LA CRISIS, TAMBIÉN AL COMIENZO DEL CAMINO
Pocas personas que visitan la tumba de
Santiago Apóstol, en Compostela, conocen una escena que en la catedral,
recuerda la muerte de los Inocentes. No
conozco que quienes la hayan visto la mencionen o escriban sobre ella. Tengo que
reconocer, que a mí me impactó. Tomé una fotografía. Pueden apreciarla. Es brutal.
El autor o autores, escenificaron la escena de “la matanza de los inocentes”
por el temor que para el poder de Herodes, suponía el nacimiento de Jesús. Los
magos, conociendo esas intenciones, se fueron sin decirle dónde estaba el niño
de Belén. Como venganza, Herodes, mandaría sacrificar a los menores de 2
años con el consiguiente dolor para los
niños, las madres y demás familiares.
En aquellos tiempos no había otras
amenazas para los niños que las enfermedades, la miseria o los tiranos. Los
médicos, nunca procuraban más que ayudar, sanar y facilitar la vida. Sus
conocimientos y su juramento nunca estuvieron al servicio del poder, para
acabar con la vida y mucho menos en el vientre materno. Hoy, sin embargo, el
poder y los médicos son la gran amenaza de los inocentes. Cada año, son
millones de vidas inocentes, las que se siegan y se sacrifican. Tal vez se
apoyan en la mayoría parlamentaria que otorga legitimidad. Son igualmente
crímenes de la tiranía. Siempre sale barato, legislar o inhibirse cuando son
los otros quienes mueren. Herodes y Morin, los políticos que antes y ahora les
amparan o sostienen, gozan de la hipócrita
catadura moral de los interesados. Se lucran de la debilidad, la confusión y el
desconcierto de alguna mujer desesperada, que seguramente se arrepentirá toda su vida.
Iba a hablar de los verdugos, pero ya no.
Los acontecimientos que estos días he conocido, me han hecho desistir. Voy,
pues, a enfocar la realidad desde otro
ángulo: el de los valientes. Espero que para bien, y para conocimiento de mis
lectores.
La inmensa mayoría conoce, muchos por los
medios de comunicación y, cada vez más, por propia experiencia, los efectos de
la crisis económica y social que en este país y en el mundo entero estamos
padeciendo. Lo que no todos saben es que la crisis también ha llegado a los más
inocentes y vulnerables. La voz de alerta suelen darla, no los estadistas ni
los políticos, sino las personas más cercanas
a esa realidad, aquellas que se implican tanto que sienten compasión y gritan
al ver lo que ven.
No hace mucho nacía una hermosa y sana niña, tercera de los hijos de una
madre coraje. Se había atrevido a desobedecer el diagnóstico de su ginecólogo,
quien le había dicho que la niña “vendría con malformaciones, por lo que lo
mejor sería abortar”. Posiblemente el diagnóstico erróneo o malintencionado
fuera debido a la situación de precariedad económica del matrimonio. Pero fue tal su valentía y tanta la alegría y la
fuerza que a sus padres les ha dado esta niña, que se han hecho voluntarios y
se han volcado en ayudar a otras madres en dificultad.
Uno de los dramas más terribles y
angustiosos de nuestra sociedad son los desahucios. El proyecto y la ilusión de
toda una vida con todas sus esperanzas, puede saltar por los aires ante una
orden judicial de desalojo de la vivienda donde viven, por no poder pagar. Tal
vez un drama, no menor, pero de connotaciones diferentes, es el desahucio en
una vivienda de alquiler. Tal vez es
peor, aunque nadie sabe lo que es peor cuando todo es terrible.
Pues bien, hace unos años una
pareja se conoce. Deciden casarse. Se
meten en un piso de alquiler. Tienen trabajos más o menos estables. Son relativamente
jóvenes y no tienen muchos ahorros. Al poco, la mujer queda embarazada. Están
ilusionados. Al prolongarse la crisis, la empresa de ella cierra. En casa ya
entra un sueldo menos. Pero la empresa del marido realiza una regulación de
empleo, y también él pierde su puesto de trabajo. Aguantan unos meses,
intentando desesperadamente encontrar trabajo, por ellos y por el hijo que
esperan. Pero llega la orden de desahucio, por impago del alquiler, justo cuando está a punto de
nacer la criatura. Cuando nace, solamente
unos euros les quedan para atender al recién nacido y para comer. Alguien
conoce el caso, y lanza una llamada de angustia y de socorro a los
conciudadanos. Éstos, de momento han respondido con generosidad y con
humanidad. El niño se encuentra bien, y los padres emocionados no saben cómo
agradecer las ayudas recibidas. Los ciudadanos, casi ven al niño como algo
suyo, como un hijo de todos que entre todos van a sacar adelante mientras los
padres encuentren trabajo. Incluso, alguien, les ha ofrecido una casa vacía, en
un pueblo.
Pero lo más reciente, del fin de semana
pasado, una llamada de angustia, conmocionaba las redes sociales. Alguien
insertaba este anuncio: “¡SOS! ¡No lo mates Patricia! Por favor, ayudemos a
Patricia y familia. Nos acaba de llamar un familiar para decirnos que éste
sábado va a abortar a su bebé de 5 meses. Ella y su marido están sin trabajo y
se quedan sin techo. Ese es el motivo”. Cuando me enteré, al igual que otras
muchas personas que conocieron el suceso vía Facebook, me puse en contacto con
la persona que había lanzado la alerta.
A los pocos días, la valiente mujer hispano
colombiana, que había lanzado el SOS, llena de alegría, insertaba otro mensaje:
“El bebé de Paty está a salvo, después de un fin de semana intenso,
entre todos lo hemos logrado”.
Como es natural éste último
mensaje también fue muy seguido y comentado. Era la alegría compartida. De ahí que, alguien escribiera: “Dios te lo
pague, Tania”.
Loca de contenta, esta voluntaria de Derecho a Vivir, en Barcelona, respondió:
-“Dios ya me ha pagado y con creces. Ahora
toca hacer el mayor bien posible”.
Y
termino con un último apunte. Acaban de anunciar que el próximo día 28,
festividad de los Santos Inocentes, se va a inaugurar en Lugo, una nueva sede
de una asociación, recientemente constituida para defender la vida y a la mujer
embarazada.
Estas son algunas de las buenas noticias de la
cultura de la vida. Todas ellas tienen el sello de las personas valientes. Por
respeto a la intimidad de sus protagonistas, no he querido entrar en más detalles. Lo dicho parece suficiente para comprobar que en estos días
cercanos a la Navidad, la generosidad de la gente hace posible que brille la esperanza, a pesar de la crisis.
Estas señales son la mejor luz en nuestras ciudades. Seguramente salir de la
crisis está ya más cerca. No sé si hemos aprendido que ni ésta crisis ni
ninguna, justifica la muerte de un solo niño, ni antes ni después de nacer, si
la solidaridad puede evitarlo. Los niños y la solidaridad son valores
anticrisis. Vivir es el único deseo de todo ser humano. Seguro que ayudar a
vivir será el mejor regalo. Por favor, que nadie se olvide de las víctimas
inocentes de este año. La paz aún es posible.
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