EN ESA ESTAMOS
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El
desarrollo de las fuerzas productivas es tan asombroso, que es cosa del pasado
la escasez de productos manufacturados, como los costosos teléfonos inteligentes,
o las celdas electro voltaicas, o el sombrero “vueltiao” colombiano, copiado
magistralmente por los chinos, aunque con una fibra sintética que desmejora el
original. Si se desea, su producción
puede ser ilimitada y satisfacer las necesidades de todo el mundo.
O debería
serlo si fuésemos gobernados con la sensatez propia de la democracia directa
guiada, necesariamente, por la defensa del interés colectivo y general,
buscando garantizar el bienestar de todos en una sociedad plana, generosa,
abundante, respetuosa; que proteja el medio ambiente y reutilice eficientemente
los recursos que los potentados banquero-minero-armamentistas, belicistas y
narcotraficantes le han extraído de manera irresponsable a la Naturaleza,
trocando sus riquezas por venenos, hasta el punto de que han convertido el
Mundo en un basurero tóxico cada vez menos apto para conservar y reproducir la
Vida. (ANEXOS “Argentina El modelo
recolonizador - Alejandro Teitelbaum” y “CRISTINA KIRCHNER ROCKEFELLER MONSANTO
Y LA NUEVA OLIGARQUÍA AGROINDUSTRIAL”)
Pero el
ejercicio directo del poder por los pueblos impediría que los depredadores
sociales fundados en el individualismo extremo, con su defensa a ultranza de la
sacrosanta y letal gran propiedad privada, pudiesen seguir lucrándose de la
extracción de plusvalía y de todos los negociados sucios que se esconden tras
tan meritoria manera de enriquecerse por cuenta del trabajo ajeno tanto como
del saqueo despiadado de las riquezas naturales.
Entre los
mecanismos de lucro por cuenta del esfuerzo ajeno, la usura es uno de los
favoritos de los Rothschild y demás banqueros ladrones. Para potenciarla,
elaboran falaces “productos financieros” y emiten oportunistas, arbitrarias y
tendenciosas “calificaciones de riesgo” sobre toda clase de activos, públicos y
privados, que maximicen ese pecado, tan repudiado por Yahvé.
Pero,
mientras no logren desencadenar y consolidar la tercera guerra mundial, en la
que tanto se esmeran, la depredación creciente de la Naturaleza es su gran
obra. Están dedicados a legalizarla
mediante el intercambio de riquezas naturales por divisas sin valor, de esas
que tienen inundados y encartadísimos a los chinos y demás acreedores de la
arruinada USA (ANEXO “El dólar se derrumbará porque China dejará de financiar
la deuda de EEUU”).
Se proponen
endosárselas a los gobernantes lacayos, sobre todo a los de América Latina, tan
serviles e incondicionales, así algunos ladren para entretener a la galería
mientras patrocinan toda clase de despojos y atentados contra el medio ambiente
y los recursos vitales de la nación.
Generalmente,
los vendepatrias actúan agazapados en funcionarillos miserables, convertidos
abusivamente, como ha ocurrido en Colombia con
el furibismo vendepatria y su heredero en el poder, nada menos que en la
legítima Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, ANLA, que dispone del
patrimonio ecológico a su arbitrio y conveniencia, sin rendirle cuentas a
nadie, pues son la máxima autoridad ambiental, inapelable, corrupta, mediocre,
inepta y venal.
Al respecto
de las tropelías promovidas por los enemigos comunes y apoyadas por las
autoridades, presuntamente establecidas para proteger a los ciudadanos de sus
victimarios, es notable el despojo de los pequeños empresarios de la economía
real, que ven como sus activos pasan a los bancos, cuando no pueden pagar sus
créditos; o que no pueden reiniciar su ciclo productivo por falta de liquidez,
pues los banqueros han resuelto no prestarles, aduciendo su temor al riesgo.
Y es
escandaloso y criminal el desahucio de los ciudadanos de sus hogares, mucho de
ellos pagados varias veces a los bancos ladrones que aprovechan la
desregulación para hacer de las suyas, convencidos de que no hay autoridad que
se les oponga, a nos ser la legítima, que reside en ese pueblo que despierta
para no volver a dormir hasta garantizar una vida digna para todos y el
merecido castigo a los enemigos comunes.
Duele ver
como los banqueros ladrones, desalmados e impunes siguen lucrándose con los
ahorros de los ciudadanos y arrebatándoles las conquistas sociales que tantas
luchas les costaron a las generaciones anteriores y a muchos de sus recientes
beneficiarios, hoy privados de ellas.
Semejantes
bandidos proceden aliados con y protegidos por los politiqueros desvergonzados
y venales que, por unas migajas, se encargan de engañar a los ciudadanos,
ocultándoles quiénes son los verdaderos responsables de sus calamidades y
penurias.
Tal es el
caso patético con los 22 millones de euros que, en la distribución de coimas
para los politiqueros, se apañó el tesorero del PP, Luis Bárcenas, aunque puede
tener mucho más escondido en alguna parte.
Aunque para
el ciudadano normal parezca mucho, el botín personal de Bárcenas que ha salido
a la luz, apenas representa el 1 por mil (o 0.1%) de los fondos recibidos por
Bankia en una de las operaciones patrocinadas por el gobierno lacayo para
salvarla dejando impunes a los culpables.
Con sus
alharacas circenses en el parlamento, y atenidos a la fe supersticiosa impuesta
a los ciudadanos ingenuos, los politiqueros no tienen inconveniente en defender
a los potentados, aplicar todas sus órdenes y justificar el castigo abominable
recibido por sus víctimas inocentes, condenadas al desahucio o, si lo quieren
evitar, al suicidio.
Es algo que
se está popularizando en la España degenerada por el Neoliberalismo y gobernada
por lacayos corruptos diseminados en todos los niveles sociales adeptos a los
potentados, incluyendo la cúpula del sistema; a saber, el fratricida Juan
Carlos y su yerno e hija chanchulleros, cuyos delitos justifican los de todos
los que les siguen en la estructura jerárquica.
Sin dudas,
semejante iniquidad es una evidente manifestación del aterrador “síndrome de
Medusa” que rige las relaciones sociales en las sociedades piramidales. Los delitos los cometen los potentados pero
el castigo es para las víctimas, como trató de hacer Dominique Strauss-Kahn con
la mucama neoyorquina. Por fortuna, este
caso demuestra que la impunidad de los abusadores puede vencerse.
Esperemos
que los abusos de los gobernantes españoles contra el pueblo despojado de sus
conquistas sociales y hasta de sus hogares, reciban el castigo debido, y sus
víctimas, las reparaciones indispensables, al menos para quienes conserven la
vida.
No obstante,
lo que ocurre bajo la lógica inicua de las sociedades piramidales es que las
víctimas siguen siendo victimizadas, hasta terminar convertidas en monstruos
tan espantosos como Medusa o como cualquier elemento del pueblo dedicado a
servirles a los enemigos comunes y en contra de sus hermanos.
Es lo que
suele pasar con muchos desplazados del campo, quienes, para sobrevivir en las
ciudades, tienen que acudir a la delincuencia a medida que sus valores
ancestrales se pierden y el tejido familiar se corroe, pues la ruptura del
social se produce desde el inicio del desplazamiento que desmiembra las
comunidades y busca convertir aceleradamente los países en parias, fracasados o
inviables
Por fortuna,
la toma de conciencia individual permite que
estos monstruos traidores a sus orígenes y a sus hermanos, puedan
rectificar y unirse a la Humanidad doliente contra sus verdugos. En cambio, la maldición sobre Medusa fue
eterna e irremediable.
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Evidentemente
ha fracasado, en el propósito de atender adecuadamente las necesidades humanas,
esa economía organizada con los criterios capitalistas y consumistas, que
busca, a cualquier costo ambiental o social, la revalorización del capital y el
crecimiento demencial anual del PIB primario, en particular el fundado en el
saqueo de la Naturaleza. Se trata de
abominaciones económicas y sociales que no podemos tolerar más tiempo.
Es el
momento de detener todas las agresiones a los ecosistemas, que son simultáneas
en el planeta y abiertamente depredadoras, así se trate de edulcorar u ocultar
su carácter letal o de achacarles las culpas de los desastres crecientes al
calentamiento global o al consumo de tabaco o a la falta de fe masiva e
incondicional en los líderes naturales de los pueblos o en sus dioses
tutelares.
La amenaza
es global, y se efectúa en cada rincón controlado por lacayos del
Neoliberalismo, de modo que sus consecuencias sólo pueden ser catastróficas, a
no ser que impidamos que sigan al mando los sicópatas de todas las
ideologías. O sea, la ofensiva sionista
determinada en la Biblia, que congrega a todos los plutócratas, hasta a los que
presumen de ateos, es definitiva, y mortal para las mayorías si no los vencemos
pronto.
Por tanto,
no hay lugar para los tímidos, como llamó Jesús a los oportunistas
calculadores, cuya moral depende de la ocasión.
Es una
actitud patética en los politiqueros, como los furibistas colombianos; o los
falangistas y demás monarquistas subdidadanos españoles; o tantos hermanos
musulmanes disfrazados de demócratas; o los asesinos sagrados reunidos en el
likud sionista o en la yihad islámica o en el Opus Dei católico; o los
presuntos revolucionarios que empañan la vista de los verdaderos
revolucionarios, con las mismas pretensiones de representarlos y suplantarlos,
usadas abiertamente por las oligarquías o élites...
Bajo la ruin
máscara de la codicia pervertida por el fetiche del dinero, se expresa el deseo
manifiesto de agencias imperialistas al servicio incondicional de los
potentados, como el FMI o el BCE, de superar la crisis cambiándoles a los
países neoliberocoloniales sus riquezas auténticas por divisas sin valor, como
los dólares que emite abundante e irresponsablemente la Reserva Federal
(FED).
Ladinamente
se oculta, se deforma y hasta se justifica el propósito deliberado de sumir a
las mayorías en la miseria, tanto como el paralelo de destruir la biosfera para cumplir la misión
divina contraída por los sionistas con su dios, el caprichoso Yahvé, cuya
obsesión apocalíptica se ha extendido a musulmanes y cristianos, y hay riesgos
serios de que contagie a otras ideologías piramidales.
Al efecto se
acude a los bajos instintos del egoísmo torpe, individualista, deforme y
contraproducente, ajeno al sentimiento solidario y gregario que nos hace
fuertes sin diluir nuestra
personalidad
en ideologías despojadoras, homicidas y ecocidas, ni confundirla con
individualismos enfermizos, como el que les inculcan las teorías de Ayn Rand a
los potentados parásitos, delirantes e inútiles, a quienes la oportunista
sionista atea califica de Atlas imprescindibles.
Pero a los
potentados sicópatas no les basta su monopolio del dinero, sin embargo, pues
cada vez es más claro que éste es una mera convención social fácilmente
sustituible, con grandes ventajas, por una convención más legítima, manejada
electrónicamente y surgida de la conveniencia y el cálculo sociales en vez de
estar basada en el interés individual de unos sicópatas despiadados, torpes,
ineptos, ambiciosos, mediocres, megalómanos, violentos y afanados en acabar con
todo.
De ahí su
desespero por desencadenar, lo más pronto posible, la guerra mundial que le
impediría a la Humanidad juzgarlos por los crímenes cometidos hasta ahora, pues
los que surgirían de la catástrofe bélica demandarían toda la atención y todas
las energías de las multitudes amenazadas con la extinción y cada vez más
diezmadas o reducidas en número, en caso de que la hecatombe se generalizase,
como lo desean todos los potentados para frenar la insurgencia de los pueblos.
No sólo
pretenden mantener sus privilegios y su impunidad, sino impedir que la
Humanidad pueda disfrutar los frutos del progreso ofrecidos por los niveles de
desarrollo alcanzados con el esfuerzo y la creatividad de los mejores
ejemplares.
Sin duda,
son patrimonio de todos, aunque los potentados nos los quieren arrebatar con
argucias como la “propiedad intelectual” o los “tratados de libre comercio” o
el “endeudamiento público” creciente (que incluye el privado y hasta el
inventado) o su “monopolio de las finanzas públicas” que les permite construir
o destruir honras y bienes a su arbitrio.
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No obstante,
esa Humanidad, subyugada y envilecida por los caudillos, ha conquistado la
manera de automatizar la producción industrial hasta niveles tan sorprendentes,
que ya constituyen una especie en extinción los obreros clásicos, cuya vida
miserable tanto conmovió a dos famosos Carlos del s. XIX, el alemán Marx y el
inglés Dickens.
Eran tan
deplorables las condiciones de vida del proletariado industrial, que el
primero, aduciendo argumentos presuntamente científicos, de los que los
dogmáticos sociales con ínfulas de grandes intelectuales no se han podido
desprender, les adjudicó la propiedad del futuro en medio de unas sociedades de
clase, necesariamente jerárquicas y autoritarias, características de la
Historia pero que las generaciones actuales repudian, pues reconocen la
caducidad de ese atroz período y la necesidad de reemplazarlo por otro en el
que las relaciones humanas y sociales sean horizontales, equitativas y
armoniosas, fundadas en la igualdad esencial y la dignidad intrínseca de
todos.
Pero los
marxistas pura sangre insisten en la Revolución Proletaria, aunque las que
hemos conocido con tal remoquete no sean más que aventuras de “intelectuales
orgánicos” que suplantan a las masas oprimidas mediante la conformación de
partidos monolíticos, igualmente piramidales y excluyentes del ejercicio del
poder por las mayorías.
Por fortuna,
éstas existen y están despertando de su condición de masas amorfas… Cada vez
devienen más en multitudes conscientes, bien informadas, lúcidas, autónomas,
soberanas, solidarias y beligerantes.
Aunque es
cierto que la esclavitud está bastante extendida por el Mundo entero en pleno
s. XXI; con las tecnologías de punta que fortalecen la producción industrial, o
manufacturera, no se requiere un acto voluntarista o una arbitraria profesión
de fe para admitir que la revolución de los robots o la aparición de las
impresoras tridimensionales auguran claramente un futuro automatizado.
En estas
circunstancias, habrán de desaparecer muchos puestos de trabajo que se
mantienen por mera perversidad de una economía enferma y deforme, orientada al
enriquecimiento de unos pocos a costa de la conservación de la vida misma,
cuando podría orientarse a la atención eficaz de las necesidades de todos en el
marco de un respeto absoluto al medio ambiente y un manejo racional de los
recursos.
Pero los
capitalistas y sus imitadores, en vez de satisfacer las necesidades y los
mismos caprichos de consumo de las mayorías, las obligan a ganarse el pan con
el sudor de la frente, pues así pueden
extraerles plusvalía, de modo que el enriquecimiento de los explotadores puede
justificarse como una operación económica honrada.
Por cosas de
tal tenor se puede afirmar que los economistas al servicio del régimen son unos
meros ideólogos ajenos a cualquier posible enfoque científico de la disciplina
económica, pero con prestigio suficiente como para conmover y engañar a las
masas, prudentes, tímidas y acomplejadas ante los “especialistas” que posan de
grandes e infalibles sabios.
Tal es el
caso patético con Ben Bernanke, emitiendo dólares sin ningún respaldo en medio
de una economía arruinada y de un Estado inviable, según lo afirman las mismas
“calificadoras de riesgo”, tendenciosas, deshonestas y criminales.
Éstas son agencias
privadas, que presumen de “objetividad técnica” pero, realmente -abusando de la
desregulación que despojó a los países del control de los monopolios privados y
los expropia de los públicos-, están
dedicadas a proteger los intereses de los enemigos comunes de la
Humanidad y de la biosfera, en particular los de los financistas ladrones y
sionistas.
Dichos
sujetos son los dueños de las calificadoras tanto como de los bancos, las
aseguradoras, las bolsas de valores, el complejo militar-industrial usano, las
grandes corporaciones internacionales dedicadas a destruir la biosfera; y
controlan las neoliberocolonias y los “mercados” como les conviene.
Como ya es
evidente, todos ellos son lacras humanas
que arruinan los países y despojan a los pueblos. Para hacerlo cuentan con la complicidad
incondicional de los vendepatrias que asaltan los gobiernos y despojan a los
ciudadanos de su soberanía política personal.
Retornando a
las proezas de la FED, semejante bestialidad; a saber, la emisión de dinero sin
respaldo, en la Colombia del s. XIX, según lo cuenta Florentino González, un
notable hacendista de entonces, dio para descalificar la idoneidad de un
general independentista decimonónico, quien, ante las afugias del erario,
propuso duplicar la emisión de dinero para duplicar la riqueza de la
patria. Pero cuando la pone en práctica
el neoliberal lacayo del sionismo, Ben Bernanke, nos la quieren presentar como
gran ingenio y asombrosa sabiduría…
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Su
incapacidad para resolver la crisis definitiva de la Historia -que morirá con
el rótulo del Neoliberalismo depredador y contraproducente, y cuyo reemplazo
reivindicará la creatividad como la cualidad específica del ser humano en su
condición de productor de riqueza- señala la caducidad inevitable de quienes
desprecian a sus semejantes, siendo éstos los demás humanos que se les parecen
aunque no sean sicópatas ni avaros ni depredadores congénitos, sino hombres de
buena voluntad, como los que resaltaba y empoderaba Jesús.
Por eso, los
potentados y sus lacayos no se interesan en liberar al hombre de la esclavitud
del trabajo, de modo que ocultan que la automatización de las tareas
industriales es una bendición para la especie humana. Le permite liberar sus energías para
dedicarse al ocio creativo, como lo llamó Paul Lafargue.
Aunque no
dejan de aprovecharla y deformarla en su particular beneficio de enemigos
comunes, pretenden presentar la automatización casi como una maldición. Y lo es para la absurda sociedad capitalista
basada en la explotación del trabajo ajeno, tanto como para sus émulas
consumistas de cualquier ideología, en particular para las que posan de
“socialistas” y “comunistas” aunque suelen ser férreas dictaduras de partido
único.
Todas éstas
obedecen al esquema jerárquico de las sociedades imperantes en la
Historia.
Mediante
semejante organización social, se ha visto como algo natural e insuperable la
división de la población en “clases”, a partir de su condición económica que
las hace antagónicas ocasionalmente, aunque no deja de ser una condición
contingente, susceptible de cambiar al azar o por eventos revolucionarios.
La razón
para tal desviación epistemológica, tan arraigada, es que su imposición y,
sobre todo, su perpetuación, no sólo requiere la fuerza sino su refuerzo
ideológico con lavados de cerebro que castran mentalmente a sus víctimas,
secando su capacidad crítica, o reduciéndola a su mínima expresión (pues
mientras haya vida hay esperanzas, de modo que los únicos que no pueden aportar
al cambio social son los muertos).
La respuesta
contundente a las veleidades ideológico-fantásticas de quienes insisten en
mantener tan arbitrarias discriminaciones, la ofrecen los procedimientos
objetivos acordes con el método científico.
O sea, la perversión ideológica que fanatiza es propia de la mayoría de
los conocimientos diferentes a los que se fundan en la ciencia; lo cual no los
descalifica sino que los hace inaccesibles o inoperantes para las mentes
críticas o escépticas…
No obstante,
en la ciencia también existen fanáticos y dogmáticos, incapaces de entender el
método pero capaces de memorizar hipótesis y conclusiones sin percibir los
argumentos y las razones que los concatenan.
Les basta que los haya formulado alguien con prestigio académico para
admitirlos como verdades reveladas. Así
proceden muchos presuntos materialistas que se auto consideran “científicos
sociales”.
Por fortuna,
el enfoque científico ha dado lugar a una explosión de conocimientos
incontenible y objetivamente subversiva.
Lamentablemente,
sus aportes han sido pervertidos por el consumismo promovido por los
potentados, que lo han utilizado para apropiarse de las conquistas de la
especie y de las riquezas de la Naturaleza, estropeándolo todo y amenazándonos
con el Fin del Mundo.
Pero cada
vez es más claro para el ciudadano común y corriente que el caos actual no
obedece a la maldad intrínseca de la Humanidad sino a la perversidad de los
ejemplares más retrógrados e involucionados, ambiciosos y despiadados, que no
han logrado superar el dominio de sus cerebros reptilianos; que son incapaces
de controlar sus peores instintos; que se atribuyen el derecho a gobernar,
oprimir, expropiar, eslavizar y condenar a los demás; que se desviven por
cumplir su misión homicida y ecocida, pues la consideran su obligación con su particular
y despótico dios… cuando no con su grandeza personal de caudillos
O sea, el
afán por destruir el Mundo y extinguir la Vida es específico de los sicópatas,
entre los cuales sobresalen los potentados, sobre todo los sionistas fincados
en sus deberes bíblicos. Pero lo repudia
el resto de Humanidad sana, que estaría constituida por el 99% sometido por el
1%, y que tiene la obligación de impedir el cataclismo, trascender la Historia
y crear una sociedad global respetuosa de la Naturaleza y de todos los pueblos
e individuos; de sus singularidades, sus culturas y costumbres.
Es hora de
renunciar a la pretensión de colonizarlas, penetrarlas, corromperlas y
apropiárselas, hasta donde les sea posible, como hacen el capitalismo y tantas
ideologías perniciosas, de las que estamos obligados a tomar distancia y, de
ser necesario, sepultarlas junto a la Historia, a los potentados y a sus
sirvientes.
En estas
circunstancias, la misma ciencia nos ha dotado de los medios para vencer a los
enemigos comunes, pacífica y contundentemente, repudiando los métodos clásicos
de la violenta Historia.
Antes de que
desencadenen sus bombardeos generalizados y cobardes, -mediante drones no
tripulados (ANEXO “El Pentágono crea una medalla para los pilotos de drones”),
o misiles Patriot, o cualquier otra argucia criminal-, sobre los pueblos
decididos a ser libres y a recuperar el ejercicio directo del poder que les
pertenece, basta acudir a la convocatoria mundial de una “masa crítica” de
ciudadanos indignados, capaz de neutralizar a los Bashar al Assad, Benjamín
Netanyahu, Barak Obama, Vladimir Putin, Mahmud Ahmadineyad, Mohamed Mursi,
Angela Merkel, Mariano Rajoy, Kim Sung Un, Porfirio Lobo, Juan Manuel Santos,
Ollanta Humala, Sebastián “tusunami” Piñera y sus pares criminales regados por
el Mundo entero y al mando de prácticamente todos los gobiernos.
Todos ellos
resultan ser títeres de la masonería que pretende generar la tercera guerra
mundial usando a los fanáticos e intransigentes sionistas como su detonante
escatológico, pertinaz, irracional e irreductible, mas no invencible ni
insuperable.
De hecho, la
urgencia de vencerlos evitando que cumplan sus planes juicio finalistas es
compartida cada vez por más personas sensatas, lúcidas, evolucionadas,
solidarias, humanas y mentalmente independientes, de todos los orígenes,
culturas y creencias.
Pronto
habrán de confrontarse mundialmente las fuerzas de la perversa Historia contra
las de quienes quieren superarla estableciendo la Sociedad Democrática Global
en vez de aceptar el Fin del Mundo que nos ofrece aquella y que tan cerca está,
al menos en lo referente a la conservación de la Vida, incluyendo la de los
humanos.
Si no los
vencemos, su determinación de diezmarnos saldrá adelante, pues sus agresiones
contra la biosfera y la Vida que se sustenta de ella, son crecientes,
innegables, permanentes, globales e inminentes.
La sola
insistencia en prolongar la explotación de petróleo -para quemarlo o
convertirlo en derivados de carbono fruto de la petroquímica, altamente contaminantes
y “útiles”, que perfectamente podrían reutilizarse para no seguir la mortal
extracción-, es un crimen continuado contra la Naturaleza y la Humanidad, que
podríamos evitar radicalmente si utilizáramos las fuentes de energía limpia,
cada vez más abundantes pero que los países se esmeran en desestimar, con la
notable excepción de Finlandia.
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De similares
características antihumanas es la hipócrita y criminal insistencia en la
criminalización arbitraria de los narcóticos naturales, tanto como de los
químicos que no sean producidos -como los analgésicos homicidas y tantas drogas
perniciosas y nocivas- por los
monopolios farmacéuticos internacionales, pues éstos se apropian de las
medicinas y convierten la salud en un negocio tan sucio e inhumano como
rentable.
Con su
abusiva medida, los ideólogos neoliberales han pretendido suplir el “terror
ambiente” de la “guerra fría” por uno semejante basado en la “guerra contra las
drogas”, a fin de mantener amedrentadas a las masas, subyugadas por los cipayos
al servicio de los amos plutócratas, criminales impunes e inmunes,
independientemente del delito que cometan.
Con ésta y
las demás recetas neoliberales, los países han sido condenados a parias,
despojándolos de las riquezas naturales ubicadas en ellos. Les destruyen el tejido social mediante las
expropiaciones de sus territorios ancestrales, con los consecuentes
desplazamientos de la población autóctona.
El propósito
es saquear sin misericordia los ecosistemas de los que se han sustentado
tradicionalmente los despojados, desamparados y traicionados por los
gobiernos. Éstos confirman su condición
de lacayos desnacionalizando todos los entables productivos, ya sean públicos o
privados, entre tantas bestialidades fin mundialistas más que les impone el sionismo,
y que aceptan gustosos a cambio de comisioncitas viles.
Una vez
arruinada la capacidad productiva propia, los ciudadanos hacinados en las
ciudades sólo hallan maneras de subsistir con cierta holgura si se dedican a
actividades criminales.
Así ha
sucedido en la otrora industrial y laboriosa Medellín, ahora convertida en un
cadalso para los ciudadanos y en campo de batalla para una juventud abandonada
deliberadamente por el Estado, bajo el imperio de la república
mafioso-neoliberal con la que los vendepatrias remplazaron el modelo cepalino
que tantas empresas nacionales sustentó.
Durante la
vigencia de la política de sustitución de importaciones, el desplazamiento de
los ciudadanos, del campo a la ciudad, que también fue masivo por causa de la Violencia
liberal-conservadora de los 50s, halló maneras honradas para permitirles a los
desarraigados ganarse la vida en las fábricas de entonces, ahora en vías de
extinción o de radical desnacionalización, por designio del atroz y
antieconómico Neoliberalismo.
La
republiqueta decadente en que han convertido a Colombia, se ha conformado desde
el gobierno del papi de Andrés, Misael Pastrana Arango, el que ocupó
ilegalmente la presidencia que le regaló Carlos Lleras Restrepo (abuelo de los
politiqueros y vendepatrias hermanos Vargas Lleras) luego de habérsela comprado
a Gustavo Rojas Pinilla, el papá de Maria Eugenia, “la capitana”, y abuelo de
los ejemplares hermanos Moreno Rojas.
Este par de
angelitos son unos notables chanchulleros aficionados a enriquecerse con el
erario mediante la modalidad de la contratación pública. Imitan lo que hizo su famosa madre desde que
el general boyacense fue nombrado dictador por las oligarquías fascistas para
enfrentar la insurgencia popular en que se convirtió la Violencia de los 1950.
Semejante
nefasto fratricidio fue agudizado y fortalecido desde el asesinato de Jorge
Eliécer Gaitán, en 1948. Estuvo dirigido a despojar a los campesinos de sus
tierras, que pasaron a manos de caciques liberales y conservadores, indistintamente,
pero que, bajo la república mafioso-neoliberal en que ha devenido el régimen
oprobioso, les han disputado los paramilitares y los guerrilleros, cuando no
directamente las autoridades al servicio de las transnacionales.
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Pero el
fenómeno del envilecimiento de los países es mundial. Por eso se replica en Honduras, El Salvador,
México, Guatemala, Argentina, Perú, Brasil y tantos países más.
Obedece a
las directrices de la masonería empeñada en reducir la población mundial a 500
millones, apurando el exterminio de los 6.500 que sobran según sus ancestrales,
ridículas y pretenciosas sabidurías, irrefutables y admirables.
Ante tanta
canallada, reconforta saber que hemos conquistado los medios para acceder a la
Verdad liberadora, de modo que es fácil liberarnos de las supersticiones que
nos imponen los sicópatas para confundirnos, dominarnos, dividirnos y
enfrentarnos… en su beneficio, jamás en
el nuestro.
Pretenden
hacernos creer que somos enemigos innatos en vez de miembros de la misma
especie que muchos creen que fue creada por Dios, sin discriminar entre unos y
otros, pues todos habríamos sido hechos a su imagen y semejanza.
Las
divisiones son fruto de las ideologías piramidales impuestas por los sicópatas
en todas las sociedades que han dominado en la Historia. En consecuencia, obedecen a meras actitudes
culturales o convencionales que podemos superar con ideas más nobles, ajustadas
al respeto que merecen la Vida, la Naturaleza y la dignidad de cada ser
humano.
Pero esto
jamás lo ofrecerán los sicópatas amantes del poder y las riquezas. Tiene que ser obra colectiva de todos los
marginados del poder que resuelvan recuperarlo y apropiárselo como una cualidad
intrínseca a la Vida de cada individuo, pero cuyo ejercicio debe contar con la participación
de los demás, para que sea legítimo.
Por eso son
inadmisibles las sociedades piramidales… tanto como es urgente establecer las
planas u horizontales que las reemplacen.
Por fortuna,
cada vez son más los engañados que descubren el engaño y abren los ojos; y ya
no los volverán a cerrar, pues la toma de conciencia es para siempre.
En
particular, la insurgencia de los jóvenes -como la de los estudiantes griegos
de secundaria que han salido a reivindicar los aportes de su patria a la
cultura universal, exigiendo el respeto, el agradecimiento y la admiración que
se merecen-, indica caminos de liberación originales, propios de quienes no son
sicópatas sino humanos evolucionados capaces de forjar un futuro digno para
todos, enterrando la Historia y sus instituciones piramidales y opresivas, que
son las que lo han impedido hasta ahora.
Es algo
esperanzador saber que las personas pueden informarse objetiva y
suficientemente, reflexionar, evaluar alternativas y optar en consecuencia,
porque es vertiginosamente creciente la necesidad de superar las amenazas en
curso tanto como las proyectadas.
Es algo urgente y definitivo, que sólo pueden
lograr las multitudes conscientes, pues, a pesar de las promesas de los
demagogos de todo orden, tanto físico como metafísico, no hay Mesías ni
Anticristo que puedan suplantar a las mayorías resueltas a vivir con dignidad,
libres de las cadenas que les imponen los sicópatas sanguinarios, despiadados e
insaciables.
Todos y cada
uno tenemos el trascendental desafío de sumarnos a esa “masa crítica” que
impondrá la Sociedad Democrática Global, venciendo el Nuevo Orden Mundial y
enterrando la Historia junto a quienes la han disfrutado a costa del dolor, la
miseria, la enfermedad y el sufrimiento de sus víctimas envilecidas, pero ahora
capaces de asumir su destino, apropiándose de la sabiduría acumulada por la
especie humana.
Dicha
sabiduría no se limita a los sorprendentes avances de la ciencia occidental,
pues los conocimientos ancestrales de los pueblos constituyen el verdadero
fundamento del bagaje de esa sabiduría de la especie, ya que a través de los
siglos han demostrado su validez y pertinencia. En consecuencia, hay que
valorarlos y conservarlos, rechazando abierta y decididamente la empobrecedora
homogenización impuesta por el hirsuto y letal Neoliberalismo, dedicado a
imponer “El hombre unidimensional” sobre el que nos advirtió oportunamente
Herbert Marcuse.
Esta absurda
doctrina antieconómica e inhumana es incapaz de superar los ruinosos modelos
elementales, simples, pueriles y universales; diseñados por sus ambiciosos,
laureados e ineptos “think tanks”, y que los gobiernos lacayos adoptan con
orgullo, sintiendo, como Isaac Newton, que cabalgan en los hombros de los
mejores sabios, lo que los hace sentirse superiores a la plebe sumida en la
ignorancia y a la que embrutecen, alienan, desprecian, sacrifican, exprimen y
despojan.
El desafío
definitivo, que la especie les puede ganar a sus verdugos, exige la
desaparición de las instituciones representativas, de los gobernantes y de los
politiqueros profesionales. Serán
sustituidos por la concertación ciudadana mayoritaria, o hasta consensuada, de
las normas que han de guiar su convivencia amable, libre, equitativa, generosa
y respetuosa, capaz de asegurarle a cada uno una vida digna y plena.
Con tal
propósito habrá de crearse las instituciones adecuadas -atendidas por personal
idóneo que les rinda cuentas a los ciudadanos y acceda a los cargos por sus
méritos- para sustituir las corruptas, fomentadas por el clientelismo y la
politiquería.
Aprovechando
la bajeza ética y la ruindad moral de los presuntos “representantes” y
gobernantes de los ciudadanos, aunque realmente son sus verdugos, las multinacionales encuentran la manera de
despojar legalmente a las naciones de sus riquezas y su soberanía, instaurando
o penetrando tales instituciones podridas.
Éstas no
sólo aluden a instalaciones físicas sino a las mismas normas que les imponen a
los parlamentos lacayos, como la llamada “regla fiscal” que le da prelación al
pago de las deudas sobre la atención de las necesidades sociales. Y que Colombia y España se apresuraron en
adoptar, en una clara traición a sus respectivos pueblos, que estos ya no están
dispuestos a aceptar y no han dejado de rechazar, cada vez con mayor claridad,
beligerancia y astucia.
Protestan
abierta y multitudinariamente en la medida en que pierden sus conquistas en
beneficio de multinacionales perversas que convierten los servicios públicos en
negocios particulares y altamente rentables para sus propietarios espurios e
ilegítimos. Pero esos servicios y otros
monopolios, necesariamente públicos, son los que justificarían objetivamente la
existencia del Estado, de modo que su ilegitimidad es creciente en la medida en
que privatiza las funciones que constituirían su razón de ser.
El respeto a
la propiedad monopolista particular o privada, absolutamente desmesurada, que
concentra en unos cuantos sicópatas inescrupulosos, ambiciosos y perversos la
riqueza producida por las mayorías, y que saquea impune y crecientemente los
tesoros de la Naturaleza, es la peor superstición de todas las agenciadas por
las ideologías piramidales que han agobiado a la Humanidad durante la vigencia
de la Historia.
En
particular, porque ha permitido que los productores directos e imprescindibles
admitan como natural el despojo al que los someten esos sicópatas, apoyados por
sus títeres politiqueros y sus títeres periodistas y sus títeres economistas y
sus títeres Hd.Ps de todas las profesiones ofrecidas por los monopolios del
saber autoritario, convenientemente sesgado en beneficio de los potentados, que
conocemos como universidades.
Es triste
ver como hasta el respetable cuerpo médico se presta para las campañas de
amedrentamiento universal que deforman la realidad para evitar que las personas
identifiquen las verdaderas causas de sus achaques y a los verdaderos
culpables, mientras los traficantes de la salud se enriquecen desmesuradamente
y los pacientes cada vez son más maltratados y convertidos en clientes aptos
para exprimirlos.
Tan aberrante
situación se garantiza en la esfera ideológico-institucional, con la ley, así
ésta sea absoluta y evidentemente contraria a los intereses de las mayorías,
como sucede con todas las que el Neoliberalismo les está imponiendo a todos los
gobernantes, aunque algunos pataleen y se auto califiquen de independientes….
Sin dejar de acogerlas, desde luego, pues temen el aislamiento, como la
arrepentida Bolivia, incapaz de defender con gallardía la legalización de los
alucinógenos, pese a que su cultura los ha usado desde siempre, con resultados
admirables y ejemplares. Al menos
defiende la identidad indígena, tan abusada por los conquistadores y sus
herederos independentistas.
Sin dudas,
si nos atrevemos es mucho lo que podemos ganar.
Pero si no actuamos, lo perderemos todo, hasta la posibilidad de
reproducir y conservar la especie, hasta ahora destacada por depredadora.
¡En esas
estamos!
ANEXOS
1. “Argentina El modelo
recolonizador - Alejandro Teitelbaum”
2. “CRISTINA KIRCHNER ROCKEFELLER
MONSANTO Y LA NUEVA OLIGARQUÍA AGROINDUSTRIAL”
3. “El dólar se derrumbará porque
China dejará de financiar la deuda de EEUU”
4. “El Pentágono crea una medalla
para los pilotos de drones”
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