¡POR FÍN LA CRISIS!
España está sumida en una crisis económica importante, un hecho que nos ha llevado de ser uno de los países con mayor desarrollo mundial cada año a prácticamente estar estancados desde hace un año, esto es algo que nos afecta a todos, sobre todo a los más necesitados.
Las causas de esta crisis son varias, por un lado la especulación en los precios del petróleo, base sobre la que se sustenta la economía mundial y que ha ido aumentando sin freno durante los últimos años; por otro las hipotecas basura o de alto riesgo en los Estados Unidos, de las que tanto se ha hablado en estos meses y que no son más que otra forma de ganar dinero por parte de los bancos ahogando a los consumidores pero con un alto riesgo de morosidad que al final han terminado por explotar.
Estas y otras circunstancias han desembocado en una crisis económica mundial que ha afectado de lleno a nuestro país, frenándose de golpe la construcción y generando unas tasas de paro que no se repetían desde hace una década. La crisis inmobiliaria afecta a muchos, no hay duda, pero no a todos de la misma forma, ya que están las personas que por desgracia se han visto en la calle por falta de trabajo en las obras, y otros, sobre todo a los jóvenes, a los que esta crisis nos abre una ventana de aire fresco y posibilidad de cambio.
A pesar de la boyante situación económica de España hasta hace un año, lo cierto es que la mayoría de jóvenes estábamos cobrando un sueldo que en la mayoría de los casos no llegaba a los mil euros, hecho que, como es de esperar, no ha cambiado con la crisis. Por otro lado, los precios de todo subían a un ritmo vertiginoso con el escudo de la buena situación económica del país, sobre todo los pisos, que se han convertido en un auténtico privilegio reservado para niños de papá y afortunados de la lotería y las quinielas.
La situación de la mayoría de los “veinteañeros” es similar: buscando trabajo o con un trabajo deficiente que dura unos meses y no te da para el paro ya que apenas cotizas, tomando poco a poco experiencia en diversos lugares con la esperanza algún día de ganar un sueldo digno y tener un puesto fijo, o estudiando de nuevo después de un año en blanco para intentar sacar unas oposiciones que den la tranquilidad “anhelada” de un puesto en la Administración.
Lo cierto es que, en mi opinión, esta crisis económica no ha cambiado en casi nada la situación de la mayoría de los jóvenes, salvo en un detalle, la escalada de precios de los pisos se ha frenado y la gente comienza a recobrar la cordura y no es tan común meterse en una hipoteca de más de 200.000 euros a 45 años, aunque solo sea porque ahora los bancos no las dan tan fácilmente.
La ventaja de toda esta crisis es que puede que no solo los precios se estanquen durante un tiempo, sino que puede incluso que bajen, como dicen en algunos foros que ya está ocurriendo aunque yo aún no me lo creo, y esto nos de una oportunidad de igualar nuestros sueldos a nuestras posibilidades de vivienda, que no es otra cosa que planificar en pagar tu casa poco a poco en unos 15 o 20 años, no en 30 ni 45.
El gobierno socialista parece estar tomando medidas para ello y desde hace ya más de un año se reciben ayudas para el alquiler (aunque ahora estén estancadas, y esto lo sé de buena fe), y se están comenzando a construir más viviendas de protección oficial que, en la mayoría de los casos, tienen mejores garantías que las privadas y cuestan la mitad. Por ello pienso que esta crisis no es del todo perjudicial, al menos, para mí.
El alquiler, algo que he mencionado solo de paso, es una de las mejores soluciones para la emancipación de los jóvenes y resulta ser de lo más económico e interesante. Son muchas las personas que piensan que alquilar es tirar el dinero, aunque en mi opinión el alquiler permite estrenar casa casi cada año, vivir cerca del trabajo y tener la libertad para moverse geográficamente sin tener ancladuras.
Comprar una vivienda con 25 años es una locura, así de claro, a menos que ésta sea toda una ganga de protección oficial y lo tengamos muy claro. En general los jóvenes decidimos comprar un piso por presión social y paternal, pero la verdad es que es una decisión errónea desde hace ya varios años y que hemos alimentado a los promotores y especuladores del suelo durante mucho tiempo, ya es hora de cambiar esta tendencia aunque, por desgracia, nos hemos convertido en animales sedentarios y acumuladores. ¡Que viva la crisis!
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