LA UTOPÍA DEL PERIODISTA
Como
periodista, la gran utopía en los tiempos que corren es trabajar de periodista.
Hace 35 años, con la llegada de la Democracia, parecía que habíamos llegado a
la sociedad ideal, con unos políticos de grandes miras que fueron capaces de
superar las diferencias ideológicas para firmar la Constitución y hacer una
Transición modélica. Pues bien, pamplinas, de hecho, como periodista, cuando
algún político apela a la Transición tengo el pleno convencimiento de que o
estoy ante un corrupto o ante alguien que lleva mucho tiempo en política y está
pidiendo a gritos la jubilación. Las utopías se conquistan y, en mi caso
personal, a veces sueño despierto y me imagino al pueblo tomando el parlamento,
el senado, los ayuntamientos, desalojando a los políticos, que serían sacados a
la calle pataleando, como los deshauciados de sus casas, sólo que estos
tendrían menos dignidad pero, eso sí, unos zapatos más relucientes. Y a raíz de
aquí me surge una pregunta: ¿Cómo pudieron quedar todos esos franceses para
tomar la Bastilla si no había Facebook no twitter?
Pero
hablando de las utopías que sí se pueden conquistar, creo que internet debe
convertirse en el gran instrumento para
la participación efectiva de los ciudadanos en democracia. ¿Cómo? Ese es el
debate.
Por último,
en cuanto al papel de la prensa, me parece inconcebible que se hayan dado
subvenciones por tocar la armónica en una esquina y se haya dejado morir a los
periódicos y a su independencia. En teoría, los medios de comunicación son los
que vigilan al poder, los que le huelen la bragueta. Y no hablo de
subvenciones, pero sí al menos de ofrecer ventajas fiscales como las que tiene
la Fundación Botín, porque les aseguro que la información de un periódico es
más importante para la sociedad que una película de Gracia Querejeta. Porque no
nos podemos permitir que los mejores periodistas de este país se estén quedando
sin trabajo uno detrás de otro y que los
directores comerciales le ganen terreno a los directores de redacción. Pensar
que la prensa sobrevivirá 20 años más es a lo mejor una utopía, pero sin
prensa, Bárcenas estaría todavía paseando sus abrigos horteras y su gomina con
total impunidad, dejando al margen las motivaciones que pueda tener un medio
para sacar tal o cual noticia. Y mientras los políticos sigan huyendo de la
prensa inquietos, esta todavía tendrá su razón de ser. Porque a lo mejor no se
venden periódicos, pero cuando una noticia es de verdadero alcance, de una
manera u otra llega a los ciudadanos aunque sólo vayan al kiosko a comprar el
Playboy, que antes siempre se compraba junto a El País para meterlo dentro y
disimular camino de casa. Pero ahora, con internet, ni eso.
Porque la
relación entre los políticos y los ciudadanos es como un concierto de Los
Planetas, desde luego que se escucha, pero no se entiende un carajo lo que
dicen. Pues igual. Pero que no se nos olvide que los políticos son un reflejo
de la sociedad, hay un Bárcenas en cada uno de nosotros, luego está la decisión
personal de sacarlo o no. Todos llevamos un animal dentro pero también, entre
otras cosas, un sinvergüenza, eso no va a cambiar nunca. Pero en el futuro, al
menos en la política, todo tiene que estar
controlado para que nuestro
miniBárcenas esé arrinconado en nuestros subconsciente. Con unas esposas y un
pijama a rayas…
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