LA
FIGURA DE GORDILLO
Creo que la figura de Gordillo empaña
bastante su propio movimiento, porque el personaje acumula muchas cosas de las
que recelar. Pero ayer estuve en la manifestación de Málaga y pude comprobar
algo: los manifestantes olían a humanidad y al sudor tras una larga caminata;
sus rostros hoscos cuadraban bien con el prototipo de miliciano irracional de
la guerra civil; la pobreza de sus ropas y el desafío de sus miradas podían
amendrentar a los paseantes de la calle Larios, pero... el líder que tomó la
palabra ante el micrófono lanzó un discurso en el que lo mitinero quedaba
sobrepadaso por el extremado rigor de sus argumentos, lanzados como puñetazos
certeros. Dijo lo mismo que un lúcido columnista podría haber escrito en un
periódico, sólo que esta vez lo decía en la calle, en el escenario de la
realidad, y no en la cápsula de la prensa. EL TÍO TENÍA MÁS RAZÓN QUE UN SANTO.
Como siempre, la imagen parece valer más
que las palabras y el icono de Gordillo, tan molesto porque nos retrotrae a una
España berlanguiana, puede desacreditar la única ACCIÓN que hasta ahora se ha
producido en la sociedad contra el escandaloso expolio del Estado perpetrado
por un gobierno títere y una clase política inexistente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario