Sobre los presupuestos presentados por
el gobierno del Partido Popular no se me ocurre otra palabra que la de
vergüenza. Vergüenza de que un gobierno democrático tenga la desfachatez de
presentarlos como el remedio a los problemas de España cuando han sido ellos y
los que dicen llamarse socialistas los que nos han llevado a esta situación con
sus políticas urbanísticas y educativas. Vergüenza de los españoles que somos
capaces de aceptar tales recortes. De los españoles que somos capaces de movilizarnos
por un partido de fútbol y no por unos recortes que van a afectar especialmente
a las clases medias y, evidentemente, las más bajas. Vergüenza del recorte del 100% en la ley de dependencia.
No habrá financiación para los nuevos dependientes. Así que se las apañen como
puedan aquellos, que son muchos, con familiares enfermos o en situación de
dependencia absoluta, teniendo muchos que ellos que abandonar su trabajo.
Vergüenza del recorte del 0 % a la
Iglesia Católica y del 2 % a la Casa Real. ¿Por qué no se recorta a la Iglesia
Católica? ¿Es más importante la Iglesia que la Educación? ¿O que las políticas
de empleo? Los recortes en educación alcanzan el 21.9 %. Ya saben el sonrojo
generalizado que se producen en nuestro país cuando se publican los Informes
PISA. La solución es recortar en educación. Ole sus cojones. En cultura el
recorte alcanza el 15 %. Una sociedad
sin educación, sin cultura… es la solución que presenta el actual gobierno a la
crisis del país. ¿A quién van a ayudar estas políticas? ¿A las clases medias?
¿A los jóvenes?
Y mientras tanto las Leire, Magdalena,
Trinidad, José María, Felipe… seguirán comiendo de la sopa boba. Lo dicho,
vergüenza.
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