LA CAMPAÑA DE LA IGLESIA
Pocos teníamos dudas de que la desfachatez de la iglesia en España no tiene límites, pero lo que se ha podido escuchar en las últimas reuniones de la Conferencia Episcopal española clama al cielo (y nunca mejor dicho). Las últimas noticias me han provocado una crispación mayúscula, al igual que a toda persona que cree en un Estado separado de cualquier religión (http://www.publico.es/espana/402801/los-obispos-piden-votar-a-los-partidos-que-tengan-el-ideario-del-pp)
No contentos con los incontables privilegios que ostentan en este país de pandereta, los obispos y demás mandamases de la iglesia, aprovechan la mínima ocasión para realizar campaña electoral de forma obscena y grotesca a favor de la extrema derecha. Esto es inadmisible en un país teóricamente democrático y aconfesional (que no laico), ya que una institución privada y religiosa dedicada al culto de sus creencias debería guardar distancia de la vida política y nunca entrar en valoraciones ni orientaciones. Esto ocurriría si realmente Estado e Iglesia estarían totalmente separados, pero tal situación no se da en España. Casi a diario asistimos a un bochornoso espectáculo de participación fanática de la Iglesia en la política.
En lugar de guardar silencio y mantenerse totalmente alejada del mundo político e instituciones públicas, la alta jerarquía eclesiástica utilizando los enormes recursos que tiene a su alcance (grandes medios de comunicación, poderosas instituciones privadas, etc. etc.) y el gran poder que este país le otorga, se introduce en el juego político y como un partido más, ataca sin tapujos a toda fuerza política que no es de su agrado, o sea todo lo que no sea Partido Popular.
Las últimas declaraciones de la Conferencia Episcopal española en las que pide abiertamente el voto para el PP a todos los católicos, causan espasmo. Cual depredador que clava sus colmillos hasta lo más hondo de las carnes de su presa, los obispos atizan a todo aquello que no represente la ruin derecha que a ellos tanto les gusta y tanto les cobija. Tienen incluso el atrevimiento y la osadía de pedir el cambio y la abolición de leyes, normas y decretos que consideran contrarios a sus intereses, presionan al gobierno, al congreso y a los jueces, califican sus acciones, las denuncian, les hacen propuestas, les critican duramente, censuran comportamientos de personal sanitario, organizan manifestaciones en contra de todos ellos ...
Todo esto en muy pocos países del mundo sucede señores y señoras, solo en estados que permiten la existencia de una iglesia anclada en el siglo XII, que les deja campar a sus anchas y lanzar sus proclamas inquisitoriales.
¿Pero qué tipo de país es este? ¿Cómo se puede permitir que una determinada religión se inmiscuya hasta estos límites en los tres poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) en los cuales se basa el estado de derecho? ¿Estamos realmente en el año 2011 o continuamos en la baja Edad Media? ¿Se imaginan que jueces, políticos, profesores, médicos y todo tipo de personas accedieran al interior de las iglesias y les dijeran a los curas como deben realizar las misas? ¿Acaso les decimos como tienen que rezar, como hay que partir la ostia consagrada, como lanzar las oraciones? Lo cierto es que cada vez que el señor Juan Antonio Martinez Camino, Rouco Varela y todos sus secuaces salen a escena, me pongo a temblar y creo que con razón.
Iglesia católica española, por favor dejen de meterse en los asuntos públicos, los políticos a gobernar, los jueces a impartir justicia, los diputados a legislar, el pueblo a decidir y ustedes a rezar que es lo que saben hacer, ¡ya está bien de hacerle la campaña electoral a ningún partido político!
POR UN ESTADO REALMENTE LAICO.
POR UN MUNDO EN EL QUE LOS ESTADOS Y LAS RELIGIONES ESTÉN TOTALMENTE SEPARADOS.
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