EFECTOS DEL SUEÑO. ABEL GAVIRA SEGOVIA


EFECTOS DEL SUEÑO

Raquel por fin se ha dormido, el pequeño la había despertado porque tenía sed y Juan Antonio si siquiera se había enterado, seguía durmiendo placidamente al otro lado del colchón.




Lo había maldecido entre dientes mientras le daba de beber a su pequeño y, ya de paso, iba a ver a los otros dos por si se habían dejado la luz encendida. Había sido un día muy duro, levantándose pronto para ir al banco a pagar la hipoteca antes de llevar a los mayores a la escuela y llegar al trabajo a tiempo para preparar informes y reuniones que durarían hasta las cinco con apenas media hora para comer.

Luego, de vuelta a casa con Juan Antonio viendo la tele con los tres niños encima sin estar duchados ni haber comido.Por eso, cuando logra dormirse, lo hace tan placenteramente que se abandona totalmente y logra tener un bello sueño. En él, Raquel vuelve a tener diez años menos, está a punto de acabar la Universidad y decide aceptar esa beca tan suculenta que le ofrecen desde Alemania para llevar a cabo ese proyecto tan novedoso que cambiaría muchas cosas desde entonces. Tiene una aventurilla con un tipo de Filología que había conocido en una fiesta, pero coge sus pertenencias y se larga a Alemania.

Allí, el proyecto es un éxito, colaboran todos los países de la Unión Europea enviando a sus mejores alumnos y Raquel es una de ellas. Los invitan de EEUU, de China, de Rusia, etc., para que expliquen el proyecto y Raquel tiene un papel destacado porque es la única que habla dos lenguas más aparte del inglés.

La vida le sonríe, tiene lo que siempre imaginó conseguir y viaja de un sitio a otro. Se suceden los días felizmente hasta que una noche de Marzo llega a su preciosa casa cerca de la una de la madrugada porque viene de una reunión importante a la que tenía que asistir como intérprete y protagonista y al final la cosa no fructifica. Le espera el baño preparado con sales compradas en Australia, pero esta vez está demasiado cansada incluso para desvestirse. Solo se quita la falda para que no se arrugue y se mete en la cama que huele muy bien.

Esta sola en casa, Juani ya se habrá ido una vez que ha hecho su trabajo y hay un silencio perfecto, lo que ella necesita para dejarse llevar por el sueño y en él verse con diez años menos encontrando un buen trabajo en una empresa innovadora, yéndose a vivir con el chaval de Filología que conoció en la fiesta y rodeada de tres pequeños, uno de los cuales está a punto de despertarla porque tiene sed.

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