ESCILA
Y CARIBDIS
Entre Escila y Caribdis, decían los
antiguos para designar la situación de quien se debatía entre dos peligros.
Caribdis tragaba inmensas cantidades de agua sin saciarse nunca y después las
vomitaba, provocando un remolino que succionaba cuanto estuviera a su alcance.
Frente a ella estaba Escila, un horrendo monstruo con seis cabezas de pavorosas
fauces con tres hileras de afilados dientes. Ser succionados por la insaciable
Caribdis o devorados por la feroz Escila era el destino de los navegantes que
atravesaban el estrecho custodiado por los monstruos.
En la versión española de este mito
griego Caribdis podría representar la cuestión catalana y Escila la vasca. Los
independentistas catalanes, parece que cada vez más numerosos y radicalizados,
tienen un hambre insaciable que ninguna concesión constitucional puede saciar.
No les basta el Estatuto de autonomía, con o sin reforma. No les bastará el
pacto fiscal que exigen. No creo que les bastara ni el estado federal. Parece
que únicamente la independencia les saciaría. El problema es que más aprietan
cuanto peor están las cosas, creciéndose cuando el Estado español se ve acosado
por enemigos internos (como sucedió en la Segunda República) o por una crisis
internacional (como sucede ahora). Una sucia y cobarde estrategia. Empeorada
por la sospecha de que esta voluntad de independencia, tal y como la gestionan
los partidos mayoritarios no radicales, es un elemento de presión y hasta de
chantaje para obtener prebendas negadas a otras regiones españolas.
En cuando al Escila vasco, que muerde y
mata, hemos sufrido estos días (y lo que nos queda) la vergüenza de la
excarcelación del verdugo y torturador de Ortega Lara. Esta medida, como la
legalización de los partidos radicales de pasado filoetarra, forma parte de la
estrategia de los bozales-concesiones puestos en las bocas de la Escila etarra
que sigue existiendo, limitándose a afirmar que no va a morder más. Llamar
grandeza o triunfo del estado de derecho a esta solución, legal pero no justa,
es una mentira piadosa.
Mas abogó ayer en Madrid por un
referéndum ante "la fatiga mutua entre Cataluña y España". Pues que
se haga. Y otro sobre la cuestión vasca. Sería cuestión de abrirles las puertas
a ambos, a través de referendos nacionales, para ver de una vez por todas si se
van o se quedan. Por mí, que se vayan en buena hora, si es su voluntad. No
porque dejen de ser españoles dejaré de leer a Unamuno, a Baroja, a Pla o a
Perucho; y de oír a Casals o a Mompou. Los libros, el arte, la música o el cine
-como la infancia según Rilke- son la patria, sin tiempo ni fronteras, de todos
los hombres.
PUBLICADO EN MÁLAGA HOY
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