ME HE PUESTO SENTIMENTAL
Cinismo,
hipocresía y teatro de ínfima calidad. Ridículo y obsceno intento de
dramatización en el que verdugo intenta hacer ver que se compadece de la
víctima. Intolerable, insultante. Degradante para cualquier ser humano con un
mínimo de sensibilidad.
La
Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría (con esa preposición
"de" que evoca aires de nobleza tan decadentes como molestos), en la
presentación del Fondo Social de Viviendas el pasado viernes, 18 de enero:
«Me he puesto
sentimental, sí. Porque esto nos puede pasar a cualquiera de los que estamos
aquí sentados»
«Este fondo
recoge el derecho a fracasar, a hacer una inversión equivocada, a perder un
sueldo, pero no a haber perdido una vida».
«... este es
el mejor ejemplo de que una sociedad solidaria puede ponerse en la piel de los
que lo han padecido».
Es mentira
que cualquiera de los que están sentados
ahí pueda ser desahuciado. Curiosamente, muchos diputados que tienen vivienda
propia en Madrid cobran dietas de ayuda a la vivienda por su condición de
diputados. Ese plural que usted utiliza (nos puede pasar a cualquiera) es un
insulto a la inteligencia, un tomarnos a todos por imbéciles.
Usted, desde
su poltrona, otorga el derecho a
fracasar a la gente más necesitada. No es que tengan derecho, es que ustedes
les están condenando a la derrota total.
Habla usted
de inversión equivocada. Al hacerlo, está llamando idiotas a las personas que
han sido víctimas de las más obscenas prácticas bancarias, consentidas, blindadas,
por ustedes.
Dice usted
que ese parchecito del Fondo Social no recoge el derecho a haber perdido una
vida.
Por favor,
consulte las cifras de desahucios... y, sobre todo, las de suicidios que
llevamos en este país y, después, baje la cabeza, de verdad, y cierre la boca.
Ejemplo de
sociedad solidaria, dice, qué poca
vergüenza. La sociedad solidaria no está nunca entre ustedes. Está en la calle.
La sociedad solidaria está en los movimientos sociales ("verdaderos
patriotas", en palabras del catedrático Vicenç Navarro) como Stop
Desahucios, 15-M y otros.
Movimientos
que, mientras intentan ayudar a los
desheredados, son criminalizados por ustedes. Son también agredidos por las
fuerzas de seguridad, enviadas por ustedes para vapulear, sin ninguna
compasión, los justos gritos de rabia e indignación. Movimientos, personas, que
ya están temiendo las nuevas leyes perpetradas, como en un gigante delirio
antidemocrático, por su compañero de pupitre, el innombrable Ministro de
Justicia, Harry el Sucio, alias "Yo soy la
la Ley".
Ustedes, su
partido, y el otro (y alguno más) han rechazado sistemáticamente las
iniciativas legislativas populares para forzar la dación en pago. No tienen
perdón.
Ustedes, su
partido, y el otro (y alguno más) son sostenedores, valedores, de las grandes
corporaciones financieras, bancarias... fieles lacayos servidores de grandes
intereses de altura. Y por eso, ustedes miran para otro lado cuando miles, y
miles, y miles, de ciudadanos españoles son expulsados de sus casas, de sus
vidas, para, además, quedar condenados, eternamente, a seguir pagando.
Ustedes han
permitido, y permiten, las sucias prácticas bancarias que provocan engaños,
estafas, vejaciones, a esos ciudadanos,
a esas personas que ahora dicen que quieren ayudar.
Probablemente
ustedes deben mucho dinero a los bancos. Por ello, quizá, ustedes están atados
de manos y de conciencia. Les deben a ellos, se deben a ellos. Por ello no
pueden legislar contra ellos, por ello no pueden legislar de forma justa.
Ustedes
hacen una reformilla de pacotilla en la legislación sobre los desahucios, un fondo social de viviendas, una
limosnilla, para aparentar que hacen algo, para fingir reformas mentirosas,
para asegurarse de que nada de lo fundamental se toca. Parece que reciban
órdenes de los presidentes de las grandes entidades bancarias. Reformar un
milímetro insignificante para que todo siga igual.
Ustedes
mantienen una ley hipotecaria que es una vergüenza internacional, una ley que
parece redactada en los albores de la Edad Media.
Ustedes no
tienen vergüenza.
Pero fíjense
en la imagen... que tierna. Me emociona ese rostro levemente inclinado,
sufrido, como intentando sostenerse. Y sobre todo, esos ojos, esa mirada que
parece perdida, ida, como si su pensamiento se hubiera trasladado, solidario
él, para estar con todos los olvidados, para abrazarlos y entregarles, santa
ella, su limosna endemoniada.
No sabemos
si depuró su técnica en el Actor´ Studio, o, quizá, siguió las ideas de
Stanislavski. Lo que sí sabemos es que el resultado de su pretendida escena teatral
es sencillamente horroroso, insultante.
Los
ciudadanos no quieren limosna, no quieren caridad. Los ciudadanos exigimos que
legislen justicia para todos... por DERECHO... y dejen de tratarnos como si
fuéramos subnormales.
También, en
Luces de Bohemia, de Valle-Inclán (le recomiendo, señora Soraya,
encarecidamente su lectura, entenderá, no solo la realidad de entonces, sino la
de ahora), Don Latino de Hispalis aparentaba ser amigo del ciego y arruinado
poeta, Max Estrella, pero terminó abandonándolo en la calle, cuando iba a
morir, no sin antes haberle robado la cartera.
Ojalá fuera
verdad que también a ustedes les puede pasar
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