¿CÓMO SABEMOS CUANDO LLEGA LA SITUACIÓN REVOLUCIONARIA? LEON TROTSKI (TEXTO ADAPTADO)


¿CÓMO SABEMOS CUANDO LLEGA LA SITUACIÓN REVOLUCIONARIA?
1. Para analizar una situación desde un punto de vista revolucionario, es necesario distinguir entre las condiciones económicas y sociales de una situación re­volucionaria y la situación revolucionaria misma.

2. Las condiciones económicas y sociales de una si­tuación revolucionaria se dan, hablando en general, cuando las fuerzas productivas de un país están en de­cadencia; cuando disminuye sistemáticamente el peso del país capitalista en el mercado mundial y los ingre­sos de las clases también se reducen sistemáticamente; cuando el desempleo ya no es simplemente la conse­cuencia de una fluctuación coyuntural, sino un mal so­cial permanente con tendencia a incrementarse. Estas son las características de la situación de Grecia; podemos decir que allí se dan y se profundizan diariamente las condiciones económicas y sociales de una situación revolucionaria. Pero no debemos olvidar que a la situación revolucionaria la definimos políticamente, no sólo sociológicamente, y aquí entra el factor subje­tivo, el cual no consiste solamente en el problema del partido del proletariado, sino que es una cuestión de conciencia de todas las clases, por supuesto fundamen­talmente del proletariado y su partido.

3. La situación revolucionaria sólo se da cuando las condiciones económicas y sociales que permiten la revolución provocan cambios bruscos en la conciencia de la sociedad y de sus diferentes clases. ¿Qué cambios?

a) Para nuestro análisis tenemos que tener en cuenta las tres clases sociales: la capitalista, la clase media, el proletariado. Son muy diferentes los cambios de mentalidad necesarios en cada una de estas clases.

b) El proletariado sabe muy bien, mucho mejor que todos los teóricos, que la situación económica es muy grave. Pero la situación revolucionaria se desa­rrolla sólo cuando el proletariado comienza a buscar una salida, no sobre los carriles de la vieja sociedad sino por el camino de la insurrección revolucionaria contra el orden existente. Esta es la condición subjetiva más importante de una situación revolucionaria. La intensidad de los sentimientos revolucionarios de las ma­sas es uno de los índices más importantes de la madurez de la situación revolucionaria.

c) Pero la etapa siguiente a la situación revoluciona­ria es la que permite al proletariado convertirse en la fuerza dominante de la sociedad, y esto depende hasta cierto punto de las ideas y sentimientos políticos de la clase media, de su desconfianza en todos los partidos tradicionales (incluyendo al Partido Laborista, que es refor­mista, vale decir conservador) y de que deposite sus esperanzas en un cambio radical, revolucionario de la sociedad (y no en un cambio contrarrevolucionario, o sea, fascista).

d) Los cambios en el estado de ánimo de la clase media y del proletariado corresponden y son paralelos a los cambios en el estado de ánimo de la clase domi­nante. Cuando ésta ve que es incapaz de salvar su sistema, pierde confianza en sí misma, comienza a desin­tegrarse, se divide en fracciones y camarillas.

4. No se puede saber por adelantado, ni indicar con exactitud matemática, en qué momento de estos procesos está madura la situación revolucionaria. El partido revolucionario sólo puede descubrirlo a través de la lu­cha por el crecimiento de sus fuerzas e influencia so­bre las masas, sobre los campesinos y la pequeña burguesía de las ciudades, etcétera; y por el debilitamiento de la resistencia de las clases dominantes.

 5. Si aplicamos estos criterios a la situación de Grecia, vemos que:
a) Las condiciones económicas y sociales existen y se vuelven más apremiantes y agudas.

 b) Sin embargo, todavía estas condiciones económicas no provocaron una respuesta psicológica. No hace falta un cambio en las condiciones económicas, ya into­lerables, sino un cambio en la actitud de las distintas clases hacia esta intolerable y catastrófica situación que vive Inglaterra.

6. El desarrollo económico de la sociedad es un pro­ceso muy gradual, que se mide en siglos y décadas. Pe­ro cuando se alteran radicalmente las condiciones. eco­nómicas, la respuesta psicológica, ya demorada, puede aparecer muy rápido. Y así sucedan rápido o lentamen­te, esos cambios inevitablemente deben alterar el estado de ánimo de las clases. Solo entonces tenemos una situación revolucionaria.

7. En términos políticos, esto significa:
a) Que el proletariado debe perder su confianza no sólo en los conservadores y en los liberales sino tam­bién en el centro-izquierda. Tiene que concentrar su voluntad y su coraje en los objetivos y métodos revolucionarios.

 b) Que la clase media debe perder su confianza en la gran burguesía, en los lores, y volver los ojos hacia el proletariado revolucionario.

c) Que las clases poseedoras, las camarillas gober­nantes, rechazadas por las masas, pierden su confian­za en sí mismas.

8. Estas actitudes se desarrollarán inevitablemen­te pero todavía no existen. Pueden desarrollarse en un lapso breve debido a la agudeza de la crisis. Este proce­so puede llevar dos o tres años, incluso un año. Pero hoy es una perspectiva, no un hecho. Tenemos que ba­sar nuestra política en los hechos de hoy, no en los de mañana.

9. Las condiciones políticas de una situación revolu­cionaria se desarrollan simultánea y más o menos paralelamente, pero esto no significa que madurarán todas al mismo tiempo; éste es el peligro que nos amenaza. De las condiciones políticas en sazón, la más in­madura es el partido revolucionario del proletariado. No está excluida la posibilidad de que la transformación revolucionaria del proletariado y de la clase media, y la desintegración de la clase dominante, se desarrollen más rápidamente que la maduración del Partido Comu­nista. Esto significa que podría darse una verdadera si­tuación revolucionaria sin un partido revolucionario adecuado. En cierta medida se repetiría lo que sucedió en Alemania en 1923. Pero es un error absoluto consi­derar que ésta es hoy la situación de Inglaterra.

10. Decimos que no está excluida la posibilidad de que el partido pueda quedar retrasado respecto a los demás elementos de la situación revolucionaria, pero no es inevitable. No podemos hacer un pronóstico exacto, pero aquí no se trata de un problema de pronósticos, sino de nuestra actividad.

11. En esta coyuntura, ¿cuánto tiempo necesitará el proletariado británico para romper sus vínculos con los tres partidos burgueses? Es muy posible que, con una política correcta, el Partido Comunista crezca proporcionalmente a la bancarrota y desintegración de los demás partidos. Nuestro objetivo y nuestro deber es concretar esta posibilidad.

Conclusiones: esto es suficiente para explicar por qué es totalmente erróneo plantear que en  Grecia él conflicto político se da entre la democracia y el fascis­mo (hay gente que así lo cree debido al auge de la extrema derecha). La era fascista comienza en serio después de una victoria importante y temporalmente decisiva de la bur­guesía sobre la clase obrera. Pero en Grecia las grandes luchas todavía no se libraron. Como ya seña­larnos refiriéndonos a otro tema, el próximo capítulo político de Inglaterra, después de la caída del gobierno nacional y del conservador que probablemente lo suce­da, será posiblemente liberal-laborista, que en un futu­ro próximo puede resultar más peligroso que el espec­tro del fascismo. Condicionalmente llamamos a esa eta­pa kerenskismo británico.

Pero hay que añadir que no necesariamente en toda etapa y en todos los países el kerenskismo será tan dé­bil como lo fue el ruso, que era débil porque el Partido Bolchevique era fuerte. Por ejemplo, en España el kerenskismo (PPSOE) -la coalición de liberales y "socialis­tas"- no es de ninguna manera tan débil como lo fue en Rusia, y ello se debe a la debilidad del Partido Co­munista. El kerenskismo combina la fraseología refor­mista, "revolucionaria", "democrática", "socialista" y las reformas sociales democráticas de secundaria im­portancia con la represión al ala izquierda de la clase obrera.

Es un método opuesto al del fascismo, pero sirve a los mismos fines. La derrota del futuro lloydgeorgismo sólo será posible si sabemos prever su llegada, si no nos dejamos hipnotizar por el espectro del fascismo, que hoy es un peligro mucho más lejano que Lloyd George y su herramienta del futuro, el Partido Laborista. Mañana el peligro puede ser el partido reformista, el bloque de liberales y socialistas; el peligro fascista todavía está muy lejos. Nuestra lucha por eliminar la etapa fascista y por eliminar o reducir la etapa reformista es la lucha por ganar a la clase obrera para el Partido Comunista.
PUBLICADO EN REVOLUTION IN SPAIN



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