EL SÍNDROME DEL EMPLEADO ESTRELLA DESAGRADECIDO
La princesa está triste... ¿qué tendrá
la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de
fresa
- Rubén Darío -
En muchas empresas podemos encontrar la
figura del empleado estrella. Eso no es malo en sí mismo, lo complicado
comienza cuando se le va la pinza y comienza a ser un verdadero problema. ¿Qué
podemos hacer?
Me gustaría analizar, porque creo que
nos puede ser útil a todos, la figura del “empleado estrella”, debido a la
polémica que ha suscitado Cristiano Ronaldo y su mensaje de que está triste.
¡Qué pena! ¿Verdad?
Como decía, en muchas empresas hay
empleados estrellas. Sobre todo se ve en las redes comerciales, aunque también
te los encuentras en otras áreas.
Está el vendedor de grandes números. Que
muchas veces es real lo que representan, pero muchas otras veces es irreal. Es
posible que se le hayan asignado las mejores cuentas, o muchos beneficios de
cartera por la razón que sea. Es decir, mete muchos goles, pero es que es la
persona que tira los penaltis… Por lo que lo primero que hay que hacer es
analizar de dónde salen los números que presenta, no siendo que estemos dando
el mismo valor a un gol de jugada que a uno de penalti. La mayor parte de los
vendedores estrella que me he encontrado (y ya llevo unos cuantos) suelen estar
muy “auxiliados” por el sistema.
Es cierto que suelen conseguir
resultados, y los hay humildes y colaboradores, que siempre están tirando de la
empresa (estos son una auténtica joya), y los hay, los más numerosos, egoístas,
que nunca comparten sus secretos del éxito con los compañeros para seguir
siendo ellos la niña bonita.
Suelen ser unos egocéntricos de cuidado
y demandan que continuamente se les esté diciendo lo guapos y lo listos que
son, y lo mucho que venden. Estos sujetos creen que los verbos sólo se conjugan
en primera persona del singular, y son Yo para esto, yo lo otro, yo lo de más
allá.
Cristiano, en su deseo irrefrenable de
eliminar cualquier duda de que es tonto de remate, dice que la gente no le
quiere porque es guapo y rico. Quizá no se ha dado cuenta de que su compañero
Casillas, es bastante guapo y será prácticamente igual de rico que él (al menos
desde nuestra perspectiva “normal”), y le quiere todo el mundo. Lo que creo que
la gente admira es cómo es posible que alguien pueda vivir careciendo por
completo de cerebro. Se rumorea que la NASA quiere firmar un contrato para
hacerle un tac cerebral y demostrarlo con datos ;-) De ahí debe venir la
denominación de “galácticos”.
Y fijaos lo que os digo. Hasta ahí tiene
un pase. Son insoportables, pero bueno, una empresa tampoco es la antesala del
cielo, ni debemos ser todos unos santos o unos osos amorosos. Pase. Eres tonto
chaval, ¿qué le vamos a hacer? Una de las obligaciones de los jefes es saber
llevar a estos divos.
Lo malo viene cuando empiezan a dar por
cu.. Que ahí ya no son la estrella egocéntrica, ahí son el problema de cada
día.
¿Cuándo suele ocurrir? Cuando tienen una
mala racha, cuando les da un ataque de histeria de celos o cuando la
competencia le calienta la cabeza.
•Cuando al vendedor estrella tiene una
mala racha, preparaos para la tormenta. Dispara contra todo lo que se mueve,
contra administración, gerencia, producción, compañeros… Él nunca tiene la
culpa de nada. “Es que no le damos balones…”
•Cuando llega alguien que tiene más
logros que él se vuelve loco. No es posible que nadie le destrone. Comienza a
dar problemas para captar la atención…
•Cuando la competencia le hace ofertas
de fichajes para que se vaya con toda su cartera. Analizaré un poco más este
extremo.
Por supuesto que defiendo la legitimidad
de cualquier persona de mejorar su situación. Lo que ocurre es que normalmente
no han entendido cuál es su situación real. En cualquier empresa recibimos un
salario en tangibles, y otro en intangibles. Los tangibles están claros:
dinero, coche, teléfono (lo que nos den, más o menos). Intangibles: marca,
respaldo, formación profesional, apoyo a las ventas, seriedad en trato a
comerciales y clientes… Todo eso forma un mix, que es lo que caracteriza
nuestro trabajo.
Lo curioso es que hay algunos inmaduros
que aún no saben que en la vida no se puede tener todo. Es muy raro que
coincidan en una empresa los mejores intangibles con los mejores tangibles. Y
hay que elegir, cada uno en función de sus posibilidades y preferencias. “Es
que en Kazajistán me pagan más”. Pues veta a Kazajistán de un santa vez y ya
verás la de Champions que vas a ganar, y lo que va a crecer tu imagen para
luego vender calzoncillos de Calvos Kién, ¿O eso no cuenta?
Resulta insultante cuando personas de
este perfil, encima exigen que se les motive. Un tipo que gana 12 millones
limpios, necesita que sus compañeros le abracen un poco más, babeen un poco
más, se tatúen su cara en el brazo y pongan en su twitter que hoy se han
sentado en el entrenamiento a su lado y que por eso no se han duchado, para
conservar su olor… Además hay que darle todos los premios a él. No se puede dar
el premio a Iniesta de mejor jugador de Europa a pesar de ganar la Eurocopa, se
lo tienen que dar a él. Hay que hablar con Rafa Nadal para que le vaya a pedir
un autógrafo y le deje ganar el Roland Garros, porque si no, se pone triste la
princesa.
La definición de la palabra equipo para
estos sujetos es la siguiente: conjunto de personas que viven para que yo logre
mis objetivos, para aplaudir cada una de mis acciones y para que hablen de mí
en todas las entrevistas que les hagan sea cual sea la pregunta.
Este tío tendría que llegar al vestuario
y decir: “gracias por lo que hacéis por el equipo, que me permite ganar 12
millones”, y salir al estadio, dirigirse al público y decir: “Mi trabajo es
motivaros a vosotros, seré yo el que con mi esfuerzo y entrega haga que
olvidéis por un rato la situación que tenéis”. Y el muy tonto, lo entiende al
revés. En fin…
Lo que le van a dar es dos premios al
más tonto de Europa, uno por serlo, y otro por si lo pierde viniendo para casa.
¿Qué hacer con estos sujetos en una
empresa?
Primero no dejar que crezca nunca mucho
el ego de nadie a base de hacer la pelota a la estrella. Establecer normas
justas y reconocer a cada uno sus méritos con equidad.
Si ya lo tenemos… Pues, sin locuras (no
nos vamos a poner a su altura), empieza el plan B. Buscar alternativas para que
no nos hagan un siete en la cartera. Volcarnos con los clientes, para
establecer un nexo con la empresa. Tener pensadas acciones de fidelización para
el caso de que pretenda irse. A veces con tratarles correctamente y darles un
poco de cariño vale, pero sin excedernos, ni ceder a sus chantajes, porque eso
suele crear un gran descontento en el resto del equipo. Se crea un precedente
muy malo para el resto, y se le refuerza en la creencia de que ser un capullo
vale la pena.
Lo que es cierto, es que si tienes un
mimado en fase de írsele la pinza, tienes un buen problema.
Hay que procurar que nadie, ya sea
proveedor, cliente, empleado, jefe o parient@, nos tenga cogidos por nuestros
sensibles atributos, no siendo que le dé por estrujar. ;-)
Lo mejor es no dejar que nunca se llegue
a ese punto. Porque mi experiencia me dice que normalmente buena parte de culpa
la tiene la empresa, que se cree que mimando a un niño consentido, va a
madurar, y es justo al revés.
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