UNA CERTEZA, LA MUERTE: LA HERRAMIENTA MÁS IMPORTANTE. JOSÉ MANUEL BELMONTE


UNA CERTEZA, LA MUERTE: LA HERRAMIENTA MÁS IMPORTANTE
     Un escritor además de ir un paso por delante, debe ir contracorriente. No debe tener miedo a ser políticamente incorrecto, e incluso ser inoportuno. Algunos, viven la vida de ese modo. Por eso son tan importantes y tan admirados. Me gusta hablar de ellos, los valientes, justo cuando la mayoría va por otro camino y muchos hacen trampa.

     El gran emprendedor e innovador, creador de Apple, Steve Jobs, fue uno de ellos.  Lo dejó claro en su célebre discurso-testamento de la Universidad de Stanford. Compartió 3 historias personales, a cual más interesantes. Quisiera recordar hoy una de ellas. Habló de ella cuando ya no le quedaba mucho tiempo  de vida y lo sabía. No podía mentir. 


     “Cuando tenía 17 años-dijo-, leí una cita que decía algo como: “Si vives cada día como si fuera el último, algún día tendrás razón”. Me marcó, y desde entonces, durante los últimos 33 años, cada mañana me he mirado en el espejo y me he preguntado: “Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?” Y si la respuesta era “No” durante demasiados días seguidos, sabía que necesitaba cambiar algo. Recordar que voy a morir pronto es la herramienta más importante que haya encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones de mi vida. Porque prácticamente todo, las expectativas de los demás, el orgullo, el miedo al ridículo o al fracaso se desvanece frente a la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante. Recordar que vas a morir es la mejor forma que conozco de evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay razón para no seguir tu corazón”.
http://mercadeoglobal.com/blog/textos-del-celebre-discurso-de-steve-jobs-en-la-universidad-de-stanford/

     Ese relato me parece de una grandeza y de una profundidad digna de un gran hombre. Por lo mismo, digno de tenerse en cuenta y recordarlo. Ahora, cuando se acerca noviembre, los comercios se llenan de miles de objetos relativos a Halloween. Pura quincalla (conjunto de objetos de escaso valor) borreguil e intrascendente, para hacer fiesta de fantasmas y de la misma muerte. Legítimo sí, como todo lo que montan los comercios para aumentar sus ventas, pero bastante inútil. Lo malo es que a ello se suman colegios e institutos, familias y, hasta las administraciones, importando y subvencionando tradiciones de otras latitudes, que nada tienen que ver con nuestra cultura. Una adquisición banal que demuestra la pérdida o el vacío de algo importante.

     En un mundo y en un país en que hemos ido perdiendo los valores esenciales, deberíamos recuperar algunos de ellos, por  nuestro propio bien, y  por el bien de todos. Seguro que seríamos más felices. En el fondo, “Se trata de crecer, de buscar una ayuda para tomar decisiones correctas y sensatas en el presente”. Poner un poco de cordura en nuestro diario caminar puede ser importante para vivir, para crecer y tal vez también para morir. La tecnología, el alcohol, la droga y el poder no son los mejores consejeros. El que busca la felicidad verdadera tiene que integrar la muerte en la existencia y despojarse de sus miedos. Como decía el escritor austriaco Stefan Zweig: “No basta con pensar en la muerte, sino que se debe tenerla siempre delante. Entonces la vida se hace más solemne, más importante, más fecunda y alegre”.  No lo dude. Tenemos derecho a ser felices, con prosperidad salud y éxito.

     Ya en la antigüedad Epicuro acuñó  esta célebre sentencia: “El arte de morir bien y el arte de bien vivir son uno”. Eso no es despojar la vida humana de alegría; es justo lo contrario. Si hacemos lo que nos gusta, seremos felices. Trabajando con toda el alma, con fe en lo que hacemos, evitaremos el sufrimiento, los excesos que producen desequilibrios y dolor.  

     Hay que aprender de una vez por todas la gran lección de la autenticidad. La muerte es la oportunidad de percibir por uno mismo la verdad completa que subyace a la existencia. ¿Qué podemos hacer para  tomar nuestra vida y nuestro futuro en las manos? Casa, estudios, coche, educación, familia, amigos, trabajo, ideas políticas, ocio, cuerpo físico, dinero, pueden ser importantes pero relativos. Nadie se lleva eso al partir. No son transcendentes, o son impermanentes aún siendo importantes. ¿Podemos influir en el futuro mientras viajamos rumbo a la inmortalidad? Desde luego.  Dicen  los sabios que “la compasión, la empatía, la no violencia, la paciencia y la espiritualidad son lecciones que todos debemos aprender”.  ¿Cuándo? ¡Cuanto antes! Esas experiencias pueden llenar la vida y llevan al futuro. No se olvide que según las “regresiones”, el paso a un nivel superior no es automático. La vida es una oportunidad, quien no la aprovecha no puede convertir la muerte en un chantaje.

     La certeza de la  muerte es la experiencia culminante del vivir. Tarde o temprano, todos tenemos que enfrentarnos a ella. Nadie lo hará por ti. Es la mejor herramienta que tenemos a nuestro alcance. ¿Por qué, entonces, ese miedo de ponerla en las manos de los hijos, de la juventud, de los ciudadanos en general? ¿Por qué no hablar de “ella” normalmente? No se trata de perder nada, sino de ser capaz de valorar lo que se tiene y, de crecer. Descubrir la dimensión trascendente y la influencia de todo lo que nos rodea. El alma no muere, es espíritu, es eterna. El más allá  no es una zona espacio temporal, es otra dimensión, íntima, divina.
     En efecto,  “de forma consciente, imagina durante unos cuantos minutos lo que sería tu vida sin las cosas buenas que tiene”, dice Timothy Wilson, psicólogo de la universidad de Virginia. Experimentarás un sentimiento más fuerte de amor, gratitud y felicidad cuando pienses lo que aportan a tu vida las personas y las cosas que amas.”Volverán a ser especiales y sorprendentes de nuevo” (Cambia el chip: la nueva y sorprendente ciencia de cambio  psicológico).

      Pero todo con una perspectiva y una finalidad. Lo resumiría todo, como lo hizo Bryan Dyson, ex Presidente de Coca Cola… al dejar el cargo:

     "Imagina la vida como un juego en el que estás malabareando cinco pelotas en el aire”. Estas son: - Tu Trabajo, - Tu Familia, - Tu Salud, - Tus Amigos y - Tu Vida Espiritual. Tú las mantienes todas éstas en el aire.  Pronto te darás cuenta que el Trabajo es como una pelota de goma. Si la dejas caer, rebotará y regresará. Pero las otras cuatro pelotas: Familia, Salud, Amigos y Espíritu son frágiles, como de cristal. Si dejas caer una de estas, irrevocablemente saldrá astillada, marcada, mellada, dañada e incluso rota. Nunca volverá a ser lo mismo. Debes entender esto: apreciar y esforzarte por conseguir y cuidar lo más valioso. Trabaja eficientemente en el horario regular de oficina y deja el trabajo a tiempo. Dale el tiempo requerido a tu familia y a tus amigos. Haz ejercicio, come y descansa adecuadamente. Y sobre todo...crece en vida interior, en lo espiritual, que es lo más trascendental, porque es eterno. Shakespeare decía: Siempre me siento feliz, ¿sabes por qué? Porque no espero nada de nadie.   Esperar siempre duele. Los problemas no son eternos, siempre tienen solución. Lo único que no se resuelve es la muerte. La vida es corta, ¡por eso, ámala! Vive intensamente y recuerda: Antes de hablar... ¡Escucha! Antes de escribir... ¡Piensa! Antes de criticar... ¡Examínate! Antes de herir... ¡Siente! Antes de orar... ¡Perdona! Antes de gastar... ¡Gana! Antes de rendirte...  ¡Intenta! Y… ANTES DE MORIR... ¡¡VIVE!!”

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