LA
GRAN PARADOJA
La presentación de los primeros
Presupuestos Generales del Estado del Partido Popular ha puesto de relieve bien
a las claras la amenaza tan grande que se cierne sobre las clases trabajadoras.
Puesto que se hace un análisis más
detallado de sus diversas partidas en otras páginas me limitaré aquí a señalar
algunas cuestiones generales que me parece que hay que tener en cuenta para
contextualizarlos y valorarlos.
En primer lugar, son unos Presupuestos
oportunistas. Muestran a las claras que el Partido Popular posterga los
intereses nacionales cuando de defender los suyos se trata, como así confirma
el que se retrasara su presentación hasta justo después de que se celebraran
las elecciones en Andalucía y Asturias. Tratar de lograr réditos electorales
ocultando sus verdaderas intenciones a costa de retrasar medidas que el propio
gobierno consideraba urgentes indica por qué tipo de dirigentes políticos
estamos siendo gobernados.
En segundo lugar, son unos Presupuestos
improvisados y muy poco rigurosos. Diversas circunstancias lo prueban. Entre
ellas, la sobrevaloración del presupuesto de ingresos como consecuencia del
optimismo en la estimación de recaudación y de reducir la magnitud que va a
tener el efecto recesivo del recorte de gastos. Y por el lado del gasto, se
infravalora sobre todo el gasto a realizar en pensiones y en protección al
desempleo. Esto último es especialmente claro si se tiene en cuenta que el
propio ejecutivo prevé un aumento del paro en 600.000 personas.
Y, además de ello, la falta de rigor de
los presupuestos quedó indisimuladamente de evidencia cando una semana después
de presentarlos se anunció un recorte adicional de 10.000 millones de euros en
áreas estratégicas y que, por ello mismo, se supone que deberían haber sido
objeto de un tratamiento mucho más atento y cuidadoso en la primera versión de
los Presupuestos.
En tercer lugar, los Presupuestos son
claramente recesivos y, como decimos los economistas, procíclicos, es decir que
en lugar de corregir el rumbo de nuestra economía sacándonos de la recesión nos
van a hacer que profundicemos en ella. Eso es así por varias razones. Una, que
reducen el gasto total en gran cantidad y cuando la economía está en gran
atonía, sin impulso, sin demanda ni actividad suficiente, lo que se necesita es
incrementar el gasto que la dinamice y no al revés. Al recortarlo, se vendrá
aún más abajo. Otra es que, para mayor abundamiento, se recortan gastos que son
los motores de la actividad a corto, medio y largo plazo. Recortar más de un
30% la inversión en ciencia es hipotecar nuestra economía y nuestro desarrollo
social durante años, como también lo es reducir el gasto en educación o en
formación de los desempleados (todos los cuales son ya de por sí mucho más
bajos que los de otros países europeos). E igual podría decirse del recorte en
infraestructuras que además afecta sobre todo a las que podrían tener un
impacto más favorable mientras que se salvan en mayor medida otras realmente
improductivos y despilfarradores como las del AVE (solo en un tramo gallego se
gasta prácticamente lo mismo que se recorta en I+D).
En cuarto lugar, los Presupuestos son
falsamente de austeridad. No se aprovechan para acabar con gastos fiscales que
solo benefician a las rentas más elevadas o a las grandes empresas. Incluso se
ha recuperado la deducción a la vivienda que es injusta, inflacionista y un
incentivo del peor modelo productivo de nuestra economía. Muchos recortes se
realizan acompañados de medidas que suponen gasto a favor de servicios privados
y en ningún caso se ha realizado previamente al recorte un estudio de
optimización del gasto. Primero se ha dado el hachazo y luego se ha tratado de
justificar diciendo que se hace para mejorar. Una excusa falsa y a veces
acompañada de mentiras, datos erróneos y explicaciones vergonzosas por su falta
de rigor como las que ha proporcionado el indocumentado Ministro de Educación.
En quinto lugar, los Presupuestos son un
atentado gravísimo al bienestar de la mayoría de la población. Se mire por
donde se mire los recortes suponen una pérdida de poder adquisitivo, de
derechos sociales y de recursos. Su efecto, como ya se ha podido comprobar en
otros países, será sin lugar a dudas el incremento de la desigualdad que está
en la base de las más graves perturbaciones económicas, y de la pobreza, la
pérdida de cobertura sanitaria y educativa, la mayor desatención a las personas
que necesitan cuidados, la caída en la esperanza de vida y, como consecuencia
de todo ello, la pérdida de potencial humano y de motores para el progreso.
En sexto lugar, los Presupuestos para
nada se proponen modificar un modelo de crecimiento que es insostenible. Hacen
buena la afirmación del eterno candidato a la Junta de Andalucía y tercero en
la cúpula dirigente del PP, Javier Arenas, cuando dijo que la economía
sostenible es “una milonga”. Ya se pudo comprobar que así piensa también el
gobierno cuando acordó acabar con la ayuda al desarrollo de las renovables y
que su voluntad es la de seguir apoyando las energías sucias y más caras con
tal de beneficiar a las grandes empresas y grupos financieros que las
participan.
En séptimo lugar, se trata también de
unos Presupuestos reaccionarios en el pleno sentido de la palabra. A pesar de
que se trataba en la mayoría de los casos de partidas poco cuantiosas, se ha
optado por hacer desaparecer o dejarlos reducidos a su mínima expresión
conceptos muy significativos como los fondos de integración a los inmigrantes,
de apoyo a la igualdad, lucha contra la violencia de género, o cooperación al
desarrollo.
Y, finalmente, también son unos
Presupuestos impuestos y sometidos a intereses extranjeros puesto que es
evidente que se hacen al dictado de “los mercados” y del gobierno alemán (que se
encargó de dar su vergonzoso visto bueno antes que nadie). Y también ilegítimos
por cuanto que asumen sin más el pago de intereses de una deuda que lo es, al
ser el resultado de la complicidad del Banco Central Europeo con la banca
privada y de la manipulación artificial de los mercados por los grandes
especuladores y que es necesario repudiar por odiosa. Como ha reconocido el
propio Ministro de Economía son los presupuestos de una economía intervenida.
En definitiva, los Presupuestos que ha
presentado el gobierno del Partido van a empeorar la situación económica a
corto, medio y largo plazo, deterioran las estructuras y servicios de bienestar
y la capacidad de generar actividad y empleo de las pequeñas y medianas
empresas, empeoran las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la
población, mantienen gastos superfluos e improductivos a favor de las grandes
empresas, de los bancos y de la industria armamentística o de la Iglesias
católica, cuando tanto se habla de austeridad, no avanzan en ningún caso hacia
un nuevo tipo de modelo productivo y confirman que nuestros gobiernos carecen
de dignidad y de patriotismo para defender los intereses generales de España.
Como he dicho en otro lugar, vienen a ser una simple traición puesto que
someten a nuestra ciudadanía a la voluntad de los mercados y de los poderes
financieros.
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