LA
EDUCACIÓN Y EL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
Si de verdad la mejor forma de decir es hacer, como
profesor de secundaria, me propuse explicarles el pasado lunes 19 de noviembre,
a mis alumnos del Ies Antonio Gala de Alhaurín el Grande ( Málaga), el alcance
del derecho constitucional a la libertad de expresión, a la vez que inspirarles
en la defensa de la educación pública. Aprovechando una visita al Congreso de
los Diputados, decidí acompañarlos con una camieta, de un color verde
llamativo, donde se podía leer la frase " educación pública de todos para
todos", ante la mirada de sorpresa de unos, y de complicidad de otros.
Pero la sorpresa se transformó en estupor cuando la persona responsable de la
visita, me abordó para pedirme el móvil con el que me fotografié en el interior
del Congreso, y ante mi negativa a entregárselo, me exigió, sin éxito por su
parte, que la borrase. Me insistió que no podía visitar el congreso vestido
con tal camiseta, dejándonos claro que la libertad de expresión que yo
esgrimía, paradójicamente, no podía ser invocada en sede parlamentaria, y que
sólo a sus señorías correspondía tal derecho, y que los ciudadanos debemos
abstenernos de emitir nuestras opiniones en dicha sede, que a lo sumo cada 4
años podríamos ejercerlo. Perplejo ante tal argumentación,y como quiera que yo
insistía en llevar la camiseta de la discordia, ya en el hemiciclo, me abordó
un segundo ujier más enérgico aún, que con los mismos argumentos en forma de mantra
y amparándose en órdenes de sus superiores, me exigió deponer mi
"desafiante" actitud, o cubriendo mi camiseta o saliendo del
edificio. Curiosamente esta escena de desarrollaba junto al escaño, ahora vacío
del Presidente del Gobierno... Finalmente, ante la indignación de los alumnos,
se limitó a impedir mi presencia en la foto oficial, momento en el que me
espetó aquello de " por culpa de actitudes como la tuya, nos veremos
obligados a impedir a los ciudadanos la visita al Congreso". Sobra decir
la respuesta que nos dio, cuando se le preguntó qué ocurría con aquellos
colegios privados que pasean sus escudos e insignias libremente en sus visitas
por los pasillos de esta tan alta institución: "ellos, no dan
problema". Inmediatamente pensé que estaba en lo cierto, que por su boca
se deslizaba lo que nuestros gobernantes han decidido: que nosotros somos el
problema: la Educación Pública.
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