ESCILA Y CARIBDIS. CARLOS COLÓN


ESCILA Y CARIBDIS
Entre Escila y Caribdis, decían los antiguos para designar la situación de quien se debatía entre dos peligros. Caribdis tragaba inmensas cantidades de agua sin saciarse nunca y después las vomitaba, provocando un remolino que succionaba cuanto estuviera a su alcance. Frente a ella estaba Escila, un horrendo monstruo con seis cabezas de pavorosas fauces con tres hileras de afilados dientes. Ser succionados por la insaciable Caribdis o devorados por la feroz Escila era el destino de los navegantes que atravesaban el estrecho custodiado por los monstruos.


En la versión española de este mito griego Caribdis podría representar la cuestión catalana y Escila la vasca. Los independentistas catalanes, parece que cada vez más numerosos y radicalizados, tienen un hambre insaciable que ninguna concesión constitucional puede saciar. No les basta el Estatuto de autonomía, con o sin reforma. No les bastará el pacto fiscal que exigen. No creo que les bastara ni el estado federal. Parece que únicamente la independencia les saciaría. El problema es que más aprietan cuanto peor están las cosas, creciéndose cuando el Estado español se ve acosado por enemigos internos (como sucedió en la Segunda República) o por una crisis internacional (como sucede ahora). Una sucia y cobarde estrategia. Empeorada por la sospecha de que esta voluntad de independencia, tal y como la gestionan los partidos mayoritarios no radicales, es un elemento de presión y hasta de chantaje para obtener prebendas negadas a otras regiones españolas.

En cuando al Escila vasco, que muerde y mata, hemos sufrido estos días (y lo que nos queda) la vergüenza de la excarcelación del verdugo y torturador de Ortega Lara. Esta medida, como la legalización de los partidos radicales de pasado filoetarra, forma parte de la estrategia de los bozales-concesiones puestos en las bocas de la Escila etarra que sigue existiendo, limitándose a afirmar que no va a morder más. Llamar grandeza o triunfo del estado de derecho a esta solución, legal pero no justa, es una mentira piadosa.

Mas abogó ayer en Madrid por un referéndum ante "la fatiga mutua entre Cataluña y España". Pues que se haga. Y otro sobre la cuestión vasca. Sería cuestión de abrirles las puertas a ambos, a través de referendos nacionales, para ver de una vez por todas si se van o se quedan. Por mí, que se vayan en buena hora, si es su voluntad. No porque dejen de ser españoles dejaré de leer a Unamuno, a Baroja, a Pla o a Perucho; y de oír a Casals o a Mompou. Los libros, el arte, la música o el cine -como la infancia según Rilke- son la patria, sin tiempo ni fronteras, de todos los hombres.

PUBLICADO EN MÁLAGA HOY

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