PAGAR POR TRABAJAR. JOSÉ AGUILAR


PAGAR POR TRABAJAR
Llevamos una temporada larga, desde las reformas laborales sucesivas -y sucesivamente más crueles- haciendo chistes sobre la eventualidad de que llegue el día en que haya que pagar por trabajar. Un derecho convertido en obligación con peaje. Chistes de pésimo gusto: acaban siendo realidad. Pesadilla que no termina al despertar.

Que la cosa iba en serio ya lo pueden certificar millones de trabajadores cuyos empleos son tan precarios y mal retribuidos que tienen que hacer números para asegurarse de que les trae cuenta aceptar lo que el mercado laboral les ofrece. Que puede ir a peor lo demuestra la oferta de empleo que acaba de perpetrar una empresa granadina de enseñanza privada.


La empresa, que ya regenta una escuela infantil en Granada, ha abierto un proceso de selección de personal docente, de gestión informática, gabinete psicopedagógico y mantenimiento para un complejo educativo que proyecta en unos terrenos colindantes. La novedad es que los aspirantes a ocupar estos puestos de trabajo deberán ingresar 190 euros en la cuenta corriente de los propietarios para poder participar en el proceso. Los 190 euros dan derecho a que la empresa se tome la molestia de estudiar el currículum del paganini y, en caso de pasar el corte, someterle a las pruebas pertinentes.

Ojo, que nadie piense que los 190 euros son una fianza, a devolver a todas aquellas víctimas que no resulten seleccionadas para el trabajo al que se presentan. Nada de eso. Los 190 euros se pagan por tener derecho a participar, independientemente del éxito o el fracaso en las pruebas selectivas. Dice la patronal que esta tasa trata de garantizar que los candidatos acuden con seriedad y vocación. De momento lo que garantiza es que los promotores del colegio se embolsen una pasta gansa sin compromiso alguno. Comoquiera que han recibido suelo público para construir el centro educativo, el negocio se presiente redondo.

El hecho de que el colegio sea todavía sólo un proyecto legitima la sospecha de un fraude en toda regla a los parados granadinos, que es lo que teme el sindicato Comisiones Obreras, denunciante del caso. Y la sospecha, más sangrante, de que, de reforma laboral en reforma laboral, en este país se están perdiendo la vergüenza y el pudor. El trabajo ya ha dejado de ser un derecho, y ahora está dejando de ser una actividad remunerada. El empresario de Granada pretende que sea un actividad remunerable. Remunerable por el que intente ejercerla.

FUENTE: MÁLAGA HOY

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