¿CÓMO
SABEMOS CUANDO LLEGA LA SITUACIÓN REVOLUCIONARIA?
1. Para analizar una situación desde un
punto de vista revolucionario, es necesario distinguir entre las condiciones
económicas y sociales de una situación revolucionaria y la situación
revolucionaria misma.
2. Las condiciones económicas y sociales
de una situación revolucionaria se dan, hablando en general, cuando las
fuerzas productivas de un país están en decadencia; cuando disminuye
sistemáticamente el peso del país capitalista en el mercado mundial y los
ingresos de las clases también se reducen sistemáticamente; cuando el
desempleo ya no es simplemente la consecuencia de una fluctuación coyuntural,
sino un mal social permanente con tendencia a incrementarse. Estas son las
características de la situación de Grecia; podemos decir que allí se dan y se
profundizan diariamente las condiciones económicas y sociales de una situación
revolucionaria. Pero no debemos olvidar que a la situación revolucionaria la
definimos políticamente, no sólo sociológicamente, y aquí entra el factor
subjetivo, el cual no consiste solamente en el problema del partido del
proletariado, sino que es una cuestión de conciencia de todas las clases, por
supuesto fundamentalmente del proletariado y su partido.
3. La situación revolucionaria sólo se
da cuando las condiciones económicas y sociales que permiten la revolución
provocan cambios bruscos en la conciencia de la sociedad y de sus diferentes
clases. ¿Qué cambios?
a) Para nuestro análisis tenemos que
tener en cuenta las tres clases sociales: la capitalista, la clase media, el
proletariado. Son muy diferentes los cambios de mentalidad necesarios en cada
una de estas clases.
b) El proletariado sabe muy bien, mucho
mejor que todos los teóricos, que la situación económica es muy grave. Pero la
situación revolucionaria se desarrolla sólo cuando el proletariado comienza a
buscar una salida, no sobre los carriles de la vieja sociedad sino por el
camino de la insurrección revolucionaria contra el orden existente. Esta es la
condición subjetiva más importante de una situación revolucionaria. La
intensidad de los sentimientos revolucionarios de las masas es uno de los índices
más importantes de la madurez de la situación revolucionaria.
c) Pero la etapa siguiente a la
situación revolucionaria es la que permite al proletariado convertirse en la
fuerza dominante de la sociedad, y esto depende hasta cierto punto de las ideas
y sentimientos políticos de la clase media, de su desconfianza en todos los
partidos tradicionales (incluyendo al Partido Laborista, que es reformista,
vale decir conservador) y de que deposite sus esperanzas en un cambio radical,
revolucionario de la sociedad (y no en un cambio contrarrevolucionario, o sea,
fascista).
d) Los cambios en el estado de ánimo de
la clase media y del proletariado corresponden y son paralelos a los cambios en
el estado de ánimo de la clase dominante. Cuando ésta ve que es incapaz de
salvar su sistema, pierde confianza en sí misma, comienza a desintegrarse, se
divide en fracciones y camarillas.
4. No se puede saber por adelantado, ni
indicar con exactitud matemática, en qué momento de estos procesos está madura
la situación revolucionaria. El partido revolucionario sólo puede descubrirlo a
través de la lucha por el crecimiento de sus fuerzas e influencia sobre las
masas, sobre los campesinos y la pequeña burguesía de las ciudades, etcétera; y
por el debilitamiento de la resistencia de las clases dominantes.
5. Si aplicamos estos criterios a la situación
de Grecia, vemos que:
a) Las condiciones económicas y sociales
existen y se vuelven más apremiantes y agudas.
b)
Sin embargo, todavía estas condiciones económicas no provocaron una respuesta
psicológica. No hace falta un cambio en las condiciones económicas, ya
intolerables, sino un cambio en la actitud de las distintas clases hacia esta
intolerable y catastrófica situación que vive Inglaterra.
6. El desarrollo económico de la
sociedad es un proceso muy gradual, que se mide en siglos y décadas. Pero
cuando se alteran radicalmente las condiciones. económicas, la respuesta
psicológica, ya demorada, puede aparecer muy rápido. Y así sucedan rápido o
lentamente, esos cambios inevitablemente deben alterar el estado de ánimo de
las clases. Solo entonces tenemos una situación revolucionaria.
7. En términos políticos, esto
significa:
a) Que el proletariado debe perder su
confianza no sólo en los conservadores y en los liberales sino también en el
centro-izquierda. Tiene que concentrar su voluntad y su coraje en los objetivos
y métodos revolucionarios.
b)
Que la clase media debe perder su confianza en la gran burguesía, en los lores,
y volver los ojos hacia el proletariado revolucionario.
c) Que las clases poseedoras, las
camarillas gobernantes, rechazadas por las masas, pierden su confianza en sí
mismas.
8. Estas actitudes se desarrollarán
inevitablemente pero todavía no existen. Pueden desarrollarse en un lapso
breve debido a la agudeza de la crisis. Este proceso puede llevar dos o tres
años, incluso un año. Pero hoy es una perspectiva, no un hecho. Tenemos que
basar nuestra política en los hechos de hoy, no en los de mañana.
9. Las condiciones políticas de una
situación revolucionaria se desarrollan simultánea y más o menos
paralelamente, pero esto no significa que madurarán todas al mismo tiempo; éste
es el peligro que nos amenaza. De las condiciones políticas en sazón, la más
inmadura es el partido revolucionario del proletariado. No está excluida la
posibilidad de que la transformación revolucionaria del proletariado y de la
clase media, y la desintegración de la clase dominante, se desarrollen más
rápidamente que la maduración del Partido Comunista. Esto significa que podría
darse una verdadera situación revolucionaria sin un partido revolucionario
adecuado. En cierta medida se repetiría lo que sucedió en Alemania en 1923.
Pero es un error absoluto considerar que ésta es hoy la situación de
Inglaterra.
10. Decimos que no está excluida la
posibilidad de que el partido pueda quedar retrasado respecto a los demás
elementos de la situación revolucionaria, pero no es inevitable. No podemos
hacer un pronóstico exacto, pero aquí no se trata de un problema de
pronósticos, sino de nuestra actividad.
11. En esta coyuntura, ¿cuánto tiempo
necesitará el proletariado británico para romper sus vínculos con los tres
partidos burgueses? Es muy posible que, con una política correcta, el Partido
Comunista crezca proporcionalmente a la bancarrota y desintegración de los
demás partidos. Nuestro objetivo y nuestro deber es concretar esta posibilidad.
Conclusiones: esto es suficiente para
explicar por qué es totalmente erróneo plantear que en Grecia él conflicto político se da entre la
democracia y el fascismo (hay gente que así lo cree debido al auge de la extrema
derecha). La era fascista comienza en serio después de una victoria importante
y temporalmente decisiva de la burguesía sobre la clase obrera. Pero en Grecia
las grandes luchas todavía no se libraron. Como ya señalarnos refiriéndonos a
otro tema, el próximo capítulo político de Inglaterra, después de la caída del
gobierno nacional y del conservador que probablemente lo suceda, será
posiblemente liberal-laborista, que en un futuro próximo puede resultar más
peligroso que el espectro del fascismo. Condicionalmente llamamos a esa etapa
kerenskismo británico.
Pero hay que añadir que no
necesariamente en toda etapa y en todos los países el kerenskismo será tan
débil como lo fue el ruso, que era débil porque el Partido Bolchevique era
fuerte. Por ejemplo, en España el kerenskismo (PPSOE) -la coalición de
liberales y "socialistas"- no es de ninguna manera tan débil como lo
fue en Rusia, y ello se debe a la debilidad del Partido Comunista. El
kerenskismo combina la fraseología reformista, "revolucionaria",
"democrática", "socialista" y las reformas sociales
democráticas de secundaria importancia con la represión al ala izquierda de la
clase obrera.
Es un método opuesto al del fascismo,
pero sirve a los mismos fines. La derrota del futuro lloydgeorgismo sólo será
posible si sabemos prever su llegada, si no nos dejamos hipnotizar por el
espectro del fascismo, que hoy es un peligro mucho más lejano que Lloyd George
y su herramienta del futuro, el Partido Laborista. Mañana el peligro puede ser
el partido reformista, el bloque de liberales y socialistas; el peligro
fascista todavía está muy lejos. Nuestra lucha por eliminar la etapa fascista y
por eliminar o reducir la etapa reformista es la lucha por ganar a la clase
obrera para el Partido Comunista.
PUBLICADO EN REVOLUTION IN SPAIN
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