EL PROBLEMA DEL "CUANDO". TOMÁS MORALES

NO TENER EN CUENTA EL CONTEXTO ES DESNATURALIZAR LA REFLEXIÓN

En general, “cuando” uno reflexiona sobre acontecimientos de la actualidad (Libia, Gürtel, E.R.E.s, Zapatero, crisis,….) no suele coincidir con “cuando” se publica la reflexión. Por lo que cualquier circunstancia aneja o ajena, que no se había previsto o no podía preverse, desmiente toda reflexión, a no ser que el lector contextualice, en el tiempo, “cuándo” fue hecha esa reflexión.

No tener en cuenta el contexto es desnaturalizar la reflexión.

Se dice que, una vez, un joven, en plena calle, estaba pegándole a un rabino judío. Cuando se le preguntó por qué le pegaba, el joven les respondió que porque los judíos habían crucificado a Jesucristo y lo habían matado. Cuando se le hizo ver que eso ocurrió hace dos mil años, el joven respondió que él acababa de enterarse ahora.

Descontextualizar un hecho es malinterpretarlo.

Uno, yo, aquí y ahora, no comprende cómo puede asegurarse la vida de las gallinas de un gallinero (léase “libios” y “Libia”) con hacer decir al zorro (léase “Gadafi”) que va a ser bueno, que no va a matar más gallinas, espantarlo/alejarlo del lugar y, luego, los espantadores volver a sus lugares de procedencia.

Porque el zorro, hambriento, volverá donde sabe que hay comida.

Pero nadie puede prever que mañana mismo el zorro se muera de un infarto, envenenado por una comida “en mal estado”, por un obús que entró, “casualmente”, por la ventana y “nadie ha sido”, porque se vaya de vacaciones perpetuas a casa de otro zorro como él, que también tiene su propio gallinero, o por un accidente, “casual”, en el avión en el que viajaba….

Descontextualizar la reflexión primitiva, no tener en cuenta “cuándo” se hizo, al ya no servir hoy, la ha vuelto inútil, sobrante. Es el peligro sobre reflexionar sobre la actualidad, que la realidad puede desmentirla y hacerla inútil al momento siguiente. No ocurre lo mismo cuando uno reflexiona sobre lo general. Yo puedo decir; “El “político” siempre, y sólo, piensa, en su actuar, en las próximas elecciones. El “estadista”, en cambio, siempre piensa en la próxima generación. De ahí que pocos “políticos” sean “estadistas”.

Y ahí queda eso. Nunca la realidad va a desmentirlo. Es la ventaja que tiene este tipo de reflexión, que queda fijada como frontispicia.

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