ESPAÑA Y LA EDUCACIÓN. JESÚS MARTÍN OSTIOS

LADRILLO, TURISMO Y ¿EDUCACIÓN?
La economía española basada en el ladrillo y el turismo hace crack y se tambalea. La intervención europea acecha a nuestro país. ¿Cuál es la respuesta de nuestro país? A nivel nacional, y a pesar de la existencia de un supuesto gobierno socialista, ceder a todas las imposiciones realizadas desde Alemania, es decir, hacerle el trabajo al próximo gobierno de Mariano Rajoy.

Los recortes impuestos desde Europa afectan con mayor gravedad a la sanidad y la educación. Pero ni PSOE ni PP están por la labor, unos hablan de mantener los presupuestos, otros llevan a cabo ya recortes en las autonomías en las que gobiernan. Pero a ninguno he escuchado hablar de invertir más en educación. En el caso andaluz más de 700.000 personas del millón de parados no poseen el título de graduado escolar. Quizás resulte imprescindible una mayor inversión en educación. Y, evidentemente, una reforma educativa que haga que nuestro país deje de ser un país de servicios y ladrillo y se convierta en un país que vaya instaurando un nuevo tejido industrial que permita paliar la situación de crisis económica.

Pero ello implica un acuerdo a nivel nacional en materia educativa y un debate extenso sobre la importancia de la educación. Y ese debate no es Religión o Educación para la Ciudadanía. La línea de actuación actual está provocando en líneas generales altas dosis de abandono escolar y los que llegan a la Universidad o a la Formación Profesional se ven abocados al paro al finalizar sus estudios o a marchar al extranjero en busca de trabajo. Eso sería trabajar para el futuro, invertir en educación y eso sería una reforma fundamental que debería llevar a cabo nuestro país.

Lo mismo podemos decir de otros sectores. España presenta altas tasas de corrupción urbanística, sin embargo, el número de inspectores de Hacienda es reducido. Y todo ello podemos extrapolarlo a otros sectores como la sanidad o la justicia. Las reformas actuales son parches, y esos parches solamente durarán hasta el próximo estropicio. Pero parece que eso es algo que no interesa a la clase política española más preocupada en debates estériles, carentes de ideas y de profundidad, debates únicamente centrados en el bajuno “y tú más” y en la falta de autocrítica. Mientras tanto, cientos de jóvenes se ven abocados a un futuro muy negro. La educación es la primera solución.

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