SACUDIR
CONCIENCIAS
Cuando era niño, escalaba una montaña y hacia
cumbre; tenía la sensación que allí no había llegado nadie, que era el primero
en pisar ese suelo, en tener esa
vista. Aún hoy sigue pasándome; hay momentos, en los que siento que llego a
lugares, donde otros aún no han llegado, a cimas que aún no han alcanzado, a
visiones que aún no han tomado. Llegarán, claro, llegarán; al menos eso creo,
pues vienen a su ritmo. Os confieso que esa espera me crea soledad.
Estamos poco acostumbrados a insistir en las cosas,
nos damos por vencidos fácilmente. Enseguida pensamos que no hay nada que
hacer, que no se puede cambiar, que fue y será así toda la vida. ¿Por qué no
insistimos más? No podemos darnos por vencidos tan fácilmente, sobre todo en
las cosas importantes.
Hoy me ha tocado remover conciencias; últimamente lo
tengo que hacer a menudo, tal vez este aquí para eso. El mundo de la educación
está agotado, anda apagado, sin ganas, muy fatigado, con claros síntomas de debilidad
y con claros signos de irritabilidad y de insuficiencia de ideas. Este déficit
en el que vive, está provocando que muchos maestros caigan en un pasotismo,
en un pesimismo y en una dejadez, que empieza a resultarme alarmante.
Creo que es necesario aprender otras formas de
pensar, para enseñar otras formas de aprender. Hay que buscar alternativas
cuando nos dicen que esta es la única salida que hay. Hay que adquirir el
hábito de pensar críticamente, de reflexionar. Pensamos y actuamos impulsiva e
irreflexivamente. Nuestra conducta suele ser impetuosa y arrebatada. Estamos
poco acostumbrados, en el mundo actual, a vivir pensando críticamente y es una
verdadera necesidad, en estos tiempos, hacerlo.
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