UNOS
NO TIENEN PAPELES, OTROS NO TIENEN VERGÜENZA
De entre todos los tijeretazos con los
que el PP está podando el Estado del bienestar hay uno que sobresale sobre los
demás: dejar a los inmigrantes irregulares sin derecho a la sanidad. Este
recorte es cruel, porque envía a la marginalidad a decenas de miles de
personas, precisamente las que peor lo están pasando. Es injusto, porque olvida
que esos mismos inmigrantes a los que hoy se castiga construyeron los
cimientos, hace no tanto, del milagro económico español.
Es xenófobo, porque
ahonda en un discurso tan populista como injusto: que los de fuera sobran, que
España para los españoles, que largo de aquí. Es peligroso, porque rompe con la
universalidad de la sanidad; hoy son los inmigrantes sin papeles, mañana los
que no puedan pagar. Y es cínico, porque mezcla un fenómeno de países ricos –el
famoso turismo sanitario– con la simple y pura necesidad.
Desde el gobierno de Rajoy se dice al
mismo tiempo que supondrá un ahorro notable en las cuentas públicas y que los
inmigrantes ni lo notarán porque siempre les quedarán las urgencias. Algo no
cuadra porque es precisamente en urgencias donde más caro resulta cada
paciente: si todos los inmigrantes van allí, en vez de ahorrar se gastará más.
La solución a este enigma tal vez esté en próximos recortes, en un copago por
el “abuso” de las urgencias que cerrará esta ecuación.
Para mayor obscenidad, en el mismo BOE
en el que se recorta a los inmigrantes sin papeles el derecho básico a la
sanidad, el Gobierno aprobó una amable concesión para las grandes
farmacéuticas: los médicos podrán volver a recetar en algunos casos según la
marca, y no según el principio activo. Para cuidar la buena salud de esas
empresas sí que se puede gastar más.
PUBLICADO EN EL BLOG DE IGNACIO ESCOLAR
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