EL EURO POR RECETE Y EL
RECOPAGO
Algunas reflexiones desde de la óptica de un
ciudadano "dempeus", profesional de la salud
¿Que es más eficiente la cicuta o el cianuro? ¿Y si
se usan las dos?
Ya están aquí las primeras evaluaciones tópicas de
eficacia económica en lo referente a las recientes agresiones y penalizaciones
al acceso de medicamentos (ver y leer al final del post) . Se habla y escribe
de ello con toda la naturalidad, en términos
de venta, recaudación, disuasión, ahorro, o flujos de mercado. Ni siquiera se contemplan las repercusiones en
salud, sanidad, dolor, enfermedad y muerte. Un verdadero insulto a la democracia
y a los derechos sociales.¿Que adelgaza más?
Eliminar el primer plato, o el
segundo?, ¿Y si eliminamos los dos, y de
paso los postres? ¿Y eliminarles la cartilla de racionamiento? ¿Y si vendemos
el comedor a una franquicia…, o lo cerramos y mandamos los de la cola a Cáritas
? En definitiva HAMBRE y más hambre para los hambrientos...
¿Qué es lo mejor de los REpagos, el efecto
disuasorio o el recaudatorio, … o los dos juntos? Y además el plus de la sumisión y resignación
de una ciudadanía atemorizada y doblegada a nuevas penalidades… autoinculpada y
rendida a la “lógica” de la crisis y de su estafa. ¿Que significa para los
gobiernos y los estudiosos de ESADE, o las Faes/fundaciones neoliberales y
mercantiles, el “éxito” de financiar,
(que no es igual a vender), cada vez menos en medicamentos? ¿Lo medimos en euros de “gasto” público que
se ahorra el erario, o en beneficios a privados?, ¿o lo medimos como nosotros
proponemos en salud pública, en bienestar y en eficiencia sanitaria?¿Que
significa eso celebrar que los fármacos, una vez prescritos por facultativos
del sistema público de salud, en receta oficial, no se retiren de las boticas
de farmacia? ¿Aplaudimos la omisión de cumplimiento y el uso terapéutico
ordenado por el médico? ¿O es que
resulta aceptable que los gobiernos (esos que dicen “ que pagan ellos” cuando
el dinero es nuestro y ellos se limitarían a administrar, muy mal por cierto)
animen a desatender las recomendaciones de medicación e incumplirlas, a cuenta
y riesgo del enferm@ rebelde, o simplemente pobre? ...
¿Se puede tolerar que el abuso de
prescripción, a manos de la muy evidente presión de la industria farmacéutica,
esa que tiene las manos libres para toda propaganda y promoción que apetezca,
suponga el castigo, la penalización final, para aquellas personas con más y
mayores necesidades de medicación: léase mayores, jubilados, pensionistas,
discapacitad@s y personas con enfermedades crónicas?¿Se puede aceptar como
normal, consecuente y civilizado que los profesionales sanitarios que prescriben,
médic@s, enfermer@s, y equipos de salud, puedan acatar dócilmente que su orden
terapéutica sea contraordenada o laminada por la imposición de una tasa o un
REpago económico que dificulta o puede impide su acceso real? . ¿Y que el
objetivo explícito de esa tasa, carga o penalización sea precisamente
“disuadir” de la compra de esas recetas, órdenes?¿Quién y donde se van a
contabilizar las muertes, la enfermedad y el dolor que van a provocar- con
absoluta certeza- esas faltas de tratamiento? ¿Vamos a secundar sus planes, abdicando del derecho que nos asiste
a ser tratados para nuestra salud?
De todas - todas, y llegados a este punto, una
recomendación en mayúsculas: ¡Que nadie prescinda bajo su responsabilidad, o
producto de su indignación, del uso de
la medicación que realmente necesita y le ha sido prescrita! Debemos luchar,
debemos resistir, debemos acabar ganando
la partida a esas políticas criminales, y para eso debemos estar viv@s y
activ@s... Pretenden que caigamos en la
trampa perversa y la vergüenza de confundir el abuso y mal uso que se puede dar
en un sistema sanitario universal y público como el que hemos tenido hasta
aquí, con la necesidad del castigo general y la bondad de sus repagos y
recortes. Somos muchas las entidades
progresistas y científicas del ámbito de la salud que hemos venimos
denunciando, por exceso ( intencionadamente rentable para intereses de mercado) la
biomedicalización, abusivo curativismo
mecanicista, el hospitalocentrismo y en
definitiva biomedicamentalización, para animar a su corrección, que no para el
presente recorte economicista y la des-financiación culpable del sistema
público y universal.Intentan rentabilizar el discurso corrosivo de culpabilizar
a los pacientes del uso/mal uso de la medicación que les ha sido prescrita
precisamente por su médic@ del sistema público.
Insisten: “Nos recetan demasiado, vamos demasiado al médico, abusamos
(más los “otros”, por supuesto) del sistema, o el vivimos y nos medicamos por
encima de nuestras posibilidades“ Es la letanía permanente de los gobiernos
neoliberales y mercantilistas a ultranza…
Son erróneas y lamentables percepciones populares
que instrumentalizan como argumento “común” para recortar más y peor: Para
eliminar de la financiación pública medicamentos de uso habitual (ellos dicen
ahora “de escasa o dudosa eficacia”, ergo que pintaban ahí ?); para su escaso apoyo al uso razonado (que no
razonable) y explicado de los medicamentos;
para una culpable desafección al uso y promoción de genéricos; para imponer tasas violentas como la del
“euro por receta” a fin de recaudar y castigar en alguna/s comunidad/es, y del
coREpago porcentual por orden Mato/ministerial;
para usar las oficinas de farmacia como ventanillas de cobro de tasas e
impuestos distorsionando así la labor sanitaria del profesional de farmacia que
es un agente más del equipo de salud;
para situar a las farmacias en el límite de su sostenibilidad a base de
retrasos en el abono y de demoras de meses en el pago de sus expediciones…
o soportar las pequeñas boticas, o
cerrar. Nada que ayude realmente a
prescribir bien (y “des-prescribir” a veces), bien y siempre bajo criterio
médico y tras una concienzuda valoración: necesidad/ indicación/ beneficio-
riesgo/ precio/ dosis/ duración/ control
y seguimiento. Nada para impedir la
intoxicación mediática y la plena tolerancia mercantil de fármacos de
“publicitarios- libre acceso de mercado”, o la aparición y uso de pretendidos
nuevos fármacos (a menudo falsas novedades o falsas nuevas indicaciones de
indicación) con las menores exigencias de ensayo y precaución de toda la U.E.
– recordar aquí que con apenas 450
principios activos se cubriría todo el espectro de necesidades terapéuticas- , total impunidad y vía libre para una ristra
de falsos medicamentos autoetiquetados como “naturales” y denominados realmente
como “milagro” y que no son sino fraudes esotéricos y chapuceros de la ley, al
amparo de determinadas corrientes críticas
( por otra parte en ocasiones justificadas y bien construidas) con/contra
la farmacología convencional. Es
imprescindible denunciar también aquí, con toda transparencia que los efectos
indeseados, secundarios, o interacciones, del uso de la medicación suponen la
cuarta causa de muerte en las estadísticas, solo precedidas por el Infarto de
miocardio, el ictus cerebral, y el cáncer. Pero en el otro platillo de la
balanza, la cantidad de curaciones y resoluciones vitales que aporta la
medicación correcta y bien usada es no mesurable, incuestionable y suponen un verdadero avance
objetivo en salud.
La posición que sostengo y en que abundamos es
nítida: Prevalencia de criterios del
“Primum non noccere”, o “lo primero no hacer daño”, y la de prescribir
“todos los medicamentos necesarios, y ni uno de más”, como hemos venido
reivindicado en Dempeus, junto con tantas otras organizaciones, desde
siempre. El gran secreto a voces de un
uso correcto y una prescripción justa es bien conocido: Promoción de la salud,
y de intervención positiva en todos sus determinantes sociales, (trabajo,
vivienda, alimentación, medio, cultura, … lucha contra las desigualdades),
prevención primaria, mejora de las condiciones, los recursos, las atenciones, y
el tiempo de relación/atención entre equipo sanitario/médic@ - y
paciente/usuario, fundamentalmente en la Atención Primaria. En cambio los
gobiernos neoliberales siguen ignorando todas esas orientaciones
perfectamente contrastadas y
documentadas (OMS incluida). Se constata
un desprecio impune del criterio científico terapéutico, una omisión nada
neutral y sorprendentemente acatada y
asumida sin apenas respuesta, ni protesta, por parte del colectivo de
profesionales, tan celoso y activo, él, en otras ocasiones en aras a una
supuesta independencia y autonomía.
Apenas alguna voz escasa (y silenciada en los medias) denuncia desde
argumentos de salud, deontológicos y científicos esta brutal regresión
sanitaria que son los CoRepagos. Los
colegios profesionales, y tantas otras respetadas e ilustres academias,
asociaciones y organizaciones científicas
del sector salud en su acepción más amplia, guardan un sospecho silencio o
pasividad sumisa ante esta agresión en
toda línea. Tanto en la aceptación descrita en este apartado como en otras
muchas, ya sea en forma de decretos autonómicos o inclusive en Leyes Generales,
como el vergonzante y acientífico Decreto Ley de PP/Sanidad 16/12 en que se
propone llanamente y simplemente liquidar el Sistema Nacional de Salud. ¿A que
esperan profesionales, ciudadan@s, gentes diversas, todavía para denunciar? Desde Dempeus per la Salut Pública llamamos a
las conciencias, a su dignidad, a su profesionalidad, a su solidaridad, a su
humanidad. Es hora promover un gran
movimiento que confluya para contra-argumentar, hora de llamar a la objeción
debida, para proponer la legítima defensa. Mejor aún, más claro, más
contundente, más honesto, hora
inaplazable de proponer ¡LA INSUMISIÓN cívica y democrática! ¡Salud !
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