¿MANCHADOS DE SANGRE HASTA EL CUELLO?
Que los medios de comunicación nos
engañan es algo en cierta forma conocido, aunque no por una mayoría de la
población. Pero el nivel de engaño y de falta de honestidad periodística es
muchas veces mayor de lo pensado y con un alcance que pocas veces tenemos en
cuenta.
Yo siento, hacia estos medios
corporativos, porque pertenecen a las grandes corporaciones económicas, un
sentimiento fundido de compasión y también de desprecio. Sentimientos ambos
igualmente justificados, compasión por aquellos que venden su dignidad personal
y profesional y que saben que están mintiendo a sus espectadores, oyentes o
lectores; y de desprecio además de en parte por esto, también especialmente
porque sus acciones no son simples mentiras que no hacen daño o que hacen poco
daño, sino que pueden tener efectos catastróficos y crueles sobre muchísimas
personas. Las guerras que han posibilitado los medios de comunicación son
legión y estas quedan en la responsabilidad no solo de sus ejecutores sino en
la de sus inductores, justificadores y exaltadores.
Dentro de los grandes crímenes contra la
humanidad las acciones de los medios de comunicación ocupan un lugar relevante.
El sufrimiento provocado por los
<> de Occidente siempre se magnifica, se sataniza y se
proclama a los cuatro vientos. En cambio, el sufrimiento provocado por
Occidente y sus amigos se ignora, se dulcifica, se justifica y se destierra al
olvido sistemáticamente. La consecuencia de este propaganda constante es que a
mucha gente le resulta literalmente inconcebible que Occidente pueda estar actuando de forma realmente
censurable en el mundo: no se nos ocurriría bombardear un país de civiles
hambrientos sin una buena razón, porque somos gente tradicionalmente
humanitaria que actúa para bien.
...la opinión pública no tolerará el
asesinato masivo de personas inocentes, a menos que esté convencida de que el
objetivo es justo. Así que los medios de comunicación -particularmente la
prensa <>, en la que la opinión pública deposita toda
su confianza- están manchados de sangre hasta el cuello.
David Edwards & David Cromwell. Los
guardianes del poder.
Ahora están dale que te pego para conseguir
que la población apruebe un bombardeo sobre Siria, silencian que EE.UU. y sus
socios han estado y están financiando, formando y armando a extremistas
islámicos y acusan de todos los males al gobierno sirio, aunque los hechos y
los testimonios hablen en sentido contrario. Esto mismo hicieron en Libia,
causando miles de muertos, y la
destrucción y saqueo de un país que se
ha cornvertido de nuevo en una colonia
explotada y dejándolo en manos de fanáticos, también ha sucedido y sucede en
Irak, en Afganistán.... Y así siguen los horrores.
¿Por qué hacen esto?, ¿por qué se
comportan de ese modo tan poco honesto,
incluso depravado?
Vivimos en un mundo creado por una
pequeña minoría de gente rica y poderosa
que se ocupa de gobernar a la gran mayoría de pobres condenados a sufrir; un
mundo controlado por rapaces empresas occidentales legalmente supeditadas a la
lógica del cálculo económico, y por sus aliados del Tercer Mundo, tiranos
armados hasta los dientes con arsenal occidental. Y aún así, los medios de
comunicación, sin excepción, reflejan la violencia occidental como ética,
humanitaria y protectora. Los redactores y periodistas no son los que arrojan
las bombas o aprietan el gatillo, pero sin su servilismo para con el poder la
opinión pública no sería víctima de engaño y la carnicería tendría que
terminar.
David Edwards & David Cromwell. Los
guardianes del poder.
Algún día tendrá que terminar esta
carnicería, algún día tendremos que actuar para que este mundo sea un lugar
vivible y no sigamos exterminándonos unos a otros. Ese día no llegará fruto de
la casualidad, de esperar o de solo ponernos a rezar; dependerá en gran medida
de lo que hagamos nosotros como ciudadanos occidentales, y un paso importante
es acabar con la impostura, denunciar la impostura de los medios de
comunicación que envenenan la mente de la gente que ignora los acontecimientos.
Para acabar con la barbarie en la que vivimos es necesaria la información, el
conocimiento. Manteniendo a esos medios, mal llamados de comunicación,
conseguimos que se perpetúe el ciclo vicioso de la violencia, de la falta de
respeto a los derechos humanos y del nulo respeto por la vida y la dignidad
humana.
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