ACCIÓN DE GRACIAS
Hace mucho
tiempo que no acudo a misa pero aún recuerdo bien en qué partes se divide. Una
de esas partes es ésta, la acción de gracias. No os voy a
trasladar mis escasos conocimientos sobre las eucaristías pero sí que voy a
ponerme a escribir una acción de gracias como alguna que otra vez me tocó hacer
hace ya unos cuantos añitos.
Quiero
hacerlo por aquello de que “es de bien nacid@ ser agradecid@” y porque sigo
pensando que es necesario destacar lo positivo para ir construyendo sobre ello.
De otra forma caeremos en el pesimismo, en quejarnos, en criticar, en pedir...
yo no voy a esperar ni pedir solución a l@s mism@s que causan los problemas, yo
quiero contar con la gente anónima que me da motivos para escribir esto.
Por supuesto
tengo muchas razones para dar las gracias a mis amig@s, a mi familia... pero no
son ell@s l@s destinatarios de estas líneas.
Quiero dar
las gracias a ese/a camarer@ que procura recibirnos siempre con una sonrisa en
la boca. Porque un trato agradable es algo que endulza el café más que el
azúcar.
Quiero dar
las gracias al/ la autobuser@ que nos devuelve el saludo, atiende nuestras
consultas y luego pasa desapercibido cumpliendo su trayecto acercándonos a
nuestros destinos.
Quiero dar
las gracias a es@s enfermer@s que día tras día no sólo atienden a nuestr@s
enferm@s sino que añaden un valor intangible y preciadísimo a sus obligaciones
diarias y trabajan con el mayor optimismo y la mayor afabilidad posible.
Gracias
también os doy a l@s maestr@s, a aquell@s que habéis tenido la suerte de
alcanzar un trabajo acorde con vuestra vocación y descubrís a nuestr@s niñ@s un
poquito más sobre el mundo que les rodea, atendiéndoles con el cariño y la
paciencia que tod@ niñ@ merece.
Gracias a
l@s peluquer@s que atienden nuestras peticiones con los oídos bien abiertos
para acertar con la respuesta. Éll@s, como tant@s otr@s, muchas veces son un
punto de encuentro importante para nuestr@s ancian@s, deseos@s de entablar
conversaciones.
Por último,
gracias a ti, que me mantienes abierta la puerta del metro; a ti, que dejas
libre tu sitio si me ves con muletas; a ti, que no te conozco y sin embargo me
saludas porque te pregunté algo en la biblioteca; a ti, porque recogiste ese
papel del suelo cuando se me cayó; a ti, porque me avisaste cuando llevaba la
mochila abierta; a ti, porque te interesas por cómo estoy y realmente sé que
escuchas mi respuesta.
Como se
suele decir “no están tod@s l@s que son ni son tod@s l@s que están” pero sirvan
de ejemplo un@s cuant@s para hablar de nuestr@s profesionales, y en general de
la gente que nos rodea, no sólo cuando tenemos motivos de queja sino también
cuando sobresalen por alegrarnos un poco el corazón, con su sonrisa, con su
buen hacer, con su esmero, con su entrega impagable, que por mucho que pueda
estar o no incluida en la remuneración económica... obedece tan solo a razones
más profundas y personales.
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