PAGAR POR
TRABAJAR
Llevamos una
temporada larga, desde las reformas laborales sucesivas -y sucesivamente más
crueles- haciendo chistes sobre la eventualidad de que llegue el día en que
haya que pagar por trabajar. Un derecho convertido en obligación con peaje.
Chistes de pésimo gusto: acaban siendo realidad. Pesadilla que no termina al
despertar.
Que la cosa
iba en serio ya lo pueden certificar millones de trabajadores cuyos empleos son
tan precarios y mal retribuidos que tienen que hacer números para asegurarse de
que les trae cuenta aceptar lo que el mercado laboral les ofrece. Que puede ir
a peor lo demuestra la oferta de empleo que acaba de perpetrar una empresa
granadina de enseñanza privada.
La empresa,
que ya regenta una escuela infantil en Granada, ha abierto un proceso de selección
de personal docente, de gestión informática, gabinete psicopedagógico y
mantenimiento para un complejo educativo que proyecta en unos terrenos
colindantes. La novedad es que los aspirantes a ocupar estos puestos de trabajo
deberán ingresar 190 euros en la cuenta corriente de los propietarios para
poder participar en el proceso. Los 190 euros dan derecho a que la empresa se
tome la molestia de estudiar el currículum del paganini y, en caso de pasar el
corte, someterle a las pruebas pertinentes.
Ojo, que
nadie piense que los 190 euros son una fianza, a devolver a todas aquellas
víctimas que no resulten seleccionadas para el trabajo al que se presentan.
Nada de eso. Los 190 euros se pagan por tener derecho a participar,
independientemente del éxito o el fracaso en las pruebas selectivas. Dice la
patronal que esta tasa trata de garantizar que los candidatos acuden con
seriedad y vocación. De momento lo que garantiza es que los promotores del
colegio se embolsen una pasta gansa sin compromiso alguno. Comoquiera que han
recibido suelo público para construir el centro educativo, el negocio se
presiente redondo.
El hecho de
que el colegio sea todavía sólo un proyecto legitima la sospecha de un fraude
en toda regla a los parados granadinos, que es lo que teme el sindicato
Comisiones Obreras, denunciante del caso. Y la sospecha, más sangrante, de que,
de reforma laboral en reforma laboral, en este país se están perdiendo la
vergüenza y el pudor. El trabajo ya ha dejado de ser un derecho, y ahora está
dejando de ser una actividad remunerada. El empresario de Granada pretende que
sea un actividad remunerable. Remunerable por el que intente ejercerla.
FUENTE:
MÁLAGA HOY
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