ANTES
DE IZQUIERDAS QUE ESPAÑOL
El 15 de noviembre de 1918, en un contexto europeo
de fuertes movilizaciones obreras, Alfonso XIII convoca a Francesc Cambó, lider
de la formación conservadora y catalanista Lliga regionalista y le dice: “Temo
que venga un estallido revolucionario en Catalunya, que los obreros se unan a
los soldados (¿). Hay que dar la autonomía a Catalunya inmediatamente (¿). Es
preciso que usted vaya a Barcelona enseguida para provocar un movimiento que
distraiga a las masas de cualquier propósito revolucionario”.
Lo cuenta Cambó
en sus memorias y lo recoge Joan Garcés en su excelente libro “Soberanos e
intervenidos”. Días después eran designados dirigentes de todos los partidos
políticos para formar una comisión redactora de un estatuto de autonomía. Pablo
Iglesias, entre otros socialistas, advirtió a los republicanos catalanes de que
si entraban en esa comisión desligaban a Catalunya de la causa de la República
(entendida como un proyecto social, de izquierdas). Lluis Companys y otros
líderes catalanistas de izquierdas se negaron a formar parte de la comisión,
entendiendo que, efectivamente, se trataba de intercambiar autonomía a cambio
de aceptar la monarquía y de postergar las luchas populares por una sociedad
más justa y democrática.
El 15 de junio de 1977, en las primeras elecciones
democráticas después de Franco, socialistas, comunistas y catalanistas
republicanos sumaron el 70% de los votos. El presidente Suárez convocó a Josep
Tarradellas, presidente de la Generalitat en el exilio, y le ofreció la
autonomía de Catalunya a cambio de liderar una coalición política que respetara
los límites previstos al desarrollo democrático y social por las élites que
guiaron la Transición. En esta ocasión, a diferencia de la anterior, las siglas
de izquierda sí entraron en el pacto.
¿No resulta pavorosamente actual? En un momento en
que se dan las condiciones para una revuelta social (que ya ha empezado) en
defensa de los derechos humanos básicos (que están destruyendo las elites
económicas y políticas), se desata la discusión sobre la independencia de
Catalunya y resulta que quienes ocupan mayoritariamente la dialéctica son los
nacionalistas catalanes de derechas y los nacionalistas españoles (siempre de derechas).
Me declaro absolutamente a favor del derecho a la autodeterminación de todos
los pueblos y el derecho a celebrar un referendo sobre la independencia en
Catalunya. Pero, si no hay un proyecto de transformación social detrás del
espíritu independentista, ¿tan diferente será para un catalán dejar de ser
explotado por españoles para seguir siendo explotado por otros catalanes?
Alguien de ERC dijo en las últimas autonómicas: “Antes catalán que de
izquierdas”. ¿Seguro?
PUBLICADO EN EL PERIÓDICO
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