Tierra
Se dejaron millones de células de piel muertas y pelos arrancados por el viento, se dejaron un champú y una funda de gafas, dejaron atrás risas y lágrimas, huellas y rastros de género textil, la goma neumática de sus botas, cambios de sentido y ondas sonoras de Amaral cantando: “Quiero gritar, quiero sentir, el universo sobre mi como un naufrago en el mar, quiero encontrar mi sitio, sólo encontrar mi sitio…”
Dejaron las ganas de continuar con ese viaje que las conducía al planeta Tierra o a Saturno, todo dependía de los objetivos, gran angular era Saturno y 50mm la Tierra. Dejaron atrás a Roberto con su número tres, sus jotas y su útero materno, era el guía de ese viaje, el porteador de maletas, dejaron atrás alguna cosa que algún día tendrían que recoger, trozos de vida, lazos de amistad, una tierra que un día abrió sus brazos sin preguntar ni cuestionar de dónde eran, tierra llena de promesas, llena de ilusiones, la ilusión y el empeño de dejarla tal cual, vivir con ella y no sobre ella, en armonía, entenderla, escucharla, amarla, ir en su misma dirección, ser compañeros de viaje. Si se sentían ellas, sentirían esa tierra madre que nos da la vida, una vida llena de viajes al centro del universo, a la esencia de nuestra creación, a la energía cósmica que nos mueve. Gracias Tierra por darnos el regalo de la vida.
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