EL RELATO MÍTICO COMO EJE DE LOS ACONTECIMIENTOS. JAVIER BELDA

EL RELATO MÍTICO COMO EJE DE LOS ACONTECIMIENTOS
A medida que la ciencia y la tecnología han ido avanzando se ha ido poniendo de manifiesto nuestra extraña condición vital en la que no somos el centro de nada. Ha llevado siglos estampar en las enciclopedias un modelo cosmológico en el que la Tierra no es el centro del universo, ni el Sol, ni la galaxia Vía Láctea, en la que por ende ocupamos un lugar remoto.


Llevará mucho más tiempo que nuestra forma mental incorpore todo ello para dejar atrás el dogmatismo primitivo. No hace mucho tiempo que han comenzado a surgir, fuera de los ámbitos académicos oficiales, nuevas tendencias que abren otras formas de comprensión.

En las recientes décadas se subestimó el trasfondo mítico de los pueblos como eje de las intenciones que operaban por detrás de los hechos. Una forma mental superficial y estática nos llevó a focalizar en lo más perceptual, tratando de interpretar el mundo desde los recursos minerales, energéticos o las coyunturas de poder. Sin embargo, esas antiguas corrientes místicas de las culturas se expresan en el mundo de hoy fluyendo hacia la superficie, dejando entrever otra causalidad de los acontecimientos sociales.

A modo de ejemplo en este artículo se cita, muy someramente, a la cultura maya, a la tensión en la zona de la antigua Persia o a la emergente China confucionista como ejemplos de trasfondos que actúan en el momento actual, lo cual nos lleva a intuir una resonancia mítica latente que de algún modo conserva su particular vibración original y produce atracción.

Los Mayas

Quienes ya han pasado por otros fines del mundo, el del presente año 2012 es uno más; sin embargo, un cierto escalofrío en nuestra espalda nos advierte que no es uno de tantos. “El tiempo era todo para los Mayas, por lo tanto sabiendo los acontecimientos pasados y sabiendo que el tiempo era cíclico, habiendo logrado un conocimiento avanzado sobre estos ciclos y pudiéndolos medir con exactitud, podían predecir cuándo irían a producirse nuevamente” explica Víctor Piccininni en La Experiencia del Tiempo.

Cada día escribimos nuevos episodios de nuestra historia, en la rueda del destino, que a través de millones de bits informáticos nos llegan en forma de crónica del día a día sobre la crisis, las actitudes políticas o los accidentes, como gotas que van colmando el vaso hasta producir el inevitable desenlace.

Con palabras inquietantes V. Piccininni nos invita a sentir la extrañeza de aquella forma metal de los llamados “señores del tiempo”. “Este tiempo histórico y lineal estaba integrado con el tiempo mítico circular en una misma concepción que hoy podríamos intuir como muy cercana a una concepción evolucionada que podemos denominar de tipo curva o en espiral. Pero esta concepción mítica del tiempo fue perdiendo fuerza con el transcurrir de la historia y el desarrollo, apogeo y decadencia de diferentes civilizaciones y culturas. Todo y, por ende también el concepto del tiempo, se fue externalizando, el ser humano se fue alejando de la experiencia interna y profunda del tiempo como algo sagrado”.

Ormuz

En 2012 las voces que hablan de la posibilidad de una 3a guerra mundial van en aumento y el vórtice del conflicto situado en el corazón de Eurasia es el Estrecho de Ormuz, ruta vital del comercio petrolero por donde pasan unos 15 millones y medio de barriles de crudo por día, cerca de un tercio de los envíos marítimos mundiales.

El libro sagrado de los persas es el Avesta, atribuido a Zoroastro, filósofo que vivió en el siglo VI a. C.. La doctrina reconoce un Ser Supremo, Ahura Mazda, que es eterno, infinito, fuente de toda belleza, generador de la equidad y de la justicia, sin iguales. Del núcleo de su persona salieron Ormuz y Arimán, principios de todo lo bueno y de todo lo malo, respectivamente. La creación de Ahura Mazda es la antítesis del caos. Todo el universo, incluida la humanidad, están implicados en este conflicto entre el Orden y el Caos. Por otra parte existe el concepto de Ley Eterna (Daena), cuyo orden ha sido revelado a la humanidad, es el orden correcto del universo. Dice el Avesta que la lucha entre Ormuz y Arimán ha de tener un desenlace final, y el triunfo será de Ormuz, el principio del bien. Resulta significativo el nombre “El Gran Profeta” que Irán ha dado a las maniobras militares iniciadas este mes de febrero en el estrecho de Ormuz y en el Golfo Pérsico. El deseo de invadir Irán por parte de EEUU viene de lejos. Se estima que sus reservas de petróleo son las terceras más grandes del mundo, con una extracción actual del 5% mundial, lo cual sería un gran botín para los invasores, pero de imprevisibles consecuencias inmediatas. De entrada, en caso de llevarse a cabo la amenaza iraní de cerrar el estrecho, la ya maltrecha economía americana experimentaría un enorme salto en los precios del petróleo, una caída de un 25% del PIB y un desempleo vertiginoso que como primera estimación afectaría a 1 millón de personas, según el analista Mike Brownfield. En estas circunstancias cabe preguntarse si vale la pena esta campaña bélica... O quizá exista otro interés más profundo en las gestas militares promovidas por EEUU. La historia nos muestra que la tendencia a constituirse como imperio mundial pasa tanto por la conquista territorial, como por la fuerza para mantener el control; tal fuerza no puede ser solamente militar, ya que en algún momento los pueblos deben aceptar a ese nuevo imperio. Lo sabía Alejandro Magno tomando como elemento cohesor a la cultura griega y también Constantino cuando convirtió al antiguo cristianismo en la religión oficial del imperio romano. Pero lo que hoy vemos es bien distinto: unos Estados Unidos atacantes sumidos en la decadencia, cuyos logros no van mucho más allá de poner luces de neón en el desierto. Desde este trasfondo nos brota el recuerdo de historias y leyendas épicas en las que los ejércitos del mal luchan de modo soez contra el bien que se muestra escurridizo y complejo.

Como todo necio que quiere tomar los cielos por asalto los guerreros actuales, cegados por sus espejismos, hacen acopio de vasijas y reliquias de culturas sagradas en un intento de apresar aquello que no comprenden, lejos de la virtud que permita captar que lo que buscan está en el origen e incierto destino de toda la humanidad.

China

“Quien realmente se está preocupando del mundo del 2050 es China” afirma el catedrático director de la Universidad Politécnica de Madrid Julián Pavón en una serie de vídeos que han alcanzado el millón de visitas en Youtube.

“En estos momentos China está preparando una estación espacial permanente en la Luna para el año 2020 con el fin de extraer materias primas, mientras que EEUU ha suspendido su programa lunar. Lo que China busca en la Luna es Helio3, material fundamental para las centrales de fusión nuclear”, relata Julián Pavón. Se estima que en el año 2050 se contará con este tipo de reactores, tecnología considerada de ficción por Occidente. Se calcula que en la Luna hay un millón de toneladas de Helio3, que dotarían a nuestro planeta de una energía inmensa a través de centrales de no-fisión-nuclear y por tanto no contaminantes.

El catedrático observa el trasfondo de la filosofía de Confucio en el desarrollo de China. “Si bien Mao Tse-Tung combatió al confucionismo, ahora China lo está recuperando, han hecho incluso una película de enorme éxito sobre la vida de Confucio. La filosofía confuciana habla de la introspección, considera que el hombre es bueno por naturaleza y que lo que tiene que hacer es meditar para encontrar la verdad en su interior, pero al igual que Sócrates, Confucio era peripatético, lo cual implica que su legado se basaba en el diálogo y, en definitiva, en la búsqueda de la verdad compartida”.

En el famoso vídeo, Julián Pavón nos habla con fascinación del periodo del siglo VI al IV a.C. “Son siglos extraordinariamente ricos que modelaron el pensamiento filosófico y religioso de la humanidad. Sun Tzu escribe el primer tratado de estrategia militar “El arte de la guerra” que ahora se está estudiando en las escuelas de negocios como base de la estrategia empresarial. Coetáneos de Sun Tzu fueron Confucio, Lao Tse, Buda en la India, Zoroastro en Persia, Homero, Sócrates, Platón, Aristóteles, Sófocles o Eurípides en Occidente”, prosigue el profesor. Explica J. Pavón que lo que más le impresionó de Sun Tzu fue el principio que dice: “el arte supremo de la guerra es someter al enemigo sin combatir”. “Yo me preguntaba ¿Y eso, cómo se hace? Obtuve la respuesta 2500 años después del texto, en un discurso que se denomina La estrategia de los 24 caracteres, de Deng Xiaoping: “Observa con calma, asegura tu posición, afronta los asuntos con tranquilidad, esconde tus capacidades y aguarda el momento oportuno, mantén un perfil bajo y nunca reivindiques el liderazgo”. “China ha sido capaz de convertir su desarrollo comercial en liderazgo financiero y ahora está en condiciones de convertirlo en liderazgo tecnológico, lo que quiere decir liderazgo militar y espacial”, concluye Julián Pavón.

También el periodista Rafael Poch hace referencia al trasfondo milenario de la emancipación China en su conferencia Sobre el “comunismo” después de su muerte. “En 1918, Lenin había definido el comunismo ruso como, “el poder de los soviets, más la electrificación de todo el país“, una definición más desarrollista y de poder que ideológica. El comunismo chino fue algo todavía más exótico. Consistió, y consiste, en, construir una China fuerte y próspera más el Da Tong. El “Da Tong”, es el ideal confucionista de la cohesión social derivada de una economía próspera y de una sociedad estable. Para lo que aquí interesa podríamos definirlo como un seudónimo de esas “características chinas” que los dirigentes de Pekín invocan siempre como una especie de comodín retórico cuando los occidentales pretenden darles lecciones”.

“Mientras los occidentales nos rompemos la cabeza intentando comprender las “rupturas ideológicas” entre Mao y Deng Xiaoping (el lío ese de qué tiene de “comunista” la actual “China capitalista”, etc., etc.), la simple realidad es que desde el punto de vista de esa definición, desde el punto de vista del “comunismo-estrategia desarrollo” Mao, Deng Xiaoping, Jiang Zemin y Hu Jintao y sus sucesores, son diversas tácticas del mismo propósito estratégico desarrollista chino común a todas esas generaciones. Todos siguen con gran coherencia y continuidad la vía del comunismo chino, tal como lo hemos definido. Mao optó por el comunismo soviético, por la misma razón por la que Deng optó por la economía de mercado americanizante, y por la misma razón por la que Hu se hace hoy socialdemocratizante y keynesiano con la “sociedad armoniosa”, etc.: porque en cada caso esas diferentes opciones son vistas como las más adecuadas para realizar el “comunismo-estrategia de desarrollo”; “construir una China fuerte y próspera más la armonía social del Da Tong”. Eso es el comunismo chino”, concluye Rafael Poch.

El Mito

En Occidente no vemos más que las sombras de toda esta explosión histórica. “La ocasión que lleve súbitamente a término el proceso puede ser cualquiera: por ejemplo, la coleta de un chino que asome por los Urales”, escribía Ortega refiriéndose a Europa en la Rebelión de las masas. En la mal llamada vieja Europa agonizan la libertad, la igualdad y la fraternidad, mientras que en Estados Unidos se pierde cual estrella fugaz un sueño americano que duró un instante, pero que deja tras de sí una pesadilla para millones en todo el planeta.

“El dólar no es más que chatarra, no vale nada, para respaldarlo sólo tienen sus 5.000 bombas nucleares”, comentaba el periodista mejicano Alfredo Jalife en una entrevista para la TV venezolana. “La globalización geoeconómica ya la ganaron los BRICS mientras que la mercantilista la ganó China, desplazando a Alemania en el primer lugar de las exportaciones, mientras que Estados Unidos tiene el control de la desinformación”.

En la misma entrevista Alfredo Jalife da también una reseña del trasfondo histórico remoto de los acontecimientos actuales: “ellos llamaron a su ataque a Libia Odisea al amanecer en referencia a la Ilíada y la Odisea de Homero, con la variante de que se llevaron primero el dinero del pueblo libio, que lo tenía en la banca anglosajona –137.000 millones de dólares– para finalmente sembrar el caos sobre el terreno y hacer el expolio total”.

Si en el 2011 hemos visto nuevos episodios de la ferocidad bélica con la que han golpeado al mundo árabe, todo indica que en el 2012 prosiguen con las campañas desinformativas y militares en África y Medio Oriente. Pero desde un plano mayor, inhibiéndonos por un momento del horror y la preocupación, tan sólo quedan pendientes los capítulos agónicos de quienes han frustrado su tentativa de convertirse en el imperio mundial, en su desesperado intento por salvarse y que no hará más que agudizar su declive.

Tomando distancia de los acontecimientos presentes es que podremos intuir una trayectoria en nuestra historia, con etapas tan especiales como aquella referida a los siglos IV al IV antes de nuestra era. Pero no podremos apresar plenamente en que estamos sin captar esta interrelación de tiempos que operan simultáneamente –momento en el que somos conscientes de lo alejados que estamos de la experiencia profunda del tiempo.

La palabra “mito”, si bien es recurrente, resulta ambigua debido a sus diversas acepciones. Silo matizaba que lo que se acerca es el tiempo histórico (no el tiempo mítico), en una entrevista con Enrique Nassar el 2 de enero del año 2000. “Lo trascendental necesita de condiciones sicosociales para que implete en la historia humana; esta irrupción afectará el tiempo particular de cada persona. Esta es una época de grandes perturbaciones, esta es una época pre-religiosa”, comentaba en la misma charla.

Con leves reseñas del antiguo legado hemos llegado al famoso año 2012; sin embargo, nadie con un mínimo de conocimiento de la situación mundial podría afirmar una hipótesis que describa nuestro mundo después del sábado 22 de diciembre de 2012, fecha que los Mayas señalaron como el punto de inflexión del gran cambio.

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