DONDE
DIJE GAY DIGO GUAY
Tal vez la esquizofrenia de la derecha con el
matrimonio homosexual se sintetizaba en el presidente del PP en Málaga: a la
vez en contra, como votó en la Diputación, y a favor, como votó en el
Ayuntamiento. Así siempre podría presumir de haber estado 'en el lado correcto
de la Historia', según la expresión del alcalde de Nueva York. Pero la realidad
no admite esos enjuagues ventajistas. El PP se situó en el lado equivocado; y
no por su fracaso en el Tribunal Constitucional. El error fue la estrategia
política de unir su suerte a la Iglesia cuando ambos, en su peor momento,
necesitaban movilizar a los suyos con alguna cruzada. De ahí aquellas manifas y
misas azuzando los demonios de la izquierda devastadora contra la familia con
Zapatero en el rol de Anticristo Civil. Ahora el PP mira para otro lado y la
propia Iglesia blanquea sus críticas ásperas. Seguro que los obispos ya no
volverán a la calle con sus eslóganes furibundos y su exorcismo moral. Ya no
toca.
Lo malo para el PP es que la Iglesia sí resultaba coherente
consigo misma. En definitiva, la homosexualidad va contra su ideario, que
tiende a ir con años y hasta siglos de retraso. Incluso siguen patrocinando la
abstinencia antes que un condón, y, como decía el capellán franquista de 'La
escopeta nacional', «¡Lo que yo he unido en la tierra no lo separa ni Dios en
el Cielo!». Es natural que proclamen la necesidad de «un padre y una madre»,
como se aferraron a que las mujeres no tienen alma. Algún siglo de estos se
pondrán al día; y quizá lleguen a ocuparse más de los desahuciados que de los
gays. Pero la Iglesia es la Iglesia; en cambio el PP, al unir su suerte a la
curia por decisión táctica, arrastró su ideario al plano de la irracionalidad,
compartiendo discursos a veces delirantes a dos pasos de esos predicadores
enajenados que proclaman que «el huracán 'Sandy' es un castigo de Dios por
aprobar el matrimonio de homosexuales».
La Iglesia puede proclamar que los gays no van al
cielo, porque es su negociado; pero el reino del PP es de este mundo y presumen
de ser el partido que mejor representa a los españoles. Tal vez, pero, según el
CIS, siete de cada diez ciudadanos apoya el matrimonio homosexual y casi todos
los jóvenes; un igualitarismo que progresa en Europa e incluso USA. Pocos
dirigentes del PP tuvieron entonces la gallardía de plantar cara; y ahora es
impúdicamente tarde, rizando el rizo de la hipocresía, para decir que eran
partidarios desde siempre. A ver, a ver, a ver: votaron contra la Ley,
recurrieron al Constitucional, han mantenido ese recurso durante siete años, se
han pronunciado incluso contra su retirada. ¿Y ahora celebran la solución del
TC? Han hecho mal, pero sobre todo han hecho el ridículo.
FUENTE: DIARIO SUR
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