SON SOCIALISTAS O NACIONALISTAS
Hace años el
ex presidente de la Junta José Rodríguez de la Borbolla me contó que allá por
la prehistoria, en 1976, Alfonso Guerra le mandó como ponente a un seminario
organizado por el ala izquierda del Partido Socialista Francés (agrupada en
Ceres) sobre El socialismo del sur de Europa. Por entonces el PSOE aún no había
logrado aglutinar en torno suyo a las organizaciones socialistas de distintos
territorios de España. En nombre del Movimiento Socialista de Cataluña -lo
escribo aposta en castellano, pero el original era en catalán, claro- intervino
un personaje llamado a figurar en la historia: Pasqual Maragall. A la vuelta,
Guerra, que ya lo controlaba todo, hizo que Pepote Borbolla le resumiera el
desarrollo del seminario. Hubo en aquella, conversación un lacónico diálogo
sobre el tema catalán:
-Oye, ¿y qué
tal ese Maragall?
-Pues que no
es socialista, es nacionalista.
Esto lo
cuento no sólo para resaltar la perspicacia de Borbolla, que también, al intuir
en un rato por dónde transitaba ideológicamente el joven futuro alcalde de
Barcelona y presidente de la Generalitat, sino también para entender que el
soberanismo de los socialistas de Cataluña -concentrados en el PSC tras la
fusión del Movimiento de Maragall, el PSOE catalán y el pequeño partido
socialdemócrata de Josep Pallach- viene de lejos y que también vienen de lejos
los problemas de relación entre el Partit dels Socialistes de Catalunya y el
Partido Socialista Obrero Español.
Ahora ha
sido precisamente Alfonso Guerra uno de los barones y líderes socialistas que
han propuesto deshacer el camino andado y romper los vínculos del PSOE con el
PSC. Porque en los últimos años, con Maragall por supuesto, pero también con
Montilla y no digamos con Pere Navarro, en el PSC se ha impuesto por goleada el
alma nacionalista al alma socialista que conviven en el PSC, y todo por la
obsesión de no perder centralidad y protagonismo en una política catalana que
avanza sin freno hacia el independentismo. Una obsesión profundamente dañina
para el socialismo español y que, además, viene con paradoja: el PSC no gana
nada con su apuesta, incluso pierde, en Cataluña, mientras que el PSOE pierde
mucho en España. Eso convierte en muy real el peligro de cisma y ruptura entre
los dos partidos hermanos.
Ya lo avisó
Pepote Borbolla. En 1976, en cuanto escuchó a Pasqual Maragall.
FUENTE MÁLAGA HOY
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