EL
HIJO DE SORAYA SÁENZ DE SANTAMARÍA
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Esta mañana me he desayunado con unas
declaraciones de la Vicepresidenta del Gobierno diciendo que los españoles
tenemos que hacernos a la idea de que nuestros hijos vivirán peor que nosotros.
No debería sorprenderme esta falta de
decencia y pudor en una mujer que no dudó en abandonar en brazos de otros a su
hijo recién nacido, para que nadie se le colara en su meteórica carrera
política en pos de Mariano Rajoy.
No debería sorprenderme y no me
sorprende, pero me ofende profundamente. Me ofende que lo diga quien tiene bien
forrado el riñón por los muchos años, a pesar de su juventud, que lleva
viviendo de lo público y ganando mucho dinero.
Me ofende de quien sabe que su hijo irá
a un colegio privado, a una universidad extranjera y será bien colocado como el
resto de los hijos, maridos, mujeres, primos, yernos, nueras de este Partido
Popular defensor de la familia, la suya, claro.
Estoy muy cabreada, ¡qué coño! Harta de
que hablen de sacrificio, recorte, esfuerzo y otras zarandajas los que tienen
tres y cuatro sueldos millonarios como ésta, Cospedal, Rato y demás. Harta de
que los que hacen reformas estratosféricas de sus palacetes de lujo me digan
que tengo que ahorrar ¿de qué, señores populares? ¿De calefacción? ¿Dejo que mi
hija pase frío en invierno para que no me digan que vivo por encima de mis
posibilidades? ¿En alimentación? ¿De qué quieren que nos quitemos los
trabajadores?
Y cuando no es la Vicepresidenta es el
dueño de Mercadona diciendo que nos hemos pasado 30 pueblos. ¿En qué, señor
Roig? Pago una hipoteca pequeña, de un piso pequeño, de una ciudad pequeña, del
extrarradio de Madrid. Pago un coche pequeño y que necesita mi marido para
trabajar porque es comercial. Veraneo en casa de mi familia en Canarias y si,
como este año, no tengo para el avión, gorroneo el apartamento que mi madre
tiene en Almería unos días. Mi hija estudia en la escuela pública. Somos
usuarios de la Sanidad Pública y no pagamos ningún seguro privado. Tenemos
nómina, pagamos nuestros impuestos, no sabemos dinero negro…
No quiero resignarme a que mi hija viva
una vida peor que la mía. Cuando menos quiero que tenga una vida como la mía:
decente, honrada, conseguida con su esfuerzo, estudiando, trabajando, labrándose
un futuro, sin haber pisado nunca a nadie, sin haber cometido ningún delito, si
haber vendido su alma al diablo.
No me da la gana, señora vicepresidenta,
de asumir que para que sus amigotes se lo lleven muerto, nuestros hijos tengan
que arrastrarse. No pienso rendirme sin luchar. Pongan freno a Camps, Fabra,
Matas, Bárcenas, Albondiguillas, Correas y demás Gurteles. Reclamen a quiénes
nos han robado en Bankia que devuelvan el botín. Metan mano a Urdangarines,
Borbones y Dívares. Hagan lo que tengan que hacer pero aparten sus sucias
garras de nuestros hijos.
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