LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN CORPORATIVOS. MIKEL ITULAIN.


¿MANCHADOS DE SANGRE HASTA EL CUELLO?

Que los medios de comunicación nos engañan es algo en cierta forma conocido, aunque no por una mayoría de la población. Pero el nivel de engaño y de falta de honestidad periodística es muchas veces mayor de lo pensado y con un alcance que pocas veces tenemos en cuenta.


Yo siento, hacia estos medios corporativos, porque pertenecen a las grandes corporaciones económicas, un sentimiento fundido de compasión y también de desprecio. Sentimientos ambos igualmente justificados, compasión por aquellos que venden su dignidad personal y profesional y que saben que están mintiendo a sus espectadores, oyentes o lectores; y de desprecio además de en parte por esto, también especialmente porque sus acciones no son simples mentiras que no hacen daño o que hacen poco daño, sino que pueden tener efectos catastróficos y crueles sobre muchísimas personas. Las guerras que han posibilitado los medios de comunicación son legión y estas quedan en la responsabilidad no solo de sus ejecutores sino en la de sus inductores, justificadores y exaltadores.

Dentro de los grandes crímenes contra la humanidad las acciones de los medios de comunicación ocupan un lugar relevante.

 El sufrimiento provocado por los <> de Occidente siempre se magnifica, se sataniza y se proclama a los cuatro vientos. En cambio, el sufrimiento provocado por Occidente y sus amigos se ignora, se dulcifica, se justifica y se destierra al olvido sistemáticamente. La consecuencia de este propaganda constante es que a mucha gente le resulta literalmente inconcebible que Occidente  pueda estar actuando de forma realmente censurable en el mundo: no se nos ocurriría bombardear un país de civiles hambrientos sin una buena razón, porque somos gente tradicionalmente humanitaria que actúa para bien.

...la opinión pública no tolerará el asesinato masivo de personas inocentes, a menos que esté convencida de que el objetivo es justo. Así que los medios de comunicación -particularmente la prensa <>, en la que la opinión pública deposita toda su confianza- están manchados de sangre hasta el cuello.
David Edwards & David Cromwell. Los guardianes del poder.

 Ahora están dale que te pego para conseguir que la población apruebe un bombardeo sobre Siria, silencian que EE.UU. y sus socios han estado y están financiando, formando y armando a extremistas islámicos y acusan de todos los males al gobierno sirio, aunque los hechos y los testimonios hablen en sentido contrario. Esto mismo hicieron en Libia, causando miles de muertos,  y la destrucción  y saqueo de un país que se ha cornvertido de nuevo en una  colonia explotada y dejándolo en manos de fanáticos, también ha sucedido y sucede en Irak, en Afganistán.... Y así siguen los horrores.
¿Por qué hacen esto?, ¿por qué se comportan de  ese modo tan poco honesto, incluso depravado?

Vivimos en un mundo creado por una pequeña minoría de gente rica  y poderosa que se ocupa de gobernar a la gran mayoría de pobres condenados a sufrir; un mundo controlado por rapaces empresas occidentales legalmente supeditadas a la lógica del cálculo económico, y por sus aliados del Tercer Mundo, tiranos armados hasta los dientes con arsenal occidental. Y aún así, los medios de comunicación, sin excepción, reflejan la violencia occidental como ética, humanitaria y protectora. Los redactores y periodistas no son los que arrojan las bombas o aprietan el gatillo, pero sin su servilismo para con el poder la opinión pública no sería víctima de engaño y la carnicería tendría que terminar.
David Edwards & David Cromwell. Los guardianes del poder.

Algún día tendrá que terminar esta carnicería, algún día tendremos que actuar para que este mundo sea un lugar vivible y no sigamos exterminándonos unos a otros. Ese día no llegará fruto de la casualidad, de esperar o de solo ponernos a rezar; dependerá en gran medida de lo que hagamos nosotros como ciudadanos occidentales, y un paso importante es acabar con la impostura, denunciar la impostura de los medios de comunicación que envenenan la mente de la gente que ignora los acontecimientos. Para acabar con la barbarie en la que vivimos es necesaria la información, el conocimiento. Manteniendo a esos medios, mal llamados de comunicación, conseguimos que se perpetúe el ciclo vicioso de la violencia, de la falta de respeto a los derechos humanos y del nulo respeto por la vida y la dignidad humana.


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