HUELGA 14 N 2012
“La huelga no ayuda en nada a España. No ayuda a la
imagen de España” decía el presidente Mariano Rajoy en una de sus primeras
valoraciones de la convocatoria del 14N. Pero, ¿a quién no ayuda la huelga?
Obviamente, a aquellos que se están beneficiando de la presente situación de
crisis. Son estos a quiénes una huelga general no conviene y por eso,
precisamente, hay que hacerla.
Casi seis millones de parados, una de cada cinco
personas viven por debajo del umbral de la pobreza, 532 desahucios al día, más
de un millón de personas pasan hambre… Nos sobran los motivos para ir a la
huelga. Una huelga que no ayuda a Mariano Rajoy, ni a sus “amigos”, ni a los
intereses de sus “amigos”. He aquí la razón de la huelga, un acto de fuerza
contra los intentos de la minoría financiera de sacrificar a la mayoría de la
sociedad para salvar sus negocios y aumentar sus privilegios.
¿Mala imagen? ¿Qué la huelga da mala imagen? Lo que
me parece que realmente da mala imagen son las colas cada día más largas en las
puertas del INEM, las detenciones preventivas a activistas sociales, los
comedores sociales desbordados, la gente que es echada de sus casas, las
declaraciones de Wert, las amenazas de intervención militar a Catalunya… Esto
sí da mala imagen y muestra al mundo lo que hoy es el Estado español: un país
golpeado de lleno por la debacle económica, con un régimen en crisis y con una
clase política incompetente al servicio de una élite financiera depredadora.
Que nadie se sorprenda entonces si el Estado español
se ha convertido en noticia internacional, al encabezar el ranking europeo de
la desigualdad y el paro. Los sueños de grandeza de algunos se esfumaron y el
papel internacional que le toca a hacer al Estado español es el del
anti-ejemplo en casi todo. ¿Hay excepciones? Sí, claro. La gente que lucha en
la calle, que protesta, que reivindica sus derechos, que no se resigna, que no
tiene miedo, que pide justicia y democracia, que reivindica el derecho a
decidir… Eso sí da buena imagen. El 15M fue una buena muestra, aunque a más de
uno no le guste.
Un fantasma recorre Europa
El 14N tenemos huelga general y lo que es más
importante, e inédito, huelga general en el Estado español, Portugal, Gecia,
Chipre, Malta, Bélgica francófona y cuatro horas de paro en Italia. Parece ser que
un fantasma empieza a recorrer la periferia de la Unión Europea, de esa Europa
golpeada por la crisis, los ajustes, la deuda y la austeridad. Una huelga
general que tiene que ser un primer paso para empezar a coordinar las
resistencias a escala continental. El capitalismo es global y la respuesta
tiene, también, que ser global, solidaria e internacionalista. Los sindicatos
mayoritarios llevan un retraso histórico y hasta ahora no han hecho casi nada
para coordinar internacionalmente las luchas. El 14N, aunque llega tarde, es al
menos un paso adelante.
Una huelga general que no puede limitarse a ser sólo
una huelga en los centros de trabajo. Hay que avanzar hacia una huelga social y
ciudadana. Una huelga donde no sólo paren las empresas sino, también, las
escuelas, los supermercados, los equipamientos sociales… y, en definitiva, los
barrios y las ciudades; donde personas en paro, precarias, jubiladas… tengan su
lugar y su papel; donde se creen comités de barrio para prepararla y grandes
manifestaciones para ese día. Una huelga que tiene que ser una palanca para
impulsar un proceso de lucha sostenido en el tiempo. Y para que después de una
huelga general, como ha pasado en Grecia, venga otra y otra y otra.
El 14N no sólo debe servir para protestar por los últimos
recortes de Rajoy. Hay que ir más allá.
Stop deshaucios, stop despidos, stop pobreza y stop deuda, es lo que
pedimos. ¿Pagar su crisis? ¿Pagar su deuda? ¡Que no cuenten con ello! Vivimos
una situación de emergencia social y las demandas de la huelga tienen que estar
a la altura de las circunstancias, tomando el espíritu del 15M y del 25S “Rodea
el congreso”, sin los cuales hace tiempo estaríamos vencidos.
¿Derecho al trabajo?
De aquí unos días, y a medida en que se acerque la
fecha de la huelga, oiremos en tertulias y debates varios invocar el “derecho
al trabajo”. Pero, ¿tenemos “derecho al trabajo” y a un trabajo digno los 365
días del año? Creo que no. Acordarse sólo del “derecho al trabajo” cuando hay
huelga resulta sospechoso. Como tampoco creo que muchas personas en trabajos
precarios, eventuales, subcontratas… puedan ir el próximo día 14N a la huelga
sin arriesgarse a perder el empleo. Los piquetes en una huelga general son
imprescindibles para garantizar que cada uno de nosotros pueda hacer huelga, al
margen de las presiones de la patronal y para vencer a su piquete del miedo y
la coacción, un piquete invisible, que no sale en los medios, pero letal. “Sin
miedo” ha sido una de las grandes consignas del 15M, pero funciona mejor en la
calle que en el puesto de trabajo.
Y, precisamente, porque queremos trabajar dignamente
vamos a la huelga general. “Pero perderé un día de trabajo y sueldo… y para no
conseguir nada” dirá más de uno. ¿Y cuánto vamos a perder si no paramos, si no
nos manifestamos, si no hacemos huelga? Mucho más, sin lugar a dudas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario