CAMBIANDO EL SISTEMA DESDE EL CORAZÓN
Si pretendemos tener éxito en cualquier
acción social de verdadero cambio, y así dar pasos en la dirección correcta
para poder liberarnos del control y sometimiento de la oligarquía, y que no
venga a ocurrir como con el 15M, que se ha quedado todo en falsas expectativas
y desilusión de cientos de miles de personas, necesariamente se ha de
prescindir de la influencia o manipulación de los partidos políticos y de
organizaciones “independientes” que se suman al frente de estas iniciativas. En
ambos casos, es muy probable qué, bien directa o indirectamente estén al
servicio de los intereses elitistas, y en cualquier caso, como así ha sido
siempre, las élites van a disponer de elementos que se posicionen al frente de
cualquier movimiento de cambio importante.
Para poder eludir este control y
detectar, sin dejar el menor rastro de duda, las verdaderas intenciones de
estos elementos intrusos, es necesario que nuestra demanda se centre en aquello
qué tanto los partidos políticos (generalmente comandados por personas al
servicio de la élite), como estas organizaciones del “bien común”, eluden por
todos los medios que se modifique, osea, los fundamentos que sostienen este
sistema oligárquico de poder, que en primer lugar usurpan, roban nuestra
soberanía social, impidiéndonos constituir una verdadera democracia, que solo
lo pude ser en participación plena y directa de cada uno de los ciudadanos en
los asuntos sociales que nos afectan. Aquellos que se sitúan al frente de
cualquier organización o movimiento social de descontento y reivindicación, y
se oponen a reivindicar este primer derecho, o no hacen nada por que se
restablezca, obstaculizando o demorando cualquier solución válida, a la vez que
proponen y prometen grandes ideales, y tratan de contentarnos con múltiples y
pretendidas conquista de derechos sociales, incluso cuestionando o criticando a
las élites, pero eludiendo cualquier medida que vaya en pro de adquirir nuestra
verdadera soberanía, de este modo, se identifican con sus verdaderas
intenciones, osea, solo están para que nada de lo importante que sostiene este
sistema se modifique. Si sabemos discernir sobre este particular, podremos
seleccionar quienes de verdad están al frente de los intereses generales,
quienes centran el esfuerzo, ahora, en lo único importante y prioritario, que
es, restablecer un sistema que respete íntegramente nuestra soberanía, un
sistema en el que no delegamos nuestro poder en nadie, nuestro derecho
individual a decidir por nosotros mismos en las responsabilidades sociales que
directamente nos afectan.
No podemos pretender que cambie nada si
lo hacemos dentro de este sistema jerárquico, en el que una élite decide por
todos nosotros qué hacer. Cualquier modelo ideológico, cualquier mejora, por
más buena que sea, por más gente que reúna con nobles intenciones, no será
posible llevarla a cabo si no se modifica el sistema jerárquico de poder de
este mundo, si no cambia este sistema en el qué, nuestro primer error, es
delegar en un determinado grupo de gente nuestra responsabilidad de decidir
sobre cada uno de los asunto social que nos afecta directamente e
individualmente.
El simple hecho de hacer esa primera y
simple concesión, es el primer paso y fundamento de esta colosal farsa que son
las políticas de este mundo y con ello todas las desgracias y calamidades que
acosan a la humanidad y a la vida o equilibrio de este planeta, por tanto,
primero que nada, hemos de cambiar el sistema cambiando esa actitud y
reivindicando este derecho, luego podremos cambiar los modelos ideológicos de
convivencia, pero ahora es vital centrar nuestro esfuerzo solo y exclusivamente
en ese primer paso, en ese primer derecho, luego podremos pensar en que modelos
de convivencia más nos interesa, que de este modo, sin duda alguna, sea cual
sea el modelo elegido, siempre estará al servicio del bien común, pues ahora,
los modelos de convivencia, las grandes expectativas ideológicas, se están
utilizando para que nada cambie y lo que es peor, para enfrentarnos entre
nosotros, culpándonos entre nosotros de nuestros problemas y desgracias, cuando
la élite, verdaderos instigadores y causantes, se quedan al margen de toda
responsabilidad, rentabilizando nuestros enfrentamientos en un mayor poder y
dominación.
Mientras no se modifique este sistema
jerárquico de obediencia incondicional e impositiva, las posibilidades de que
cambien las cosas, de que cambie esta tendencia hacia el totalitarismo global
son nulas. Confiamos en una jerarquía de poder que decide por nosotros, que
aunque los elijamos libremente, es solo en apariencia, pues nos ocultan sus
verdaderas intenciones, la información necesaria para elegir con objetividad y
acierto, y se nos veta la posibilidad de participar en asuntos importantes que
nos afectan a todos.
Cuando delegamos nuestra responsabilidad
de decidir y elegir sobre nuestros asuntos, invariablemente e inevitablemente
damos acceso al poder a gente que difícilmente van a poder servir al bien
colectivo, y con ello, damos nuestra confianza a facciones ocultas de poder que
desconocemos. Siempre ha sido así ¿Por qué pensamos que ahora confiando,
eligiendo a este o aquel otro, a este o aquel modelo o ideología social, o
confiando en estas o aquellas conquista o derechos sociales la cosa va a
cambiar, o puede empezar a cambiar, y no pensamos qué todo puede ser otro juego
de manipulación y engaño, como siempre ha sido, para perpetuar nuestra
confianza en un poder que en realidad desconocemos, que nunca cambia de
“dueño”, pero que continuamente van cambiando sus personajes o títeres, sus
apariencias y sus ofertas embaucadoras e ilusionantes, en busca de nuestro
apoyo, para confiar indefinidamente en este sistema que somete al mundo a una
expoliación salvaje y a sus gentes en esclavitud?
No hay otra, o asumimos la
responsabilidad de elegir directamente sobre nuestros asuntos, o esto nunca
cambiará, y con toda seguridad, y en especial en estos tiempos, todo irá a
peor. Cada vez más y más, hasta que definitivamente despertemos, aun después de
la desesperación si fuera necesario, a la necesidad ineludible de ser dueños de
nuestros destinos. Son estos los tiempos y este su signo.
Si la élite ve las cosas difíciles no
van a dudar en proponernos y ofrecernos sustanciales ventajas o derechos
sociales, e incluso nuevos y “maravillosos” modelos de convivencia a través de
quienes lideran estos movimientos desde la traición. Concesiones que no son más
que migajas, o espejismos, a las que difícilmente nos vamos a negar después de
tenernos sometidos con sus diferentes técnicas de opresión, privación y miedo,
y que vamos a ver como triunfos o avances importantes en nuestras lucha. Eso
nos hará volver a confiar en ellos, a delegar de nuevo nuestra confianza, pero
nada es útil, ninguna conquista en derechos sociales va a ser útil, ni nos va a
liberar de esta situación, si primero que nada no conseguimos apartarles de las
funciones de decidir por nosotros, y así recuperar nuestra soberanía
secuestrada con estas falsas democracias, asumiendo de este modo la
responsabilidad de elegir y decidir por nosotros mismo.
No se trata de cambiar políticas, ni
derrocar a nada ni a nadie, ni de prescindir de este o aquel gobierno, se trata
simplemente de desobedecer a aquel que pretende pensar y decidir por nosotros,
hasta retomar cada uno de nosotros nuestro papel verdaderamente democrático de decidir
libremente, directamente sobre nuestros asuntos, con el derecho a una
información veraz, completa, sencilla y objetiva. Este cerco que se pretende
hacer al congreso el 25S no puede ser de coacción o presión para sustituir a
nada ni a nadie, ni para instaurar un nuevo modelo social de convivencia
confiando en otras gentes para que lo lleven a cabo, pues estaremos exactamente
en el mismo punto y continuaremos con el mismo problema. Esta presencia ha de
ser, solo, en humilde reivindicación, solo, para que respeten ese primer
derecho, solo, para decirles a nuestros políticos qué cualquier decisión que
tomen ha de pasar por la aceptación de la mayoría social. Que no deben, ni
pueden, tomar ninguna decisión que no venga respaldada por la inmensa mayoría
social.
Por tanto, esta movilización debe de ser
fundamentalmente de desobediencia a aquello que no venga aceptado por la
mayoría, y no tanto de cambio. No quiere decir que no haya un modelo de cambio
implícito, pero para que haya un modelo de cambio al servicio de todos, todos
hemos de estar deacuerdo en ese modelo, y si primero que nada nos planteamos el
cambio de modelo ideológico, puede ocurrir que hayan grandes diferencias entre
nosotros, y nos pueden llevar fácilmente a las discrepancias y enfrentamiento
internos, cuando hoy, más que nunca, lo que se requiere es unidad para afrontar
un problema común que nos somete a todos por igual, que avanza implacable con
un plan perfectamente perfilado, una grave amenaza para la humanidad hasta
ahora desconocida y de dimensiones inconcebibles. Una responsabilidad que hemos
de asumir, no solo por nuestros bienestar particular sino por responsabilidad
ante el mundo en esta hora crucial, en qué, precisamente, hemos de sentirnos
privilegiados por asistir al mayor cambio de paradigma social de todos los
tiempos, en el que todos somo imprescindibles y todos estamos invitados a
participar en esta oportunidad sin precedentes en el único modo en que puede
hacerse: Siendo dueños de nosotros mismos, de nuestros devenir, asumiendo la
única realidad que nos rodea: Ser en consciencia.
Nuestros políticos han de ser nuestros
gestores, nuestros administradores, técnicos expertos que trabajan para la
sociedad, pero no por eso quienes deciden lo que se ha de hacer. Ellos
administran, organizan, gestionan, estudian las mejores opciones posibles, y,
proponen, pero no disponen. ¿Imagináis que el gerente de una empresa,
contratado por los socios propietarios de esa empresa, una vez asignado el
cargo, hiciese lo que le viniese en gana, al margen de la voluntad de los
dueños o socios? Por supuesto que en el ámbito de sus competencias, el gerente
tiene una campo de actividad, de iniciativas y decisiones propias en la gestión
administrativa y técnica de la empresa, pero quienes marcan la política general
y deciden con qué objetivos se ha de llevar, son los socios, los dueños de la
empresa, y esa función tiene que actualizarse cada día, o a cada momento que
las circunstancias lo requiera. No tiene sentido que sea diferente, ninguna
sociedad empresarial permitiría que fuese de otro modo, pues al igual en la
gestión de un país. Los políticos no son los propietarios del país, son los
gestores que administran, los técnicos o expertos contratados por la ciudadanía
que estudian los diferentes problemas y que proponen diferentes soluciones a
los socios, a las dueños del país, para que tengan la mejor opción posible de
elección, de decisión, pero no eligen, no deciden, solo informan y proponen.
Por tanto, lo primero de todo, antes de
plantearse cualquier modelo social de convivencia o ideológico, es restablecer
ese derecho natural, como legítimos propietarios que somos cada uno de los
ciudadanos de nuestro país. Las cosas, de momento, pueden continuar mas o menos
como están, los cambios bruscos traen consecuencias bruscas y el principal
problema es pretender desde un principio estar todos deacuerdo en los modelos a
seguir, por buenos que sean, eso fácilmente nos pude enfrentar entre nosotros.
Es necesario ir paso a paso, poco a poco, y cada paso, en firme y amplio
consenso social.
También quienes tienen adquiridos
ciertos privilegios en este sistema, como legítimamente adquiridos, se van a
oponer con gran resistencia a cualquier modificación. Ahora no es ese nuestro
principal problema, y también es cierto, que si nuestra economía funciona, si
desarrollamos nuestro potencial productivo a su máxima capacidad, que lo puede
ser con una carga laboral justa y equitativamente repartida, y por tanto
fácilmente llevadera, nuestro problema de sostener esos derechos o privilegios
es mínimo. Busquemos en primer lugar fórmulas entre todos para que esto
funcione, elegidas y decididas por nosotros mismos, pero poco a poco, así todo
puede ir evolucionando hacia una mejor situación para todos y más justa, aun
manteniendo los estatus adquiridos, eso no quiere decir que no evolucionen
hacia modelos más apropiados y justos, pero no pensemos ahora en derrocar a
nada ni a nadie, pues nos puede llevar fácilmente al conflicto y la violencia
en divisiones internas.
Estemos unidos ahora en lo único
importante, en conseguir que se establezca ese elemental y legítimo derecho a
decidir por nosotros mismos, y cualquier paso que se de a continuación ha de
ser con gran respeto a los demás y a lo establecido. No vale ningún reacción de
violencia, de rabia incontenida, o de desposeer a nadie, sino de resistencia
pasiva en desobediencia. Así, todo puede evolucionar hacia una cambio
progresivo, sin más traumas ni sufrimientos, donde todos sin excepción salgamos
beneficiados, pero se ha de hacer desde la no violencia y desde la
desobediencia a decisiones, normas o leyes que no estén respaldadas por la
mayoría de la ciudadanía.
Cuando se dan actitudes de resistencia
violenta y fuerza impositiva, todo se complica y surgen nuestras divisiones
internas, por ejemplo; cuando con nuestra resistencia ante la policía, les
insultamos o agredimos, les estamos dando razones a ellos para afirmarse en las
ordenes que reciben, cuando en realidad forman parte nuestra y son victimas, al
igual que el resto de la ciudadanía, de estas mismas circunstancias, o planes.
Por tanto hay que evitar esa división entre nosotros, pues es especialmente
importante que también se sumen a la desobediencia. Todas las instituciones que
están bajo las ordenes directas de los políticos son quienes más interesa que
se sumen a la desobediencia, objetando motivos de consciencia. Gente que ya
empiezan a descubrir y comprender la trama oculta a la que indirectamente
sirven y empiezan a tener motivos de consciencia para no cumplir ciegamente
ciertas ordenes, por esta razón, son precisamente a quienes más les interesa
apoyar esta causa común, pero no podemos pretender conseguir su apoyo dándole
razones para que cumplan las ordenes que reciben cuando por nuestra parte les
respondemos con violencia.
En este video
https://www.youtube.com/watch?v=pgNAnsYxyz4&feature=player_embedded
este joven, víctima de la violencia policial, en primer lugar, les invitaba a
los policías a sumarse a la causa común que todos defendemos, les dice que está
con ellos, que su lucha es también por su bienestar, por sus derechos, por el
de sus hijos, etc., y, efectivamente expone argumentos ciertos, incontestables,
pero a su vez les insulta por el cumplimiento de sus funciones. Los miembros de
los cuerpos de seguridad son ciudadanos qué aunque ahora puede que todavía no
les afecte demasiado esta situación, y en cierta medida tengan su salario
garantizado, no dejan de estar bajo un sistema que está sometiendo a todos
injustamente, por igual e indiscriminadamente, y que a la larga todos seremos
afectados en la mima medida, así lo empiezan a ver muchos policías, la inmensa
mayoría que en verdad sienten vocación por el servicio a los ciudadanos, y por
tanto, no es difícil que vean que todos estamos también por defender sus
derechos y su futuro, que tarde o temprano nos afectará a todos, y con toda
seguridad al futuro de nuestros hijos, a la totalidad de nuestras generaciones
futuras, eso ya se está percibido con claridad, y ni siquiera hace falta
reprochárselos, y de hecho estamos viendo manifestaciones en ese sentido. Pero
dime: ¿Que se consigue insultándoles, o con violencia, sea del tipo o del grado
que sea, aunque te parezca injusto lo que hacen y que seguramente lo es, y te
sientas con todo el derecho? Solo descargas tu ira contra las personas menos
indicadas, empeoras tu situación, y lo que es más grave : empeoras la situación
de todos los demás. Respetemos su trabajo con humildad, pronto o tarde
percibirán nuestro clamor como propio y estarán a nuestro lado.
* * *
Les tenemos que decir a nuestro
políticos que cualquier decisión importante nos la tienen que consultar. No
aceptamos en modo alguno que decidan por nosotros. De momento, en nuestras
reivindicaciones, en nuestras pancartas solo ha de figurar esa demanda: Exigir
una ley donde se diga que las decisiones importantes se consultarán a la gente
con los medios tecnológicos que disponemos, que los son de gran efectividad,
seguridad y rapidez, y se aceptarán en mayoría absoluta para que cualquier cosa
que se haga sea siempre con un máximo consenso social.
Asumimos la responsabilidad y el riesgo
de equivocarnos, pero queremos ser nosotros los que decidamos qué hacer con
nuestro país, con nuestro futuro, con nuestros destinos. Nadie debe, ni puede,
elegir por cada uno de nosotros, en el legítimo derecho a nuestro libertad de
elección, a equivocarnos y aprender de nuestros errores y en su caso a ser
artífices de un futuro mejor.
Se invita a toda persona que en el
desempeño de sus funciones tanto profesionales, como en el cumplimiento de las
obligaciones ciudadanas, a no acatar ninguna orden que venga firmemente
rechazada por el clamor de la mayoría social.
* * *
P.D. Tiempo atrás, esta propuesta, por
sencilla y factible que se hubiese planteado, hubiese sido del todo inviable,
sin embargo, ahora estamos en tiempos de cambio, es el sistema que está
cambiando, o nuestro paradigma social, como queráis llamar, y todo nos es
favorable para que así ocurra. Lo señores de la oscuridad lo saben, y aunque se
saben derrotados no van a renunciar a este goloso pastel que ha sido la
humanidad para ellos durante milenios, y van a poner todo su potencial
destructivo, de terror y de sufrimiento para que ese cambio no ocurra. Pero el
que ocurra es inevitable, la diferencia está en decidir nosotros como va a ser
ese cambio, pues que lo sea con mayor o menor virulencia solo depende de cada
uno de nosotros. Es comprensible la dificultad en romper moldes, esquemas
mentales anclados en el pasado que favorecen los planes de estas entidades,
pero también tenemos soluciones sencillas, propuestas asequibles, y en la misma
medida que a partir de ahora nuestra resistencia al cambio se puede volver
contra nosotros, también se nos proporciona el conocimiento y la actitud idónea
para hacer este tránsito con absoluta normalidad y paz. Es muy importante
elevar nuestras miras y ver un poco mas allá, pulsar y confiar en las
oportunidades que nos traen estos tiempos y cada momento de este tránsito, y
pensar, que detrás de todo esto hay Alguien que nos espera con infinito amor.
No hay trampas cuando buscamos en nuestro Ser en quien confiar.
¿CÓMO APLICARNOS EN DESOBEDIENCIA?: Solidaricémonos y que se jodan ellos.
ResponderEliminarEsta gente que nos gobierna en la sombra están acostumbrados y saben manejar cualquier tipo de huelga o manifestación que se tercie, y si es violenta mejor para ellos, por cuanto así se permiten la satisfacción de atizarnos, y en la medida que se incrementa la violencia, se apuntan razones ante la opinión pública más moderada para atizarnos más todavía, y además justificarse los propios policías en sus acciones desproporcionadas. Pero, para lo que no están preparados es para una huelga silenciosa y sostenida en el tiempo que incida en la base y sostén de su sistema, osea, en derredor de nuestras necesidades de consumo, y la necesidad de disponer de un medio para intercambiar nuestros productos de consumo (la necesidad de una moneda para nuestra economía) Si nosotros sabemos actuar en esas dos cuestiones de forma que prescindamos de ellos, están jodidos.
Ahora bien, si nosotros actuamos en esos pilares fundamentales que los sustentan, segándoles la hierba bajos sus pies, esta sociedad, que ahora se está gestionando con aparente libertad, con esta falsidemocracia, y con todos sus medios de persuasión-manipulacion-comunicación en sus manos, dejará de serlo, para pasar a un sistema igualmente totalitario pero por la fuerza, en el que harán lo mismo, pero sin guardar las apariencias de una sociedad libre. Aunque sea más fácil manejar una sociedad engañada que por la fuerza, si no les queda alternativa utilizarán la fuerza.
Pero, para que se pueda aplicar un sistema totalitario por la fuerza, con sus correspondientes invasiones y liquidaciones parciales de población, necesitan de gente que la lleven a cabo, y puesto que ellos no van a pegar ni un tiro, ni se van a poner al frente de ninguna ataque o invasión, sino que estarán todos bien escondidos mientras esas cosas ocurren, darán la orden de liquidarnos entre nosotros y saldrán corriendo a ponerse a buen cubierto. Por tanto, se necesita de una población que sea fácilmente manipulable, fanatizable, o con notables deseos de ambición personal, o en su caso de venganza de lo que sea, y esta condición es cada vez menor entre nosotros, en tanto se está dando este rápido despertar de consciencia que estamos experimentando en nuestra sociedad en los últimos tiempos, y en la humanidad en general, y este despertar es lo que les está complicando sus planes, pero no se está dando todavía en la medida necesaria que sea para nosotros una verdadera garantía de libertad.
Para evitar una autoinvasión es fundamental la desobediencia de nuestros miembros de las fuerzas de defensa y seguridad del estado, no solo por la deuda ante sus congéneres, puesto que somos en realidad quienes les pagamos y es a nuestro servicio que deben estar, sino también por dignidad personal, de no darse a manipular y dejarse lanzar en una calamidad de este tipo contra los suyos o contra si mismos. Aunque se comprende que cuando hay una dependencia profesional de este tipo es complicado desobedecer, y seguramente la élite provocará situaciones de manipulación y engaño, de odio en enfrentamientos internos para motivar a esta conducta. Así que nuestros profesionales de la defensa y seguridad han de estar al tanto de dos cosas importantes a discernir en esas estrategias de división y enfrentamiento en las qué tan bien saben manejarse la élite para fomentar el odio entre nosotros y enfrentarnos entre si, y es, estar prevenidos, ser suspicaces ante acciones de manipulaciones “patrióticas”; atentados de falsa bandera, información manipulada y todo tipo de provocaciones partidistas, religiosas, etc,
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