el PP admita que no
va a tener un contexto más favorable para ganar aquí de modo que esto
representa un fracaso amargo en toda regla. O que asuman abiertamente que el
balance en las urnas sólo se puede interpretar como un giro a la izquierda con
IU catalizando seis escaños y una subida espectacular del treinta por ciento de
papeletas. O que confiesen que su candidato del “jurásico chavista” es parte
del problema. O que los desdenes de la derecha a la “Andalucía profunda”
–pitas, pitas, pitas- restan. Tampoco se espera que en el PSOE vayan a admitir
que caer casi una decena de puntos en una legislatura, como consecuencia de un
paisaje social devastado por el desempleo y la corrupción, requiere una
regeneración profunda en vez de fotografiarse con champagne. O que su aparato
clientelar, retratado por la investigación de los fondos de reptiles con dinero
para desempleo, o está absuelto en las urnas ni puede conservar la dignidad
institucional. O que confiesen que un gobierno con Izquierda Unida, tras las
experiencias en ayuntamientos y diputaciones, es una amenaza sobre todo ante el
desafío de racionalizar del déficit. En definitiva, decir la verdad rompería
sus esquemas.
Al menos unos y otros parecen tener
claro que es el momento de inspirar confianza. Así que él mensaje final del
PSOE es “hemos entendido el mensaje. El problema andaluz era la derecha”. Y la
conclusión del PP “Hemos entendido el mensaje. Lo importante es mantener a
Arenas”. Es evidente que han entendido el mensaje. Como de costumbre.
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