PALESTINA
Y LA SOLIDARIDAD
La lealtad con los desconocidos es la que mueve el
compromiso, la militancia y la solidaridad. Nos lo recordaba el filósofo
francés Daniel Bensaïd citando, a su vez, al disidente polaco Karol Modzelewski,
quien al ser preguntado por las razones de su compromiso político contestó:
“Por lealtad hacia los desconocidos”. Ni más ni menos. “Sin eclipses ni
intermitencias”, añadía Bensaïd. Y así es.
Solidaridad sin concesiones fue la que se respiró este
fin de semana en la 1ª Conferencia Estatal por el Boicot, Desinversiones y
Sanciones (BDS) contra el Estado de Israel que reunió a centenares de
activistas en Barcelona. Su objetivo: dar a conocer y reforzar la campaña BDS.
La activista y poeta palestina Rafeef Ziadah y el historiador israelí Ilan
Pappe culminaron el encuentro con una intervención pública donde nos recordaron
que el compromiso con la causa palestina pasa por “actuar” y “no callar”. Un
encuentro que transcurría, casualmente, mientras el Gobierno israelí asaltaba
en aguas internacionales el barco Estelle de la Flotilla por la Libertad en una
nueva exhibición de fuerza y de impunidad.
La lucha contra el apartheid en Sudáfrica estuvo,
también, muy presente en el encuentro. Ya que la campaña BDS se inspira en la
exitosa iniciativa internacional de Boicot, Desinversiones y Sanciones contra
el régimen racista sudafricano. El título de la Conferencia no dejaba lugar a
dudas: “Ayer Sudáfrica, hoy Palestina”. Y así lo explicó el activista sudafricano
Mbuyiseni Ndlozi en la apertura del encuentro. Tenemos que aprender del pasado
para que la historia, como a menudo sucede, no se repita.
¿Boicot? Sí. A productos y compañías israelíes que
sacan partido a la violación de los derechos humanos de las y los palestinos y
boicot, también, a instituciones deportivas, culturales y académicas que dan
una imagen de normalidad, mantienen y defienden el sometimiento de un pueblo.
¿Desinversión? Sí. Presionando a fondos de pensiones, universidades, bancos…
para no financiar a empresas cómplices de dicha opresión. ¿Sanciones? Sí.
Gobiernos e instituciones deben de imponer sanciones al Estado de Israel por
violación de leyes internacionales y crímenes cometidos. No podemos callar.
BDS, sí.
“Israel no es un país normal. Es un país que ocupa a
otro” señalaba Rafeef Ziadah. Y añadía, “donde los ciudadanos palestinos somos
ciudadanos de tercera”. Discriminados a nivel legal, económico e informal. Una
vida, la palestina, vivida bajo condicionantes y amenazas. De aquí la necesidad
de una campaña como BDS. Una campaña que se trata, como la definía Ilian Pappe,
de “una dura conversación con la sociedad israelí”. Dura, pero imprescindible,
como bien saben aquellos sectores y organizaciones de la misma sociedad israelí
que combaten el neocolonialismo de su Estado y son solidarios, a
contracorriente, con el pueblo palestino.
Una campaña imprescindible hasta que se ponga fin a
la ocupación. Hasta que se reconozca el derecho a la plena ciudadanía de los
árabes-palestinos de Israel. Hasta que se respete y promueva el derecho de los
palestinos refugiados al retorno. Objetivos de la campaña BDS. Y añado: hasta
que haya justicia y derechos reales para todas y todos.
“¿No crees que todo mejoraría si simplemente
dejaseis de enseñar a vuestros hijos a odiar?”. Le preguntó un día un
periodista a Rafeef Ziadah. Nos lo contaba ella misma en el recital de poesía
con el que concluía la Conferencia. “Nosotros enseñamos vida, señor”, le
contestó ella en este poema. Imposible permanecer indiferente.
Y es esta furia irreductible por la vida la que nos
impulsa a seguir y a no claudicar. “Cuando nos embarcamos es por largo tiempo.
Ya no se tiene el derecho a tirar la toalla, a rendirse, a la menor fatiga, al
más pequeño accidente del recorrido, a la menor, y ni siquiera a la peor,
decepción” nos decía, acertadamente, Daniel Bensaïd. Así nos lo demuestran, día
tras día, quienes luchan, y no desfallecen, contra la opresión, la desigualdad,
el expolio… Ya sea en Palestina, Sudáfrica o acá. Su lucha es también la
nuestra.
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