AGRICULTURA ECOLÓGICA. CARLO FONTÁN


AGRICULTURA ECOLÓGICA
Me venía yo planteando como podríamos prescindir del petróleo en la agricultura tras leer que por cada kilocaloría de alimento gastábamos diez en producirlo, lo que me parecía absurdo y reflejo de una sociedad del despilfarro. Me topo en una revista con los tractores eléctricos que existían ya al final del XIX ¡La panacea! Máquinas eléctricas para el campo alimentadas por energías renovables.

Pero, la verdad, esta propuesta me parece mucho más brillante, pues aunque lográramos descubrir el maná de la energía no contaminante, los residuos que deja el derroche nos exigen buscar un modo de vida más austero y unas tecnologías que no alteren nuestro ya dañado ecosistema. Mínima intervención. Eso es la verdadera economía, no la que nos venden los financieros vendedores de humo, tóxico para más señas.


Aunque los que vivimos en la ciudad no llegamos a vislumbrar la importancia de temas como el que aquí se plantea, es de vital importancia devolverle al campo el protagonismo que tiene pues nuestras vidas dependen de él, y es hora ya de hablar de los problemas que se están dando con la destructora agricultura actual y su concepción como negocio de alto rendimiento.

Deberíamos ser un poco más autosuficientes, estar mejor informado respecto a los alimentos que consumimos pues cada vez están más adulterados y manipulados poniendo en riesgo nuestra salud. Luego nos extrañamos de que haya tanto cáncer.

Tanta concentración, tanta especialización no puede ser buena. La salida de todas las crisis pasa por facilitar la vuelta al campo-el que quiera- y disminuir la población de estas insostenibles macrociudades sustentadas por el petróleo. Volvamos a saber todos un poco de todo. Aprende a hacer tu pan, a cultivar tu tomate. Es cuestión de supervivencia.

Creo que es interesante este post, sobre todo para aquellos que estáis preocupados por la agricultura ecológica

El huerto estacionario. Sin laboreo.
No se concibe hoy la agricultura sin la presencia del tractor y la maquinaria movida por combustibles derivados del petróleo. Los antiguos animales de labranza ha sido sustituidos por los cientos de caballos de potencia que mueven las máquinas. Esto ha permitido concentrar a la mayor parte de la población en las ciudades quedando solo una población residual dedicada a la agricultura.

Cuando se habla de la escasez y el fin de la era del crecimiento económico basado en el petróleo, todo el mundo espera que los mercados manifiesten su divinidad y saquen de su chistera una nueva forma de energía infinita que nos permita seguir creciendo. Pero los mercados no están haciendo eso, sino que están procediendo a la exclusión creciente de personas y a la destrucción de las democracias para mantener el estatus de un número cada vez mas reducido de personas. Los mercados nunca hicieron ascos a la esclavitud ni a las dictaduras. El hambre crece en silencio. Y ese silencio es el nuestro.

SIN LABOREO
Lo mas atractivo desde el punto de vista práctico es que si usamos un sistema de labranza cero tenemos mucho menos trabajo. No es agricultura contemplativa, pero si bastante llevadera desde el punto de vista del esfuerzo físico. Aunque en un principio podemos usar la azada para una primera preparación del suelo, después dejamos el trabajo de abrir los poros en la tierra a las raíces y a todos los organismos que se alimentan de ellas y de los restos que dejamos en el mismo suelo después de la cosecha. Es lo que llamamos abono verde.

Una de las causas de la compactación del suelo es la presión que ejercemos con nuestro acceso reiterado a los cultivos. Una buena solución puede ser cubrir los accesos con una capa mucho mas gruesa de residuos. Podemos elegir la parte mas leñosa de los mismos y dejar los mas finos para la cobertura  de la superficie útil cultivable. El tránsito lo realizamos pisando sobre la banda de residuos vegetales ayudando así a su triturado y compactación, a la vez que distribuimos la presión de nuestros pasos sobre una superficie mucho mayor. Disponemos también de un área donde incorporar abonos aún no degradados cuya incorporación directa pueda ser peligrosa para las plantas, ya que los materiales leñosos son de descomposición lenta, de uno a varios años.


De esta forma se mejora la infiltración del agua, el suelo en vez de degradarse, mejora, y la producción aumenta. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación la Agricultura de Conservación se basa en tres principios básicos: perturbación mínima del suelo, cobertura permanente del mismo con materiales orgánicos y diversificación de especies cultivadas en secuencia o asociaciones. Son criterios muy generales, por lo que debemos adaptarlos a cada situación concreta. Debemos tener en cuenta sin embargo que lo que diferencia a este modelo del tradicional o comercial es su enfoque sistémico.  No se trata tanto de cultivar tomates o lechugas, como de restaurar o conservar un ecosistema alimentario y de garantizar nuestra seguridad alimentaria a largo plazo.

INTERPRETACIÓN TERMODINÁMICA
Partir de principios sencillos tiene especial utilidad cuando nos iniciamos en algo tan complejo como la agricultura. Esto nos permite disponer de una guía intuitiva sobre los procesos para adaptarlos a nuestras circunstancias, medios y necesidades. En general podemos decir que usando técnicas sin laboreo conseguimos descompactar el suelo, manteniendolo suelto y aireado usando la energía que las plantas captan del sol, ya sea de forma directa, mediante el empuje de las raíces de los cultivos o de las plantas que nos sirven de cobertura, o de forma indirecta, mediante los organismos que obtienen de los vegetales su energía vital y los nutrientes necesarios para realizar "su trabajo". Si además tomamos la precaución de reintegrar al suelo aquello que extraemos de él (la cosecha), ya sea mediante nuestros propios residuos orgánicos (orina curada) o estiércol, dispondremos entonces de un huerto estacionario, un sistema de producción que puede alimentarnos de forma indefinida en el tiempo, sin miedo a la pérdida de fertilidad del suelo o a su degradación.

REFERENCIAS
Nada hay nuevo bajo el sol. Aunque la experiencia del huerto ha partido de principios termodinámicos,  y la observación de la Naturaleza, estos principios son básicamente los mismos que los de la agricultura de conservación, que según la FAO crece exponencialmente en todo el planeta. En Brasil por ejemplo supera lo 10 millones de hectáreas. También podemos bajarnos desde la web de este organismo dependiente de la ONU un interesante documento sobre soluciones para la compactación del suelo. La documentación es abundante, pública y gratuita.

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