LAS
LÁGRIMAS DEL REY JUAN CARLOS
Leo en diversos medios las declaraciones del rey
Juan Carlos a los periodistas en un viaje a la India sobre la situación
española: “Desde fuera, -dice el monarca-España se ve mejor, sales más contento
de la imagen de España. Dentro, dan ganas de llorar, todo son penas”.
Parece mentira que haga esa afirmación sin darse
cuenta que si aquí nos dan muchas veces ganas de llorar es, en gran medida, por
el comportamiento del Rey y de algunos miembros de su familia. Da ganas de
llorar que a estas alturas de la historia nuestro pueblo tenga un jefe del
Estado sin haberlo elegido y que se de por bueno que el tampoco podamos hacerlo
con el siguiente. Da ganas de llorar la opacidad que afecta a los negocios del
Rey y que los españoles no podamos saber ni cuál es su fortuna adquirida
mientra ha ocupado la Jefatura del Estado ni cómo la ha obtenido. Da ganas de
llorar que sepamos que él ha sido quien ha abierto las puertas a los negocios
sucios de su yerno y también que sea siempre el mejor aliado de una oligarquía
empresarial y financiera que está en el origen de los males más graves que
sufre nuestra economía. Da ganas de llorar que no tenga esa misma empatía con
otros grupos sociales y también que asuma sin más las posiciones ideológicas
que mantiene justamente la parte de la población más privilegiada mientras que
se presenta como Rey de todos los españoles.
Da ganas de llorar que se dedique a disfrutar a
costa del erario público en actividades francamente innobles por no decir que
poco éticas y da ganas de llorar que le bese la manos con tanto ahínco a los
jerarcas religiosos cuando luego lleva una vida personal tan poco ejemplar y
del estilo que estos últimos condenan en sus pláticas.
Aquí no todo son penas, como él bien sabe
perfectamente. No las tienen sus amigos enriquecidos a la sombra del poder, los
que se benefician constantemente de la inmunidad (empezando por él mismo) o de
los indultos, los que siempre tienen la suerte de que le prescriban los casos
judiciales que deberían llevarlos a la cárcel, los que se han hecho de oro
engañando a la gente y a quienes el Rey recibe en palacio cada dos por tres,
los que viajan a su lado diciendo que venden la imagen de España cuando lo que
hacen es irse a ganar dinero de cualquier forma mientras evaden impuestos en
España.
Quienes tienen penas en España son otras personas,
pero no son las cercanas al Rey y por eso se extraña el Monarca de sus llantos.
Aquí lloran los miles que están perdiendo su casa a
manos de bancos depredadores sin que al Monarca le haya salido ni una palabra
ni el más mínimo gesto de solidaridad y apoyo efectivo.
Si el Rey Juan Carlos tuviera lo que tiene que tener
un buen Jefe de Estado (o simplemente una buena persona) para no hacer llorar a
muchos de sus conciudadanos no se iría de caza cada dos por tres, o de copas
con sus amigos y amigas multimillonarios, o a ganar quién sabe dónde aún más
dinero, sino que estaría en la puerta de las casas donde los banqueros se
quedan con las viviendas de la gente humilde que se han quedado sin ingresos
por su propia avaricia.
Si el Rey Juan Carlos fuese a sus puertas a consolar
a esta gente y a evitar con valentía que los dejen en la calle, si en lugar de
ponerse tantas medallas en el pecho pusiera su estampa delante de la policía
para evitar que la gente más indefensa pierda sus casas, entonces sí, entonces
Juan Carlos de Borbón sabría por qué se llora tanto en España.
El problema de tener pocas luces es que no alcanza a iluminar el problema que cada cual tiene, sobre todo cuando los problemas tienen relación directa con nuestra capacidad o poder de hacer. Nuestra pobreza o riqueza real tiene la dimensión de lo que creamos, el poder real marca esos limites, somos eso y tenemos eso, si generamos riqueza tendremos riqueza, si generamos pobreza somos pobreza, no vamos a obtener de la realidad nada que no seamos. El poder temporal nos da la oportunidad de vernos en una dualidad que se proyecta como un espejo, y ver en sus extremos nuestra realidad y así poder ver lo que somos, lo que estamos creando. Tener toda la riqueza de este mundo es solo un indicador de nuestra extremada pobreza. No tener la luz suficiente del conocimiento y al verdad para intuirlo, si es una verdadera pena. ¿Por que creéis que se dijo: 'Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de los Cielos ' ?
ResponderEliminarEl rey entiende de crisis lo que los curas de sexo, ambos no tienen ni idea pero eso no hace que se corten con los consejitos.
ResponderEliminarLos curas no entienden de sexo?no sé yo
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